El Festival Internacional de Cannes, famoso por su glamour y prestigio, también ha sido escenario de momentos polémicos y transgresores que sacudieron el evento. Desde declaraciones incendiarias hasta películas que llevan al público al límite, las anécdotas abundan en la historia del festival.
A continuación, recordamos cuatro impactantes sucesos que ocurrieron en la riviera francesa.
¿Simpatizante de Hitler?
El director danés Lars Von Trier suele ser una figura polémica en Cannes. Su película Dogville fue etiquetada como antiamericana en el 2003 y en el 2009, el título Antichrist sorprendió con escenas de mutilación genital y sexo gráfico. Sin embargo, en 2011, cruzó una línea que lo convirtió en persona no grata del festival. Ese año, el cineasta presentaba la película Melancolía y durante la conferencia de prensa dijo que comprendía y simpatizaba con el líder nazi.
“Comprendo a Hitler, creo que hizo algunas cosas malas, sí, absolutamente, pero lo puedo ver sentado en su búnker, hacia el final. Creo que comprendo a ese hombre. No era lo que uno podría llamar un buen tipo, pero lo entiendo bastante y simpatizo un poquito con él”, expresó ante la sorpresa de los presentes. Luego, en respuesta a otra pregunta, dijo: “Realmente quería ser judío y luego supe que en realidad era un nazi, porque mi familia era alemana, Harmann; algo que también me dio placer”.
Los organizadores del festival no tardaron en calificar de “irresponsables” las declaraciones de Von Trier y lo vetaron (aunque su película sí continuó en competencia). El realizador se disculpó posteriormente y admitió que sus comentarios fueron irreflexivos. Aseguró no ser antisemita ni nazi, aunque el daño ya estaba hecho. Tuvieron que pasar siete años desde el escándalo, para que el controvertido personaje regresase al festival francés
Boicot en la alfombra roja
En 1983, Isabelle Adjani fue protagonista de uno de los momentos más desconcertantes en la historia del Festival. Tras recibir el César por su actuación en Possession y otro por One Deadly Summer, Adjani llegaba a Cannes como una de las actrices más aclamadas del momento.
No obstante, la estrella decidió no participar en la sesión fotográfica oficial del evento. Según la versión más difundida, ello ocurrió como una forma de protestar por la invasión de los paparazzi en su vida privada. La ausencia de Adjani no sentó bien en el gremio, quienes decidieron hacer público su enfado en la glamourosa alfombra roja.
En una acción sin precedentes, los fotógrafos también boicotearon a la actriz, dejaron sus cámaras en el suelo y le dieron la espalda mientras ella y el equipo de One Deadly Summer subían las emblemáticas escaleras del Palais des Festivals. La imagen de las cámaras abandonadas fue un claro retrato de la disputa entre la intérprete y los medios.
Años después, Adjani dio su versión de lo ocurrido en una entrevista a la prensa francesa. Ella cree que el boicot fue, en realidad, una táctica de los fotógrafos para protestar porque habían recibido restricciones en el Festival. Según la actriz, los hombres de prensa, furiosos por dichas medidas, aprovecharon su fama y su conocida evasión de los paparazzi para atraer la atención a su causa.
Ella también admitió que el episodio la afectó mucho. “Cuando regresé a mi cuarto de hotel me puse a llorar como una niña castigada injustamente”, relató.
Huyeron en masa de la sala
El director argentino Gaspar Noé grabó su nombre en Cannes tras presentar la película más controversial del 2002. Se trata de Irréversible, una obra conocida por su narrativa en orden inverso y por escenas tan gráficas que se desató una reacción visceral en su primera proyección: 250 personas se levantaron y abandonaron la sala incapaces de soportar lo que veían en pantalla.
Esta ficción de venganza incluye una escena de violación de nueve minutos, filmada en una sola toma y sin cortes, protagonizada por la actriz Monica Bellucci. El ambiente en el Palais des Festivals se tornó caótico cuando los indignados espectadores acusaron a Noé de estar “mentalmente enfermo” y describieron la proyección como una experiencia “desagradable y repulsiva”.
Un reporte de la BBC de la época detalla que 20 personas necesitaron atención médica tras desmayarse por la intensidad de las escenas. Un portavoz de los bomberos, el Teniente Gerard Courtel, dijo que las imágenes habían sido “insoportables, incluso para nosotros, los profesionales”.
A pesar de las críticas feroces, Irréversible también recibió una ovación considerable que la catapultó como un filme de culto. Bellucci, al hablar sobre su experiencia, afirmó que era positivo que la audiencia sintiera una gama tan extrema de emociones, aunque confesó que ni siquiera ella podía ver algunas escenas sin apartar la mirada.
Por su parte, Noé defendió el tono de su obra argumentando que la representación cruda de la violencia era necesaria para que el público pudiera confrontar la realidad de tales actos. La controversia no solo dejó una marca en Cannes, sino que también reafirmó la posición de Noé como un director dispuesto a llevar al límite las normas del cine. En 2019, regresó con una nueva versión de la película, Irréversible: Straight Cut, presentada en el Festival de Venecia.
Desastre en Cannes
Esta película no volvió a exhibirse al público después de su polémico debut en Cannes. En 2019, el cineasta Abdellatif Kechiche compitió en la categoría principal con una ficción erótica de 3 horas y media de duración titulada Mektoub, My Love: Intermezzo.
El filme, que incluía una escena de sexo oral de 13 minutos aparentemente no simulada, provocó la indignación de muchos críticos y espectadores que cuestionaron si era una “broma” su selección en la competencia oficial. Calificativos como “pestilencial”, “lasciva” y “voyeurista” abundaron en las reseñas de los medios especializados. “Más del 60% del metraje se centra en traseros femeninos”, apuntó Indiewire.
Las airadas reacciones también incluyeron a su propia protagonista, Ophélie Bau, quien se puso de pie y abandonó la sala durante la proyección. Más tarde explicó que su protesta se debía a un desacuerdo sobre el contenido mostrado, y afirmó que su contrato no había sido respetado.
Además, Kechiche fue acusado de objetificación y voyeurismo, con informes que sugerían que los actores fueron coaccionados con alcohol para filmar las escenas explícitas. El director defendió su trabajo, argumentando que su intención era celebrar “la vida, el amor, el deseo, la respiración, la música y el cuerpo”, y que los actores habían aceptado plenamente todas las condiciones del rodaje.
El historial del realizador añadió leña al fuego, ya que llevaba consigo una denuncia anónima de abuso sexual y otra acusación por parte de Léa Seydoux. La estrella de La vida de Adèle alegó que Kechiche había generado situaciones incómodas en la filmación y que la había presionado a ella y a su co-estrella Adèle Exarchopoulos para regrabar innecesariamente escenas de sexo.