Cuando se encendieron las luces de la sala IMAX donde se proyectó por primera vez Megalópolis, más de 300 personas ovacionaron de pie la pantalla oscura frente a la que se encontraba un extasiado Francis Ford Coppola. El director de El padrino presentaba aquel 28 de marzo en Universal City Walk de Los Ángeles, la película de ciencia ficción que estuvo abandonada en su cabeza durante 42 años.
Rechazada por todas las grandes productoras a las que acudió, el ganador del Oscar invirtió 120 millones de dólares de la venta de sus bodegas de vino para finalmente autofinanciar su idea. La lista de espectadores incluyó a gigantes de Hollywood, entre los que se encontraban jefes de estudio y nombre como Al Pacino, Nicolas Cage, Spike Jonze, Darren Aronofsky o Roger Corman.
Las primeras impresiones de la prensa destacan lo “arriesgado”, “memorable” y “experimental” del proyecto. Deadline e Inverse mencionaron que el filme no tenía pretensiones de contentar a la taquilla, y es justamente ese carácter “independiente” lo que la hace una epopeya tan rara como apasionante, convirtiéndola en el proyecto más personal de Coppola.
¿Pero cuál es la historia que nos cuenta “Megápolis”? La película se sitúa en una Nueva York destruida por completo a causa de una catástrofe. César (Adam Driver), es un arquitecto visionario que ve en la situación la oportunidad de transformar la ciudad, inspirándose en las utopías futuristas y el uso de materiales renovables. Sin embargo, esta visión idealista contrasta con la del alcalde Frank Cicero (Giancarlo Esposito), quien planea restablecer los edificios a base de hormigón y el mismo sistema de corrupción de antaño.
En medio de la lucha, Julia (Nathalie Emmanuel), la hija socialité del alcalde, es la pieza central del conflicto moral, al verse atrapada entre la lealtad a su padre y reciente amor por César. Laurence Fishburne, Aubrey Plaza, Shia LaBeouf, y Dustin Hoffman completan el elenco estelar.
El elevado presupuesto de la producción responde al empleo de tecnologías como el LED Volume ya visto en The Mandalorian, que consiste en grandes paneles que crean entornos digitales realistas alrededor de los actores y el set de filmación en tiempo real. Esto permite a los cineastas capturar escenas con efectos visuales fotorrealistas directamente en cámara, reduciendo la necesidad de pantallas verdes o extensas post-producciones.
No obstante, un reportaje de The Hollywood Reporter, citando varias fuentes, reveló algunos problemas ocurridos durante el rodaje que terminaron con la salida abrupta de integrantes clave del equipo, incluidos el diseñador de producción Beth Mickle y el supervisor de arte David Scott. Eso fue solo el inicio, ya que, en diciembre del 2023, el equipo completo de efectos especiales también abandonó a Coppola. El cineasta ya tuvo problemas similares durante la filmación de Drácula, hace treinta años, por lo que es conocido por ser un director “difícil” en la industria cinematográfica.
En un intento por apaciguar los rumores, Adam Driver le dijo a Deadline que “el ambiente creado por Francis fue de concentración e inspiración”. Y agregó que no hubo mayores retrasos, además de describir las grabaciones como “una de las mejores experiencias de rodaje” que tuvo. Se espera que, antes de su proyección en cines, el filme sea uno de los más importantes del Festival de Cannes de 2024.