La estrella de Hollywood que dejó todo para convertirse en monja

Dolores Hart debutó en la pantalla grande como pareja de Elvis Presley y renunció a millonarios contratos porque “se enamoró de Dios” a sus 24 años. Su documental fue nominado al Óscar

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Hart se consolidó como una
Hart se consolidó como una de las mejores actrices de su generación. Fue la primera en besar a Elvis en la ficción, protagonizó un éxito en Broadway y estuvo comprometida con un multimillonario (Grosby/AP)

Fue la primera en besar a Elvis Presley en el cine y muchos la consideraron “la próxima Grace Kelly”. Dolores Hart tenía todo lo que se necesita para triunfar como actriz en el cine: belleza, talento y oportunidades de oro. Sin embargo, la joven estrella sacudió Hollywood al caer rendida ante un amor más fuerte que nada. Y, aunque consiguió una nominación al Oscar, no fue por su talento interpretativo.

Le costó mucho tomar la decisión y aceptarla. Sobre todo porque su familia era incrédula y, además, como actriz, tenía la presión de los contratos millonarios de Hollywood.

Dolores Hart nació bajo el nombre de Dolores Hicks el 20 de octubre de 1938, cuando sus padres, los actores Bert y Harriet Hicks, tenían tan solo 17 y 18 años, respectivamente. Su infancia estuvo marcada por la inestabilidad tras el divorcio de sus padres cuando tenía solo 3 años. Creció en un hogar sin creencias religiosas, tanto que cuando su abuela materna se enteró del embarazo de su hija, le sugirió abortar. Pese a ello, fue inscrita por sus abuelos en la escuela católica San Gregorio.

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Dolores Hart nació un 20 de octubre de 1938, bajo una familia escéptica y alejada de cualquier creencia religiosa (Grosby)

A los pocos años de empezar la universidad, su pasión por la actuación la impulsó a participar en un casting para una película con uno de los cantantes más famosos de la época. De esta manera, cumplió el sueño de muchas jóvenes de entonces: darle su primer beso en la pantalla a Elvis Presley en la exitosa película “Loving You” como su pareja sentimental a sus 18 años.

“A menudo me pregunto por qué el Señor me dio tal oportunidad de audicionar para Elvis. Éramos tantos en la fila ese día y no puedo creer que obtuve el papel”, confesó en una entrevista en 2012.

Dolores y Elvis protagonizaron lo que se recordaría durante mucho tiempo como el beso más prolongado en la historia del cine. Aunque apenas duró 15 segundos en la pantalla, la grabación requirió horas.

Este fue el primer beso ficticio que recibió Elvis y el primer beso en todos los aspectos para Dolores, por lo que la timidez era evidente entre ambos.

Dolores y Elvis protagonizaron lo
Dolores y Elvis protagonizaron lo que se recordaría durante mucho tiempo como el beso más prolongado en la historia del cine

Cada vez que sus labios se tocaban, los dos se ruborizaban mientras el director, fastidiado, gritaba “¡corten, corten!” y ordenaba repetir la escena. Entre tomas, Elvis se atrevió a invitarla a salir, pero Dolores se negó con un firme “no mezclo trabajo con placer, y mañana debo levantarme muy temprano”.

Aquel momento icónico marcó su debut en el cine. A partir de ahí, se consolidó como una glamurosa protagonista, y apareció en nueve películas más, entre ellas el clásico de culto “Where the Boys Are”. También dejó huella en Broadway con “The Pleasure of his Company”. Hace 60 años, Dolores estaba en la cima de su carrera, compartiendo escenario con leyendas como Marlon Brando, Robert Wagner y Montgomery Clift. Además, se había comprometido con el millonario arquitecto Don Robinson.

Sin embargo, en el apogeo de su éxito, Hart buscó refugio en la tranquilidad de Regina Laudis, un monasterio en Connecticut. Esta experiencia marcó un punto de inflexión en su vida. Contraria a la típica percepción de rigorismo y opresión, encontró en la madre superiora una figura comprensiva que la animó a ver la vida de otra manera.

En un momento cumbre, Dolores
En un momento cumbre, Dolores Hart rechazó el contrato de un millón de dólares con la Metro Goldwyn en 1963 para retirarse y no dar marcha atrás (Grosby)

Al hablar con ella, le confesó que temía involucrase sexualmente con sus compañeros de set o tener pensamientos “inapropiados”. Lejos de condenarla, la superiora lanzó una carcajada: “La castidad no impide apreciar la belleza que Dios creó. Trabajas con hombres bellísimos y eres una chica, cómo no vas a fantasear con ellos”. Este encuentro marcó el comienzo de una búsqueda espiritual distinta para ella.

En 1960, mientras interpretaba a Santa Clara en “Francisco de Asís”, conoció al Papa Juan XXIII. Extrañamente, le dijo: “¡No, tú eres Clare!”. Este hecho representó el momento definitivo que la llevó hacia su verdadera vocación a sus 22 años. “El monasterio fue como una gracia de Dios que entró en mi vida de una manera totalmente inesperada. Y Dios era el vehículo. Él era el Elvis más grande”, afirmó. “Estaba enamorada de Dios”.

En 1963, después de tres películas, Dolores Hart se enfrentó al poderoso productor de Hollywood Hall Wallis. Él le ofreció un contrato de un millón de dólares con la Metro Goldwyn, pero ella se negó a firmarlo. “O firmas o te prometo que no volverás a trabajar en Hollywood”, le amenazó. Ella no se dejó intimidar y se marchó de su despacho para no regresar nunca más.

La ex actriz obtuvo su
La ex actriz obtuvo su propia historia de amor, de la que goza hasta hoy, a sus 85 años. “Simplemente descubrí que trabajar en el cine me daba mucho menos felicidad que la que vivía en el convento”, admitió (AP 163)

En una valiente decisión, abandonó la actuación y rompió su compromiso con Don Robinson, terminando con cinco años de relación. ¿El objetivo? Convertirse en religiosa en la Abadía de Regina Laudis en Connecticut, en donde vive actualmente. Aunque, después de todos estos años, en 2012 Hart decidió hacer un regreso triunfal a la pantalla grande a sus 73 años, interpretándose a sí misma, “Madre Dolores”, en el documental “Dios es el Elvis más grande”. El filme le mereció una destacada nominación al Óscar y decidió asistir a la gala de la ceremonia, luciendo orgullosamente su atuendo de religiosa.

Finalmente, Dolores obtuvo su propia historia de amor, de la que goza hasta hoy, a sus 85 años. “Simplemente descubrí que trabajar en el cine me daba mucho menos felicidad que la que vivía en el convento”, admitió.

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