En el ámbito de los deportes extremos, las narrativas de superación y compañerismo suelen destacar por sí mismas. Una de esas historias es la de Arthur, un can originario de Ecuador que se convirtió en una fuente de inspiración para un equipo sueco de deportistas extremos durante el Mundial de Aventura Huairasinchi en 2014. La historia que inició hace una década ha sido plasmada en el libro Arthur: El Perro que Cruzó la Jungla para Encontrar un Hogar y recientemente llegó a los cines del mundo con el nombre Arthur the King, una cinta protagonizada por Mark Wahlberg (protagonista de Ted) y distribuida por Lionsgate Films, aunque la película está ambientada en República Dominicana y no en Ecuador.
La historia que ahora conmueve a los espectadores –pues ha sido calificada por la audiencia con 97 puntos en Rotten Tomatos–, comenzó durante la competencia en Ecuador, cuando el líder del equipo Peak Performance, Mikael Lindnord, compartió una albóndiga enlatada con un perro callejero. Arthur se acercó a quien se convertiría en su dueño y amigo mientras el equipo sueco se preparaba para una caminata de 40 kilómetros. Lindnord recordaría más tarde que fue como amor a primera vista, pero en lugar de un flechazo, fue “amor a la primera albóndiga”.
Desde ese momento, Arthur se unió al grupo, demostrando una lealtad y valentía inquebrantables. Juntos enfrentaron desafíos físicos y emocionales, desde lodazales hasta rápidos turbulentos. Según recogió el portal La Historia, en 2014, los suecos quedaron impresionados por la firmeza del perro, quien solo se detenía cuando ellos lo hacían. Lindnord relató en el portal de su equipo cómo Arthur estaba agotado y sin alimentos en la jungla, por lo que le dieron dos latas de comida para ayudarlo. En medio de la competencia, hubo momentos en los que el perro luchaba por no hundirse en el lodo, pero sus compañeros de equipo lo ayudaron en cada paso.
Cuando se preparaban para la etapa de Kayak, que atravesaría un tramo de 59 kilómetros en un frío caudal, el equipo decidió dejar en tierra a Arthur, pero el can se lanzó al agua y comenzó a nadar a su lado, lo que hizo que el equipo lo recogiera de nuevo. Entonces, cuenta La Historia, los deportistas improvisaron técnicas de remo para mantener a Arthur abordo.
A pesar de no ganar la competición, el equipo sueco Peak Performance llegó a la meta con un miembro adicional: Arthur. El perro los acompañó unos 400 kilómetros de los 700 de la carrera. La competencia en la que Arthur y Lindnord se conocieron se llama Huairasinchi, una palabra kichwa que significa La Fuerza del Viento. La competencia de aventura se creó en el 2003 y cada año recorre lugares recónditos del Ecuador: “Lugares ricos no sólo por su naturaleza sino por su gente y por su historia”, según se lee en el sitio web oficial de la competición.
La adición de Arthur al equipo no solo amplió su número a cinco, sino que también encendió la chispa de una misión noble: llevar a Arthur de regreso a casa, a Suecia. Entonces Arthur conquistó no solo los corazones del equipo sino también el apoyo global. Una campaña en Twitter logró recaudar fondos para llevar a Arthur a Suecia, donde recibió atención veterinaria y halló un hogar permanente con Lindnord y su familia.
El proceso para que el can llegara a su nuevo hogar no fue fácil. Arthur enfrentó un largo período de cuarentena en Suecia, donde se sometió a un proceso de recuperación de las heridas que había sufrido mucho antes de que encontrara al equipo. Las profundas marcas en su espalda contaban la historia de su resistencia y supervivencia en un mundo hostil.
Finalmente, cuando el día de la liberación llegó. Arthur emergió de su encierro, listo para comenzar una nueva vida junto a Mikael Lindnord, quien se había convertido en su protector y amigo. Lindnord decidió crear la Fundación Arthur con el propósito de asistir a otros perros sin hogar en Ecuador. Con motivo del estreno de la película, la empresa ecuatoriana Pronaca lanzó la campaña La Huella de Arthur, que estará vigente hasta el 31 de mayo con el objetivo de la donar de 150.000 raciones de alimento que serán entregadas a la red de beneficiarios de la Fundación Arthur en Ecuador.
En el año 2016, Lindnord narró su experiencia en un libro, sin embargo, cuatro años después del lanzamiento del texto, Arthur murió el 8 de diciembre de 2020, pues tenía un tumor en su espalda. Lindnord compartió esta triste noticia en las redes sociales, recordando la vida y el legado de su leal compañero. En una publicación en su Instagram, Lindnord anunció la triste noticia junto a una foto de Arthur: “Arthur ha fallecido. No puedo respirar y no puedo ver por todas mis lágrimas. Tu vida era más grande que la vida misma y aún te veo y escucho en todas partes de la casa. Tenías un corazón más grande que el de la mayoría. Tu alma era hermosa y pura. Es extraño, pero amabas la nieve incluso más que los niños y tu espíritu luchador era más fuerte que cualquier cosa que haya presenciado...”.
En el conmovedor mensaje, Lindnord revelaba: “Una cosa que te llevaste contigo es por qué me elegiste. Nunca me lo dijiste. Supongo que no importa”.