Pese a que haber nacido escapa de su poder, todos los hijos de las máximas superestrellas que el mundo haya visto han tenido que pagar el precio de la fama heredada y, algunos, haberse hecho cargo de algunos platos rotos. El foco público se les fue adjudicado desde el día de su nacimiento y, muchas veces, ha podido determinar distintos eventos cruciales en su destino, sea para bien o para mal.
En esa línea, ser el único hijo varón que tuvo Frank Sinatra, uno de los máximos astros de Hollywood y del mundo, no sería nada fácil. Es inevitable pensar que cualquier cosa que decidiera hacer se vería eclipsada por el exorbitante éxito que logró su padre, o que las comparaciones serían cada vez más crueles. Sin embargo, tanto Frank Sinatra Jr. como su hermana mayor Nancy Sinatra decidieron seguir los pasos de su padre en el mundo del espectáculo. El resultado fue un camino lleno de oportunidades. Pero, ¿a qué costo?
Frank Sinatra Jr. se convirtió en un cantante con un timbre de voz muy parecido al de su afamado padre, pero optó por desarrollar un repertorio diferente de jazz. Así, desde muy joven lanzó su propio espectáculo en los hoteles casino de Las Vegas, que eran propiedades de Sinatra senior, como el Harrah’s Lake Tahoe.
Por su parte, Nancy, la hija mayor de “La Voz”, generó conexiones tan valiosas a su alrededor que firmó con el gran compositor Lee Hazlewood, que produjo para ella algunas canciones que se hicieron éxitos. Lo que Nancy no sabía era que uno de sus compañeros de clase iba a traicionarla en un grave incidente que pretendería perturbar la estabilidad de su familia.
La noche del domingo 8 al lunes 9 de diciembre de 1963, el único hijo varón del intérprete de “New York, New York” fue secuestrado, cuando tenía apenas 19 años. Mientras Frank Jr. estaba en su camerino del Harrah’s Club Lodge del Hotel Lake Tahoe preparándose para actuar, alguien llamó a la puerta de la habitación. El que atendió fue Joss Foss, su trompetista de orquesta, que se encontró con un hombre disfrazado de esquiador apuntándole con un revólver. Ese sujeto y un cómplice entraron en la habitación, minimizaron a Foss y vendaron los ojos a Jr. antes de llevarlo a un coche y huir del lugar junto a un tercer secuestrador.
El autor intelectual y ejecutor del vandálico acto resultó nada menos que Barry Keenan, que tenía una conexión con la familia Sinatra a través de Nancy, la hija de la estrella hollywoodense. Si bien no eran precisamente amigos, sí compartieron el mismo colegio. “Puedo ver a Junior mirando las balas”, dijo Keenan en una escalofriante declaración a People en 2016, recordando cómo agitó un revólver en la cara de joven.
La exhaustiva investigación posterior reveló que Barry Keenan, Joe Amsler y John Irwin conspiraron para secuestrar a Frank Jr. motivados por el dinero. Keenan fue el cerebro de la operación, según informó The Washington Post en 1998. Pero, ¿resultó exactamente como lo calculó?
En aquella época, Frank Sinatra era una especie de inmortal perverso que portaba un sombrero de fieltro. La estrella con cuyo único hijo varón nadie se atrevería a meter. Pero Keenan creía tenerlo todo planeado. “En mi estado de demencia lo vi como un negocio”, aseguró.
La magnitud del secuestro no tardó en hacerse evidente: el despliegue de emergencia fue magnánimo y digno de la máxima estrella estadounidense de la época. Sinatra, ícono de la música y el cine, canceló todos sus compromisos, incluyendo el inicio del rodaje de una nueva película. Preocupado por la vida de su hijo, viajó urgentemente desde Palm Springs hacia Zephyr Cove, desencadenando un despliegue masivo que involucró al FBI y más de 80 efectivos policiales. Incluso ordenó que se cierren las principales carreteras, algo que solo él podía lograr.
Inusualmente, se generó una ola de especulaciones por parte de la policía y los medios de comunicación respecto a la posible razón del secuestro, llegando a sugerir que el hecho podía tener relación con un conflicto entre Sinatra senior y la mafia. Sin embargo, estaban equivocados.
A la noche siguiente, Sinatra recibió una llamada telefónica de uno de los secuestradores, que le dijo que sólo se comunicara con ellos a través de teléfonos públicos, que en 1963 podían pagarse con monedas de diez céntimos. El cantante y actor siguió las instrucciones y empezó a llevar 10 monedas de diez centavos consigo en todo momento, una tradición que mantuvo hasta el día de su muerte.
Como era de esperarse, los secuestradores exigieron una gran suma en metálico por la devolución de Frank Jr.: 240.000 dólares de rescate, lo que equivale a más de 2,4 millones de dólares en 2023, no sin antes ordenarle que se traslade a la casa de su ex esposa y madre de sus hijos, Nancy Barbato, y que haga las gestiones instalado allí. Sinatra logró reunir el dinero y lo entregó en un punto de entrega acordado el día 11 de diciembre.
Las aguas se calmaron y Sinatra volvió a ver la luz el día de su cumpleaños: durante la madrugada del 12 de diciembre de 1963, uno de los vigilantes de seguridad privados de la urbanización en la que vivía Barbato se encontró con un joven muchacho que le pidió que lo lleve “a la casa de su madre”: Era Frank Jr., que apareció apenas 45 minutos antes de que su padre regresara de depositar el rescate.
“Puedo revelarles que tengo 46 años y creo que acabo de recibir el más bello regalo de mi vida: mi hijo Frank”, se sinceró “La Voz”. Por su parte, la víctima contó que pasó los tres días del secuestro con los ojos vendados y que nunca tuvo miedo. Pese a que no pudo ser testigo visual de nada, agregó que no eran más de tres y que “parecían unos completos aficionados”.
El secuestro de Frank Jr., uno de los más sensacionales desde el del hijo del famoso ingeniero y aviador estadounidense Charles Lindbergh, fue un completo fracaso. ¿Por qué fue liberado tan rápido? Antes de que Barry Keenan, autor del secuestro, recogiera el botín del pago, Irwin entró en pánico y liberó a Frank Jr, lo que demostró la torpeza y falta de experiencia del trío.
“Es una de las cosas de las que más me arrepiento”, aseguró Keenan. “Junior ha vivido con el estigma el resto de su vida”.
Fue la voluntad del más veterano de los tres perpetradores el que propició su propia caída. William Irwin, con cuarenta años y varios antecedentes penales, reflexionó respecto a la gravedad del lío en el que se había involucrado. Para él, era obvio que tenía en su contra a la policía, el FBI y posiblemente a la mafia, por lo que Irwin decidió entregarse a sí mismo y delatar a sus compañeros de 23 años, Barry Keenan y Joseph Amsler.
En último término, los tres secuestradores fueron condenados por su participación en el secuestro. Los años de condena, reducidos tras apelaciones, resultaron en menos de cuatro años para Amsler e Irwin y alrededor de cuatro y medio para Keenan.
Tras la muerte de Frank Sinatra, se dice que el aclamado cantante fue enterrado con una botella de whisky, cigarrillos, un mechero y 10 monedas de diez centavos en los bolsillos, las últimas que llevaba consigo desde que secuestraron a su hijo, Frank Sinatra Jr. el 8 de diciembre de 1963.
Frank Sinatra Jr., hijo de Frank Sinatra, falleció el 16 de marzo de 2016 a los 72 años.