La supermodelo Gisele Bündchen dio una entrevista a la revista People donde hizo una profunda reflexión sobre su pasado, su presente y su futuro. El primer tema que salió a discusión fue el de su bochornoso momento en el desfile de la colección primavera/verano de Givenchy el año 2000, cuando se le rompió el tacón en plena pasarela. Como la profesional que siempre ha sido, Gisele fingió que no pasaba nada, pero lo cierto es que estaba al borde del colapso debido a la vergüenza y al dolor de soportar su peso con la punta del pie; todo esto mientras intentaba seguir luciendo fabulosa.
“Fue una locura. El talón se me clavó. Así que tienes que poner todo tu peso en la parte delantera del pie. Y luego tienes calambres y te duele mucho, pero tienes que hacer lo que tienes que hacer”, explicó Bündchen en entrevista. La modelo también aseguró que lo único que tenía en la mente era que “no podía derrumbarse” frente a todos los presentes que esperaban verla tan perfecta como siempre. A pesar de todo, Bündchen se quedó con un gran aprendizaje tras el incidente.
“No voy a derrumbarme delante de toda esa gente. No había opción de derrumbarse allí. Tienes que hacer como si no hubiera pasado nada y esperar que nadie se diera cuenta. Y creo que es una gran metáfora de la vida, porque siempre que te lanzan bolas curvas, ¿te derrumbas o te levantas? Es una elección, ¿no? Tienes que levantarte”.
Más de 20 años después, muchas cosas han cambiado en la vida de Gisele. Ahora es madre de dos niños, está divorciada y ha decidido dejar el alcohol. Según Gisele, fue la edad lo que la hizo abandonar las bebidas embriagantes, pues cada vez dejan más estragos en el cuerpo. Por esto mismo, Bündchen también optó por decirle adiós a la cafeína.
“Justo después de cumplir los 40, de hecho, sentí una gran diferencia entre cuando tomaba la copa de vino y cuando no la tomaba. Está socialmente aceptado tomarse una copa de vino. Y la gente incluso dice: ‘Oh, es saludable para ti’. Pues para mí no es sano. Si quieres pedirle a tu cuerpo lo que yo le pido a mi cuerpo, que es mucho, no puedo estar tomando todas estas cosas (alcohol, cafeína) porque suman”, sentencia Gisele quien también asegura que desde que dejó el alcohol, ha logrado dormir mejor y se siente “menos confusa”.
Si bien, Bündchen sigue siendo una de las modelos más codiciadas a sus 42 años, hoy en día su máxima preocupación es su papel de madre. Vivian de 10 años y Ben de 13 años, han tenido que sufrir varias mudanzas y el acoso de los medios después de que su padre, el quarterback Tom Brady, se separara de su madre. Sin embargo, las cosas han comenzado a estabilizarse, ahora la familia vive en Miami y parece que los hijos de Gisele comienzan a adaptarse.
“Están conociendo amigos en la escuela. Les gusta. Es todo nuevo. Pero les está gustando mucho y se están metiendo en sus cosas”, declara Gisele orgullosa de sus hijos que poco a poco encuentran su propio camino. Ben ya está siguiendo los pasos de su padre y está practicando futbol con el número 12 adornando su espalda, justo como el siete veces ganador del Super Bowl. Sin embargo, parece que su verdadera pasión es la música, pues su madre asegura que pasa todo el día sentado al piano.
Por su parte, Vivian está obsesionada con la equitación y quiere convertirse en jinete profesional. Muchos le dijeron a Gisele que convenciera a su hija lo antes posible de abandonar este deporte tan costoso, pero con un patrimonio neto de USD 400 millones de dólares, no parece que le afecte mucho.
“Creo que, para mí, el éxito significa haber criado hijos que tienen valores correctos. ¿Entiendes lo que quiero decir? Porque entonces, cuando estoy lista para irme, sé que he dejado algo atrás que es hermoso y que es un activo frente a algo diferente. Me enorgullece ver cómo se están convirtiendo en personas individuales, pero cómo sus principios y sus valores son tan fuertes. Me hace muy feliz ver que están floreciendo en sus propios seres”, finaliza Bündchen la entrevista con esta reflexión.