Sean “Diddy” Combs, el influyente rapero y productor musical sigue alegando por su inocencia a más de cuatro meses desde las primeras denuncias de agresión sexual en su contra. Sin embargo, los testimonios de las víctimas e implicados en su supuesta red de tráfico sexual continúan sumándose. Las recientes demandas describen los brutales sucesos al interior de las excéntricas fiestas lideradas por el músico, las cuales se organizaban en hoteles de lujo en Miami, Atlanta, Nueva York, Las Vegas y Los Ángeles.
Según informó el Miami Herald, las reuniones descritas por algunos involucrados como “Freak-Offs” o “FOs”, tenían el objetivo de satisfacer el aparente apetito hedonista de Combs, quien no solo habría participado en los actos, sino que —según se describe en las demandas— dirigía y filmaba personalmente a los participantes, ajustando iluminación y decorados para capturar con mayor “estética” a las mujeres y hombres que asistían para ofrecerle servicios sexuales.
Entre los testimonios más crudos, resuena el de Casandra “Cassie” Ventura, una joven aspirante a cantante de R&B a la que el rapero ayudó mediante su compañía Bad Boys Records, pero que posteriormente manipuló, sometiéndola a años de ejercicio físico y servidumbre sexual. Según explicó, Combs se alcoholizaba y agredía físicamente a los presentes (entre los que se encontraban menores de edad), y en una ocasión, tomó de los brazos a una mujer de la suite, y la colgó sobre el balcón del piso 17.
Hubo otros episodios igual de preocupantes, pero detalló que le pagaba grandes sumas de dinero a los hoteles para eliminar los videos de seguridad y comprar el silencio de los testigos. La propia Ventura aceptó llegar a un acuerdo solo un día después de brindar su declaración, aunque el abogado del productor sostuvo que dicho arreglo no significa que se acepte ningún cargo.
La magnitud de las acusaciones propició una investigación federal por tráfico sexual, llevando a agentes del Departamento de Seguridad Nacional a registrar las propiedades del rapero tanto en Miami Beach como en Los Ángeles. La operación fue motivada por la preocupación de que pruebas pudieran ser destruidas.
A través de su representante legal, Combs, de 54 años, rechazó cualquier imputación y hasta ahora no enfrenta cargos formales. Las autoridades lo interrogaron de manera expedita el lunes en el Aeropuerto Ejecutivo de Miami-Opa Locka, aunque posteriormente se le autorizó viajar fuera de Estados Unidos acompañado por su familia y amigos en su avión privado.
Diddy se defiende
El abogado de Combs, Aaron Dyer, expresó para la prensa que esta intervención federal constituye “una emboscada sin precedentes” y critica el juicio apresurado hacia su cliente, describiéndolo como parte de una caza de brujas sin fundamentos, basada únicamente en acusaciones provenientes de demandas civiles. “Él es inocente y está determinado a luchar día tras día para probarlo”, aseguró.
Entre los demandantes se encuentra Rodney “Lil Rod” Jones, un productor musical que en febrero alegó que Combs lo drogó sin su consentimiento y lo forzó a participar en actos sexuales durante uno de los mencionados “Freak-Offs”. También acusó al magnate de instalar cientos de cámaras ocultas en sus residencias con el propósito de grabar a personas sin su consentimiento.
Además, Jones extendió sus acusaciones a diversos ejecutivos musicales, performers y raperos de R&B no identificados, y al actor Cuba Gooding Jr., señalándolos de tener conocimiento o de participar en las actividades sexuales indebidas.