Un desierto, dos supervivientes y un montón de vehículos a toda velocidad. Dale eso a un genio como George Miller, agrégale actores como Tom Hardy, Charlize Theron y Nicholas Hoult, y vas a obtener una de las mejores películas de acción de los últimos años: Mad Max: furia en el camino (Mad Max: Fury Road).
Tan solo un 20% del largometraje usó CGI y el 80% fue completamente real y hubo verdadero peligro (con todas las medidas de seguridad necesarias, claro está). Esta característica que con toda razón le vale sus aplausos hasta el día de hoy, ya que los efectos especiales se han vuelto un vicio en Hollywood.
La película terminó siendo un éxito rotundo tanto en crítica como en taquilla. Sin embargo, debido a los deseos de Miller por hacer de esta cinta algo sobresaliente, también se trató de uno de los rodajes más caóticos de la historia del cine de acción y una postproducción bastante ambiciosa.
Se trata de una idea que para su director se había gestado un buen par de décadas atrás y que cuando tocó plasmarla para la pantalla grande, tuvo varios percances.
El camino hacia la furia
Año 1987. Han pasado dos años desde que un visionario director llamado George Miller y un joven Mel Gibson le pusieron punto final a la aclamada trilogía original de Mad Max. Si bien ese fue el adiós de su protagonista, a Miller ya se le había ocurrido la idea de realizar una película más en donde hubiese una “en persecución continua”.
No obstante, este proyecto atravesó un largo “infierno de desarrollo”. En 1998, más de una década después del final de la saga protagonizada por el personaje Max Rockatansky, comenzó la preproducción de Furia en el camino (Fury Road). Sin embargo, su avance se vio interrumpido por eventos globales como los ataques del 11 de septiembre y la guerra en Irak.
En ese entonces, ya se hablaba del retorno de Gibson como el enérgico Max, pero Miller también barajeaba la posibilidad de tener a otra protagonista interpretada por nada menos que Uma Thurman, que venía de sorprender con su aparición junto a John Travolta en Pulp Fiction, de Quentin Tarantino. Probablemente ella hubiese sido Imperator Furiosa.
Pasaron los años y llegó el 2009 con Miller anunciando que el rodaje empezaría oficialmente a principios de 2011. En junio de 2010, Tom Hardy fue elegido para interpretar a Max, y la producción estaba programada para noviembre, pero un sin fin de problemáticas atrasaron significativamente este anhelado filme.
Furia en el camino
El rodaje fue una auténtica pesadilla. Inicialmente, la película debía ser filmada en un desierto en Australia, un lugar que había sido escogido cuidadosamente para replicar el paisaje post-apocalíptico de la historia. Para sorpresa de todos, en 2011, justo antes de que comenzara el rodaje, Queensland experimentó una temporada de lluvias sin precedentes.
“De repente, el desierto en el que teníamos que rodar tenía flores. Se vieron obligados a parar el rodaje que iba a comenzar en noviembre de ese mismo año,” explicó George Miller. El director no tuvo más opción que repensar toda la logística del rodaje y eventualmente encontrar una nueva locación.
Eso los llevó hasta Namibia, donde se reanudó la filmación en julio de 2012. Pero este cambio no solucionó todos los problemas, ya que las condiciones en el país africano también fueron extremadamente duras. El clima agreste del desierto presentó tormentas de arena y temperaturas extremas, tanto de calor durante el día como de frío por la noche.
Las condiciones terminaron afectando al equipo entero y en ocasiones eran tan severas que varios miembros de la producción, incluidos especialistas y técnicos, llegaron a sufrir de hipotermia durante los rodajes nocturnos. Lograr un film satisfactorio se estaba volviendo un reto de supervivencia, casi como si fueran parte de la trama.
Y si lo anterior fuese poco, se sumaron también las tensiones entre Tom Hardy y Charlize Theron, las cuales se hicieron notorias y contribuyeron a un ambiente de conflicto en el set. En aquel momento, una angustiada Theron confesó que tuvo miedo debido al método de trabajo y la falta de dirección clara que se habían manifestado en el set.
“Nunca había trabajado así. Lo que grabábamos eran escenas de segundos de duración, algo insuficiente para tener una idea de lo que estábamos haciendo”, explicó Theron, quien tuvo que sacar su lado más profesional para sobrellevar la experiencia. Este sentimiento de incertidumbre y desconcierto en parte fue compartido por otros miembros del equipo, agravando la situación entre los dos actores principales.
El conflicto entre Hardy y Theron alcanzó un punto crítico cuando Hardy se presentó tres horas tarde en el set, mientras Theron había estado maquillada y lista para actuar todo ese tiempo. La actriz estalló de ira, exigiendo que Hardy fuera multado, a lo que él respondió de manera agresiva.
Las complicaciones continuaron con Warner Bros. el estudio a cargo del film. Preocupado por los reportes de un set conflictivo y un presupuesto desbordado, el presidente de Warner viajó a Namibia para establecer una fecha límite para la finalización del rodaje. Miles de kilómetros y un presupuesto extendido obligaron a repensar la preproducción y reubicarse en lugares como Ciudad del Cabo y Sídney.
Pero lejos de que la pesadilla acabara, otro gran reto esperaba en la sala de edición. Cuando el rodaje llegó a su fin, George Miller recurrió a su esposa Margaret Sixel para la tarea titánica de ensamblar las escenas. Sixel se enfrentó a nada menos que un total de 480 horas de grabación, una cantidad descomunal que tardó tres meses en revisar completamente.
“Margaret tuvo que lidiar con 480 horas de material bruto, lo que resultó en 2.700 cortes finales,” explicó Miller. Este proceso minucioso fue vital para organizar la narrativa frenética y coherente que caracteriza a la película, cuyo ritmo de adrenalina se mantiene de inicio a fin.
Durante la postproducción, Sixel se planteó diversas estrategias para mantener la cohesión de la historia ante la falta de material crucial. Se consideró, por ejemplo, emplear una voz en off en las escenas iniciales para situar al espectador sin necesidad de mostrar la fuga de Max desde la ciudadela.
Afortunadamente, no fue necesario recurrir a esta medida, ya que la nueva dirección del estudio Warner Bros., bajo Kevin Tsujihara, permitió que el equipo volviera a rodar esas escenas iniciales y finales que eran esenciales para la narrativa. Así, las tomas restantes se filmaron entre noviembre y diciembre de 2013 en Sídney, completando finalmente la película.
El legado de la furia
Mad Max: furia en el camino se estrenó en Los Ángeles el 7 de mayo de 2015 y en España el 14 de mayo. La película recaudó 380,4 millones de dólares a nivel mundial, convirtiéndose en la entrega más exitosa de la franquicia.
Fue aclamada por su dirección, escritura, secuencias de acción, partitura musical, aspectos técnicos y actuaciones, obteniendo 233 nominaciones y 247 galardones, incluido seis Premios Oscar, el premio a la Mejor Película del National Board of Review, y una calificación del American Film Institute como una de las diez mejores películas de 2015.
Al estrenarse, el largometraje fue un éxito rotundo. Recibió excelentes comentarios en portales como IMDb, FilmAffinity, Rotten Tomatoes y Metacritic. Casi inmediatamente ganó estatus de culto, etiquetada como uno de los mejores films de acción de todos los tiempos.
Posteriormente, George expresó la intención original de filmar en blanco y negro, algo que se materializó con el lanzamiento de la versión Mad Max: Fury Road Black & Chrome Edition lanzada en 2016. Esta edición destacó aún más la vibrante textura y artesanía de la película.
Mad Max: furia en el camino no solo se convirtió en un fenómeno cultural sino que también revivió la franquicia de Mad Max y solidificó la reputación de George Miller. Tras su éxito, este 2024 llega su precuela Furiosa: de la saga Mad Max (Furiosa: A Mad Max Saga), que coloca a Anya Taylor Joy como la versión joven de Furiosa e incluye a Chris Hemsworth como el Dr. Dementus.