Sharon Stone estuvo al borde de la muerte tras sufrir un derrame cerebral en el año 2001. Contra todo pronóstico, la actriz logró superar la arriesgada cirugía de la que sólo había 1% de probabilidades de salir con vida. Sin embargo, aunque ha tenido pequeñas participaciones en producciones como Bobby, The New Pope y The Practic, la carrera actoral de Stone se vio duramente afectada por la enfermedad.
A pesar de los retos que ha supuesto en el ámbito profesional, esta experiencia también hizo que la actriz viera la vida con otros ojos, asegurando que dejó de sentir miedo por la muerte donde, al parecer, le esperaban sus amigos que ya no estaban en este plano.
“Mi derrame me dejó una intensa sensación de paz. Hoy puedo decir que he conocido la muerte muy de cerca. En aquellos momentos sentí que mis amigos fallecidos venían a buscarme, y eso eliminó todo rastro de miedo. Perdí el pánico a intentar cualquier cosa. Cuando experimentas algo así, aprendes que nada en la vida es realmente importante y entiendes que el fracaso es tan sólo el comienzo del éxito”, compartió la actriz de 65 años a la revista Harper Bazaar.
A pesar de ya no sentir un miedo real a la muerte, Sharon sí ha visto el paso del tiempo en su rostro con cierto pesar, asegurando que aceptar que ya no es aquella sensual diva del cine que dejó al público atónito con la cinta Bajos Instintos, es un proceso con el que aún intenta lidiar.
“Cuando empiezas a hacerte mayor, aceptarte a ti misma requiere un esfuerzo. Pero es necesario hacerlo. Envejecer no siempre es fácil. Imagina ver cómo tu cara se va yendo por el desagüe”, dijo Sharon entre risas.
Como se mencionó anteriormente, el problema de salud que atravesó Sharon terminó causando muchos estragos en su vida profesional, declarando a The Hollywood Reporter en 2023 que nunca volvió a trabajar de la manera que antes lo hacía.
“Me recuperé durante siete años, y desde entonces no he vuelto a tener trabajo. Cuando me pasó por primera vez, no quería decírselo a nadie porque sabes que si algo te va mal, estás fuera. Algo me salió mal: llevo 20 años sin trabajar. No he tenido trabajo. Fui una gran estrella de cine en un momento de mi vida”, declaró Stone en su momento. Sin embargo, el rechazo de la industria la hecho incursionar en otra de sus grandes pasiones: la pintura.
Este arte se convirtió en mucho más que un hobby, pues supuso una terapia espiritual para Sharon, además de una labor genuina que el pasado marzo tuvo su primera exposición en una galería.
Sharon aseguró en su entrevista con Harper Bazaar que sus pinturas hablan de “la meditación, su vida, sus deseos y sus miedos”, y a diferencia de lo que llegó a vivir como actriz y modelo, como pintora no se ha enfrentado con el síndrome del impostor dado que se siente “muy segura” de su habilidad frente al lienzo. Su experiencia pintando, asegura, no se limita a encontrar estética, sino de generar discursos de “filosofía, discusión, exploración, sensualidad, sexualidad, política y experiencias mundiales”.