Madonna ha demostrado que su “The Celebration Tour” va más allá de una simple recopilación de sus grandes éxitos. Concebido más como una retrospectiva artística al estilo de las grandes exposiciones, este tour se convierte en una vitrina que celebra las aportaciones únicas de la artista a la cultura pop y su entorno personal, rindiendo homenaje a influencias, mentores, familiares, y amigos colaboradores fallecidos.
Un elemento distintivo ha sido la participación de cuatro de sus hijos: David y las hermanas Mercy, Stella y Estere, quienes no solo acompañan a su madre en esta gira, sino que además tienen un papel activo en el escenario, demostrando su talento musical y de baile.
En esta serie de 78 presentaciones hasta ahora, Madonna ha sabido combinar su rol de madre con el profesional, otorgando a cada uno de sus hijos momentos destacados durante el show. Mercy, al piano, acompaña a su madre en “Bad Girl”, David dueta en “Mother and Father”, mientras que las gemelas Stella y Estere muestran sus habilidades de baile en varias piezas, incluida “Don’t Tell Me”.
Madonna, en una rara oportunidad, compartió en una entrevista con la W Magazine sus reflexiones sobre la experiencia de convivir con sus hijos en el tour, destacando que trabajar juntos en el mismo espectáculo es una fuente de gran felicidad para ella. La cantante reconoce el talento y la dedicación de sus hijos hacia la música, la danza y el arte desde edades tempranas, subrayando la importancia de tomar seriamente el arte y el esfuerzo colectivo familiar detrás de cada presentación.
“Cuando salgo de gira, nada me hace más feliz que saber que todos estamos trabajando en el mismo espectáculo, creando juntos la magia. Sería aburrido si sólo estuvieran viajando de hotel en hotel, y viniendo de vez en cuando a ver el espectáculo. Por supuesto, yo también soy su madre, así que a veces nos ponemos de los nervios. Somos una familia de artistas, pero también somos una familia y eso es lo que pasa”, compartió la Reina del Pop sobre la dinámica con sus hijos.
Madonna también tocó el tema de la maternidad y su influencia en el espectáculo, especialmente con el dueto con David, que sirve como una forma de honrar la memoria de sus madres. Además, destacó cómo cada hijo ha aportado su propia esencia y talento al tour, desde el piano y la danza hasta el DJing, con Estere demostrando un particular interés en las competiciones de baile ballroom.
Los hijos de Madonna aún son jóvenes, por lo que es probable que terminen orientándose a otros rubros. Sin embargo, la cantante esta segura que este año en el que todos se unieron para brindar una serie de shows históricos, servirá de enseñanza sobre el arduo trabajo que hay detrás de un sueño cumplido:
“Creo que lo que más han aprendido mis hijos en este año de ensayos y actuaciones es que, si quieres perseguir tus sueños, tienes que trabajar duro por ellos. Y si todos ellos eligen algo diferente más adelante en la vida, nunca olvidarán este año de sangre, sudor y lágrimas”.
La preparación para los últimos conciertos del tour en Ciudad de México y el esperado show gratuito en Río de Janeiro representa un reto logístico y emocional para la cantante, especialmente por adaptar un espectáculo concebido para recintos cerrados a un espacio abierto en la playa. Sin embargo, Madonna se muestra esperanzada en brindar una experiencia inolvidable, tanto para ella como para sus seguidores.
Este viaje a través de “The Celebration Tour” no solo ha sido una oportunidad para redescubrir la carrera de Madonna, sino también para apreciar la profunda conexión familiar y artística que comparte con sus hijos, ofreciendo un testimonio del duro trabajo y el compromiso con sus sueños y vocaciones.