Tom Selleck, el afamado actor conocido por su papel en la serie Sangre azul, compartió en su libro de memorias You Never Know una anécdota personal que lo vincula a la princesa Diana y a una noche que quedó grabada en la historia.
El episodio se contextualiza en una cena de estado ofrecida por la Casa Blanca en noviembre de 1985, realizada honor a la princesa Diana y el entonces príncipe Carlos. La lista de invitados fue cuidadosamente seleccionada por lady Di, e incluía apenas a tres actores: Clint Eastwood, John Travolta, y el propio Selleck. A ellos los acompañaba el presidente Ronald Reagan y la primera dama Nancy Reagan.
Selleck recordó sentirse “ansioso” durante las primeras interacciones, pero su nerviosismo se disipó al conocer a Diana, a quien describió como “encantadora, elegante y hermosa”. Destacó además que Carlos tenía la habilidad de hacer sentir importante a la persona con la que estaba.
“Después de la comida, todos se trasladaron al Salón Este para escuchar música y bailar. El presidente Reagan y la princesa Diana bailaron, y Carlos bailó con Nancy. Luego John Travolta y la princesa empezaron a bailar”, detalló, aunque él y Eastwood optaron por mantenerse al borde de la pista, mirando a lo lejos.
Cuando la tercera canción inició, una mujer se acercó a los dos hombres y dijo: “El señor Travolta y la princesa están bailando por segunda vez juntos. No podemos permitir eso. No queremos iniciar rumores”. Y añadió: “señor Selleck, debe intervenir y reemplazarlo”.
Ante la petición, él exclamó, quizá demasiado alto: “¡No voy a intervenir en John Travolta!”. Para que segundos después cambiase de opinión y aceptara solicitarle una pieza, aunque para el siguiente tema.
Cuando llegó el momento, Selleck cumplió su palabra y bailó con la princesa. Agradeció que se trataba de una canción lenta, ya que se encontraba nervioso por no haber recibido “educación en bailes de salón”, y le ofreció una disculpa a la Princesa de Gales.
“Ella era encantadora y había una cualidad muy tímida en ella a pesar de estar bien educada en el arte de la conversación. Debo decir que parecía estar pasando el mejor momento de su vida. Me alivió que hablara la mayor parte del tiempo. Digamos que no fue mi mejor momento como conversador”, agregó.
Una noche que paralizó a la Casa Blanca
El 9 de noviembre de 1985, marcó un encuentro monumental en la historia de la cultura pop cuando la princesa Diana y John Travolta compartieron un baile en la Casa Blanca.
Desde su adolescencia, la joven Diana Spencer era una fanática declarada del actor tras verlo en películas como Fiebre de sábado por la noche y Grease. Para cuando lo conoció a sus 24 años, Travolta había cumplido 31 años, y experimentaba un momento de calma tras alcanzar la fama mundial.
“No tenía idea de que aquella noche hubiera algo planeado para mí. Sólo me sentía honrado por haber sido invitado a ese evento, pues en ese momento mi carrera se encontraba en un punto muy bajo, pero, sin embargo, estaba en ese salón. Me sentí como un sapo que se había convertido en príncipe”, recordó Travolta.
Lo que desconocía era que, durante la recepción y aproximadamente a las 21:30, la primera dama de los Estados Unidos, Nancy Reagan, se aproximó a él con una petición muy especial de la princesa Diana: “Su gran sueño siempre ha sido bailar contigo: ¿le concederías ese deseo?”.
Fue entonces que Travolta se acercó a lady Di y le preguntó con algo de timidez “Disculpe, Princesa, ¿le gustaría bailar?”. La princesa, inclinando la cabeza y algo sonrojada, contestó simplemente: “Me encantaría”.
“Yo era consciente de que todo el mundo estaba mirándonos en ese momento, así que traté de que se sintiera cómoda; puse mi mano en su espalda y le tomé la mano de tal forma que se sintiera segura de sí misma. Y así fue. El baile fue fantástico gracias a ella, porque no se comportó como alguien superior, sino todo lo contrario”, concluyó.