Jennette McCurdy, Drake Bell, Amanda Bynes y Alexa Nikolas, son jóvenes que no alcanzaban los 10 años de edad cuando debutaron como actores en la pantalla chica. Con formación en canto, baile y comedia física, estos artistas de Nickelodeon formaron parte de la generación de los 2000, una década icónica para la industria televisiva infantil en términos de popularidad, pero también una época tormentosa para quienes se encontraban detrás de las cámaras. Camuflado bajo la fachada de inocencia y diversión, el público se mantuvo ignorante de los dinámicas laborales abusivas, discriminación, agresiones sexuales y pederastia que ocurría entre las grabaciones de las exitosas series, las cuales fueron expuestas recientemente en el documental “Quiet on Set: The Dark Side of Kids TV”.
La investigación realizada por Discovery consta de cuatro partes que tienen como hilo conductor los abusos cometidos por el creador, showrunner, guionista y productor Dan Schneider, colaborador principal del canal de pago, que sacó adelante exitosos proyectos como The Amanda Show, iCarly, Drake & Josh, Zoey 101, Victorious, Sam & Cat y All That. A él también se le atribuye el descubrimiento de estrellas jóvenes como Ariana Grande, Emma Roberts y Amanda Bynes.
El nombre de Schneider se prestó por años para alimentar teorías relacionadas al “lado oscuro” de Nickelodeon. Estas incrementaron en 2016 a través de una supuesta cuenta de Twitter de Amanda Bynes, protagonista de The Amanda Show, que reveló que sufrió agresiones sexuales durante su niñez y adolescencia a manos de su productor. “¿Te imaginas abortar a los 13 años porque tu jefe te dejó embarazada?”, decía uno de los mensajes. Los rumores también incluyeron a Jamie Lynn Spears de Zoey 101, que anunció su embarazo a los 16 años y que, según diversas fuentes anónimas rescatadas por blogs, la hija pertenecía a Schneider.
La última artista que revivió las sospechas fue Jennette McCurdy, protagonista de iCarly, quien en 2022 develó que un alto directivo, a quien llamó ‘El creador’, la persuadió para beber alcohol siendo aún menor de edad además de presionarla para sexualizar su imagen en sesiones fotográficas, hechos que derivaron en un cuadro severo de trastornos alimenticios. Según detalla en su libro I’m Glad My Mom Died, cuando su contrato llegó a su fin buscaron comprar su silencio: “Te están dando 300 mil dólares, lo único que quieren es que nunca hables públicamente de tu experiencia en Nickelodeon”. Y aunque rechazó la oferta, es probable que otros actores hayan aceptado y esa sea la razón por la que pasaron tantos años antes de que finalmente se confirmarse parte de las acusaciones.
El abuso de poder de Dan Schneider
En Quiet on Set, testimonios en primera persona dan luces de los comportamientos inapropiados y el abuso de poder e influencia de Dan Schneider. Entre las acusaciones más graves se incluyen comportamientos poco profesionales, discriminación de género, racismo y la incorporación de contenido inapropiado en programas dirigidos a niños y adolescentes.
En particular, las escritoras de The Amanda Show, Jenny Kilgen y Christy Stratton, denunciaron que se les obligaba a compartir un salario y enfrentaban comentarios y exigencias inapropiadas, como solicitar que le masajearan el cuello mientras estaba en el set. Bryan Hearne y Giovonnie Samuels, actores afrodescendientes del programa All That, alegaron que los seleccionaron para interpretar roles estereotipados [como un rapero llamado Lil’ Fetus o un supuesto traficante de drogas] y fueron tratados con menosprecio.
Por otro lado, fue criticado por incorporar humor y contenido sexual pese a que el objetivo final era la audiencia infantil. El productor impulsaba la inclusión de insinuaciones adultas y vestuarios cuestionables, como faldas cortas, bikinis y disfraces sugerentes. Entre los ejemplos citados frecuentemente está la escena en la que Ariana Grande, caracterizada como Cat Valentine, realiza muecas y gestos sugestivos mientras intenta exprimir el jugo de una papa, o cuando Amanda Bynes es salpicada en la cara con una sustancia pegajosa blanca en The Amanda Show.
Dan Schneider pidió disculpas
A sus 60 años, Schneider enfrenta el derrumbe de su legado televisivo tras la emisión de la serie documental. En una entrevista realizada por BooG!E confesó: “Observar las últimas dos noches fue muy difícil. Enfrenté mis comportamientos pasados, algunos de los cuales son vergonzosos y de los que me arrepiento. Definitivamente le debo a algunas personas una disculpa bastante fuerte”.
El productor también expresó angustia al ver “el dolor en los ojos de algunas personas” y manifestó su deseo de poder “volver, especialmente a esos primeros años de mi carrera, y traer el crecimiento y la experiencia que tengo ahora”. Él admitió sus fallos y reconoce el impacto de pudieron tener sus acciones en aquellos que cruzaron su camino durante su carrera. “Y el hecho de que no le pagué a todos los empleados que cruzaron mi puerta me duele el corazón porque debería haberlo hecho, y desearía poder regresar y arreglar eso”, sostuvo.
Sin embargo, su aparente arrepentimiento no necesariamente produjo un impacto positivo. Una de las actrices que testificó para Quiet on Set, Alexa Nikolas de Zoey 101, replicó mediante un video para su página Eat Predators (movimiento que denuncia casos de abuso en Hollywood): “¿Estás avergonzado? No te avergüenzas lo suficiente como para acercarte a las personas a las que realmente lastimaste. No sientes nada, Dan. No tienes idea de lo que es la responsabilidad”. Después de publicar el clip, otros actores se unieron bajo el título “No se aceptan disculpas”.
Drake Bell confirma haber sido víctima de abuso sexual
Además del caso de Schneider, otra de las revelaciones más impactantes del documental fue el de Drake Bell, protagonista de la popular serie Drake & Josh (2004-2007). Por primera vez frente a las cámaras, compartió que sufrió de agresiones sexuales y físicas por parte de Brian Peck, el entrenador de diálogo y actuación de Nickelodeon.
Durante el tercer episodio de la docuserie, él describe que conoció a Peck durante la segunda temporada de The Amanda Show y al poco tiempo, desarrollaron una relación muy cercana que alarmó al padre y manager de Bell, quien no tenía un “buen presentimiento” del vínculo. Al compartir sus preocupaciones con la producción, estos le dijeron que Peck era gay y que quizá su reclamos eran porque era “homofóbico” y no entendía “la sensibilidad” del creador. Eventualmente, la situación llevó a un distanciamiento y exclusión de la vida de su hijo.
A medida que el adolescente conseguía más audiciones, fue invitado a alojarse en casa de Peck en Los Ángeles, sin ser conscientes del peligro potencial, hasta que todo cambió una mañana. “Estaba durmiendo en el sofá. Me desperté con él, abrí los ojos, y él me estaba agrediendo sexualmente. Me congelé y estaba en completo shock, no tenía idea de qué hacer o cómo reaccionar”, sostuvo Bell. En aquel momento, apenas tenía 15 años y “se convirtió en un secreto”, mientras la situación empeoraba.
“Él descubrió cómo convencer a mi mamá y a todos los que estaban alrededor de que, cada vez que tenía una audición o cada vez que necesitaba trabajar en el diálogo, de alguna manera terminaba de regreso en la casa de Brian y todo empeoraba y empeoraba, y empeoraba y empeoraba. No tenía salida. El abuso fue extenso y se volvió bastante brutal. No sé cómo explicar eso ante la cámara. ¿Por qué no piensas en las peores cosas que alguien podría hacerle a alguien? No sé de qué otra manera decirlo”, reveló.
Aunque eventualmente Peck fue arrestado en agosto de 2003 y posteriormente sentenciado a 16 meses de prisión, el trauma emocional y las cicatrices emocionales perduraron, llevando a Bell a luchar contra las conductas autodestructivas y el abuso de alcohol y sustancias ilícitas.
Secuelas emocionales: del abuso al delito
Aunque Drake Bell encontró consuelo en la fama posterior que le brindó Drake & Josh, su vida cayó en una espiral descendente. “Tenía períodos de sobriedad y luego la presión era demasiada”, confesó en Quiet on Set. Esta lucha interna lo llevó a enfrentarse a serios desafíos financieros y legales, incluida la declaración de bancarrota, un arresto por conducir bajo la influencia de alcohol y abuso sexual a una menor. En 2021, se declaró culpable de intento de poner en peligro a menores y difundir material perjudicial, siendo sentenciado a dos años de libertad condicional y 200 horas de servicio comunitario.
La historia de Bell no es un caso aislado en Nickelodeon. Después de un periodo de gran actividad y éxito en la industria del entretenimiento, Amanda Bynes comenzó a mostrar comportamientos erráticos y se vio involucrada en varios problemas legales, incluidos arrestos por conducir bajo la influencia del alcohol y otras sustancias, así como incidentes de comportamiento inapropiado en público.
Estos desafíos culminaron en su internación en un centro de tratamiento psiquiátrico en Pasadena, California, en 2013. Después de aquel periodo, quedó bajo la tutela de su madre, un arreglo legal que permitió a su progenitora tomar decisiones en su nombre respecto a su salud y finanzas. Durante este tiempo, Bynes se alejó del ojo público y se enfocó en su recuperación. En los años siguientes, hubo informes de mejoras en la salud y estabilidad.
Mientras se sigue discutiendo y revelando nueva información sobre diversos casos detrás de las producciones de Nickelodeon, los responsables de Quiet on Set pueden sentirse reconfortados por levantar el velo sobre una cultura de abuso y negligencia contra jóvenes estrellas, lo que ayudaría a prevenir futuros casos de abuso. Existe esperanza de de catalizar un cambio que asegure un ambiente seguro para todos.