Si algo ha demostrado la industria del entretenimiento es que nada está escrito en piedra. Un día, un actor, cantante o cualquier tipo de celebridad, puede ganar todos los premios del mundo, aparecer en las portadas de todas las revistas y ser asediado allá a donde quiera que va. Y en un abrir y cerrar de ojos, toda la fama y fortuna puede esfumarse, mientras que su nombre termina en el olvido.
Muchos artistas han logrado adelantarse al paso del tiempo, y a pesar de ya no ser tan relevantes, mantienen una vida bastante cómoda. Otras tantas estrellas creen que brillarán por siempre, y tras un montón de malas decisiones, mueren atravesados por las penurias económicas.
A continuación, hacemos un repaso de las historias de celebridades que lo tuvieron todo, pero al final de su vida, apenas tenían algunos centavos en sus bolsillos y un montón de arrepentimiento en su memoria.
Whitney Houston
Whitney Houston fue una de las cantantes más importantes del siglo XX. Su interpretación de la pieza I Will Always Loves You terminó por inmortalizarla y convirtiéndola en una inspiración para las generaciones venideras. Hubo un momento en el que Houston lo tenía prácticamente todo, pero su adicción al alcohol y las drogas afectaron gravemente su salud mental y física. La voz de Houston, la misma que la llevó al estrellato, desapareció sin dejar rastro, llegando incluso a recibir abucheos de la gente que alguna vez la ovacionó. Todo terminó el 11 de febrero de 2012, cuando Whitney fue encontrada en la bañera de un hotel completamente inconsciente después de haber combinado cocaína y alcohol.
Al momento de su muerte, Houston no tenía más que deudas que ascendían a los casi USD 4 millones de dólares, cuando había llegado tener una fortuna cercana a los USD 100 millones de dólares.
Gary Coleman
Tras haber dado vida al personaje de Arnold en la serie Blanco y Negro, Gary Coleman esperaba tener una vida llena de fama y fortuna, pero el destino le tenía preparadas varias tragedias. Para entonces, el actor ganaba USD 100 mil dólares por episodio, pero al parecer, sus padres adoptivos se quedaban con gran parte de sus ganancias. Terminó por demandarlos a ellos y a su ex-mánager, pero tras el proceso legal, el actor quedó en la bancarrota, obligándose a trabajar como guardia de seguridad.
Ya lejos de las cámaras, Coleman tuvo varios problemas con la ley, sobre todo por arranques violentos con su esposa Tracy Fields. Regresó a la televisión para hacer algunas apariciones esporádicas pero eso no fue suficiente para salvarlo de los serios problemas renales a los que se enfrentaba. El actor sufrió de varias convulsiones previo a su muerte el 28 de mayo de 2010, la cual fue causada por una hemorragia tras una caída.
Según Forbes, Coleman no tenía más que “una casa modesta con una hipoteca y algunas regalías de sus días como actor” al morir, dejando un patrimonio de USD 75 mil dólares.
Bobby Driscoll
La historia de Bobby Driscoll da para toda una película dramática. En sus años de infancia, fue acogido por Disney para interpretar cintas como la controversial Canción del Sur, misma que lo llevó a la fama mundial. La casa del ratón tenía fe en el pequeño Driscoll, pagándole unos USD 20 mil dólares actuales simplemente por estar disponible para cuando fuera requerido en algún papel. Todo parecía perfecto hasta que le llegó la pubertad, y con ella el acné, el cambio de voz y demás situaciones que Disney ya no veía rentables.
La última participación del actor en Walt Disney Pictures fue en la cinta Peter Pan en la que prestó su rostro como molde, y tras haber sido abandonado por la compañía, decidió emprender un viaje a Nueva York para brillar en Broadway. El teatro no le abrió los brazos, pero la pintura sí, convirtiéndose poco a poco en un artista importante. Sin embargo, antes de poder llegar al estrellato, desapareció sin más, y no se volvió a saber de Driscoll hasta que su cuerpo fue encontrado sin vida por un grupo de niños en un apartamento abandonado, rodeado de botellas vacías y panfletos religiosos.
Anita Ekberg
La actriz y modelo sueca fue otra de las víctimas de una industria que le daba la espalda a todo aquello que dejaba de ser “bonito”. Loco por Anita, Guerra y Paz y The Alphabet Murders, fueron algunos de sus filmes más destacados, y durante mediados del siglo XX, Ekberg era una de las sex symbols más importantes de Hollywood.
Sin embargo, la edad y varios infortunios hicieron que su desenlace fuera sumamente trágico. Ekberg vivió en Roma sus últimos años de vida, aparentemente en circunstancias cómodas. Sin embargo, la entonces octogenaria fue víctima de robos mientras estaba internada por una enfermedad, y como cereza del pastel, perdió su casa, vacía por el hurto, en un incendio.
Desde 2011 hasta su muerte en 2015, Ekberg se recluyó en un asilo. En una entrevista que logró dar poco antes de fallecer, Ekberg declaró: “Amé, lloré, gané y perdí. Y hasta llegué a enloquecer de felicidad”.
Corey Haim
Tras su participación en la cinta Los Niños Perdidos, Haim logró hacerse de una gran fortuna. El actor se había convertido en una importante promesa dentro de la industria gracias a producciones como Fast Getaway, Dream Machine y Blown Away.
Su constante participación en producciones hollywoodenses (e incluso independientes) le dio en su momento un patrimonio de USD 2 millones dólares. Sin embargo, con la fama y la fortuna, Haim también terminó cayendo en las drogas. Su adicción fue tan fuerte que a principios de los 2000 vendió su cabello y sus dientes por eBay para seguir comprando más sustancia.
Para sus últimos años, Corey terminó en bancarrota y regresó a la casa de su madre. Murió el 10 de marzo de 2010 por neumonía, debiendo alrededor de USD 200 mil dólares de impuestos y con USD 5 mil dólares en el banco.
Charlie Parker
Charlie Parker es hasta hoy en día una de las figuras más importantes del jazz. A pesar de su legado, lo cierto es que nunca supo amasar la fortuna que ganaba ni por sus tocadas ni por sus discos, yéndose todo lo que ganaba en una sola cosa: drogas.
Parker se volvió adicto a la heroína desde los 16 años a partir de un accidente de tránsito. Se le administraron varios analgésicos, y a partir de ahí decidió recrear la sensación con la heroína, y 20 años después, el vicio continuó.
Es incierta la fortuna que el saxofonista llegó a amasar. Logró presentarse en Europa y firmó con el sello Verve Records, lo que le habría dado importantes cantidades de dinero, pero para sus últimos años, el músico estaba prácticamente en bancarrota, sobre todo por su adicción a las drogas. Su adicción fue tan fuerte que llegó a empeñar su saxofón, y su situación económica tan precaria que vio morir a una hija de neumonía porque no tenía los recursos para su tratamiento, lo que hizo que intentara suicidarse en dos ocasiones.
Parker falleció el 12 de marzo de 1955 debido a una neumonía al igual que su hija. Su salud había mermado tanto al momento que el médico forense creyó que se trataba de una persona entre los 50 y los 60 años, cuando sólo tenía 36.
Judy Garland
La actriz y cantante detrás de Dorothy en la versión de 1939 de El Mago de Oz tuvo una vida plagada de tragedia. En favor de dar una interpretación impecable, sus padres no tuvieron reparo en llenarla de toda clase de drogas y somníferos a la edad de 17 años. Por interpretar a la niña que buscaba su regreso a Kansas, Judy ganaba USD $500 dólares por semana al actuar, y tras ganas un Oscar por su actuación, parecía que la vida le estaba sonriendo, convirtiéndose en una de las actrices más ricas de Estados Unidos.
La productora MGM seguía tratando de sacarle jugo, pero después de que en 1947 tuviera un ataque de nervios e intentara suicidarse, la empresa decidió romper relaciones con Garland.
La década de los 50′s parecía una nueva oportunidad para Judy después de haberse casado con el productor Sid Luft con quien tuvo dos hijas. La relación terminó por actitudes violentas de ambas partes. La siguiente década prometía una época feliz para Garland con el lanzamiento de un álbum musical que se convirtió en un éxito.
Esta fortuna le duraría poco, pues debido a su actitud derrochadora, Garland se vio al borde de la quiebra y tuvo que comenzar una gira por Europa en la que se presentaba en clubes nocturnos por alrededor de USD 100 dólares la noche.
El 22 de junio de 1969, Garland murió debido a una sobredosis accidental de barbitúricos. La autopsia también reveló que llevaba varios años lidiando con la cirrosis de carácter mortal. Tras de sí, dejó un patrimonio de lo que hoy en día serían USD 250 mil dólares, pero además, una deuda ante el fisco de USD 4 millones de dólares.