Logró ganancias netas de 63 millones de dólares, un Premio de la Academia, y un Oscar honorífico, pero Canción del sur (Song of the South) es recordada como una película “anticuada” y “bastante ofensiva” que The Walt Disney Company intenta eliminar de la historia del cine.
Desde su estreno en 1946, los directivos se han negado a lanzar el largometraje en formatos como VHS, DVD o Blu-ray para el público estadounidense por temor a las reacciones violentas y críticas de racismo. Incluso en 2020, cuando el CEO de la compañía, Bob Iger, se le preguntó si podría incluir el título en la plataforma Disney+, este respondió que el filme “no es apropiado en el mundo actual”.
Una de las películas más impactantes de Disney
El largometraje está basado en las historias de El tío Remus, un clásico libro de Joel Chandler Harris que recopiló la tradición oral afroamericana. Los acontecimientos se desarrollan en una plantación del sur de Estados Unidos, después de la Guerra Civil.
La trama sigue a Johnny, un niño de 7 años, que visita a sus abuelos durante las vacaciones de verano. Allí, conoce al Tío Remus, un sabio y amable hombre que le cuenta historias sobre un mundo mágico habitado por animales antropomórficos conocidos como los Hermanos Brer. A través de sus fábulas, el pequeño aprende lecciones sobre la vida, la amistad y el respeto. También se explora temas como la nostalgia por el pasado, la pérdida de la inocencia y la belleza de la naturaleza.
Las intenciones de la película parecían benévolas. Pero entonces, ¿qué salió mal?
Una producción que nació en tiempos difíciles
Desde el primer anuncio de la producción, organizaciones como la NAACP (Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color) y el Consejo Americano de Relaciones Raciales, se opusieron a su desarrollo ya que el texto original per se, perpetuaba estereotipos negativos sobre los afroamericanos, como la pereza, la superstición y la sumisión.
Walt Disney sabía a lo que se enfrentaba, y aún así decidió seguir adelante. Le pagó a la familia del escritor Harris USD 10 mil dólares por los derechos de autor, y contrató al guionista Dalton Reymond para desarrollar el libreto un año antes del fin de la Segunda Guerra Mundial.
“La situación de los negros es peligrosa”, escribió el publicista de Disney, Vern Caldwell, al productor del filme, Perce Pearce, mientras el guion estaba en marcha. “Entre los que odian a los negros y los que los aman hay muchas posibilidades de entrar en conflicto con situaciones que podrían abarcar desde lo desagradable hasta lo controvertido”.
En medio de las críticas, Disney contrató al actor y escritor afroamericano Clarence Muse como consultor. Él intentó sugerir que se retratara a los personajes negros de forma “digna”, más allá de los ”estereotipos sureños”. Pero sus peticiones fueron ignoradas por Reymond, por lo que renunció rápidamente.
Las únicas dos referencias “positivas” que Muse logró incluir fueron un hombre blanco exclamando: “Tenemos que pagarles a estas personas. No son esclavos”, y otra donde el tío Remus se muestra ofendido después de que le ordenaran no leerle más historias a Johnny: “Soy un hombre libre; no tengo que aceptar eso”.
Las referencias racistas de “Canción del sur”
En Canción del sur, hay muchos ejemplos de racismo. Desde el inicio, se presenta una visión idealizada de la vida en las plantaciones características del sur de Estados Unidos. No se aborda la brutalidad y la opresión del sistema, sino que hay una relación armoniosa y casi amistosa entre los antiguos esclavos y sus empleadores blancos.
El propio tío Remus, interpretado por James Baskett, es una figura amable y paternal que perpetúa el estereotipo del “negro alegre” y contento con su situación. Algunas líneas de diálogo como “los negros son criaturas felices”, o la canción ganadora del Oscar, “Zip-a-Dee-Doo-Dah”, mantienen un tono optimista muy alejado del contexto real.
En el año que se estrenó el largometraje, las leyes Jim Crow aún estaban en vigor y los afroamericanos enfrentaban una discriminación extrema en cada aspecto de sus vidas, lo que empeoró la insensibilidad de la historia. El agravante final es una línea de Remus en la que recuerda con nostalgia el periodo esclavista: “Hace mucho tiempo, cuando cada día era muy satisfactorio. Si me disculpan por decirlo, fue mejor en todos lados”.
Por otro lado, las jergas, los insultos, y una fábula en la que dos personajes recrean un bebé negro usando alquitrán (sustancia de petróleo oscura) fueron suficiente para que el diario The Afro-American la calificara como “una pieza de propaganda para la supremacía blanca tan viciosa como la que Hollywood jamás haya producido”.
Los actores defendieron el contenido del filme
El título cuenta entre su elenco con Hattie McDaniel, estrella de Lo que el viento se llevó y la primera artista negra en ganar un Premio Oscar. En una entrevista de 1947, la actriz declaró al medio The Criterion que no consideraba “racista” a Canción del sur: “Si en algún momento hubiera pensado que alguna parte de la película era degradante o perjudicial para mi pueblo, no habría participado en ella”.
Su coprotagonista, James Baskett, respaldó su apoyo a la cinta y expresó: “Creo que ciertos grupos están causando más daño a mi raza al intentar crear división que el que jamás podría surgir del filme”. Por su lado, más que describirla como racista, la crítica lamentó la “mirada ingenua y equivocada” que tuvieron sus creadores acerca del periodo de esclavitud y su insensibilidad a las cuestiones raciales.
Existen otros defensores del proyecto, como la elogiada actriz Whoopi Goldberg quien en 2020 reveló que esta era su película favorita de Disney y que estaba trabajando para lograr su relanzamiento: “Estoy tratando de encontrar una manera de hacer que la gente comience a debatir sobre traer de vuelta Canción del sur, para que podamos hablar sobre qué fue, de dónde vino y por qué salió”, le dijo a Yahoo Movies, rescatando su valor histórico.
Sus esfuerzos se contradicen con la posición del estudio cinematográfico, que se rehúsa a reestrenarla o siquiera incluirla en el catálogo de Disney+. Sin embargo, existen otras producciones como Dumbo, El libro de la selva, Aladdin o Pocahontas que, pese a los comentarios negativos recibidos por sus “representaciones culturales obsoletas”, aún se pueden ver en streaming.
En algunos de estos casos, la empresa incluyó un descargo de responsabilidades al inicio, intentando emular la estrategia de Warner Bros. Al tener más de 100 años, esta última compañía también produjo contenido problemático como algunas escenas de la serie Tom y Jerry (1940), que según se lee sus versiones para DVD y Prime Video, son culturalmente insensibles, racistas y prejuiciosas.
“Los cortos pueden representar algunos prejuicios étnicos y raciales que alguna vez fueron comunes en la sociedad estadounidense. Esas representaciones estaban equivocadas entonces y lo están hoy”, se lee en los descargos.
Pero con Canción del sur, los esfuerzos de Disney se centran en no dejar ningún rastro de ella. En 2020, la compañía eliminó Splash Mountain, una atracción inspirada en el film, de todos sus parques temáticos. Y el año pasado, en 2023, borró la icónica canción “Zip-a-Dee-Doo-Dah” de su desfile Magic Happens en Disneyland.