Guillermo del Toro, el director y guionista originario de Jalisco, México, sumó un nuevo galardón a su amplia trayectoria como cineasta, pues la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas reconoció a “Pinocho” como la Mejor Película de Animación en la 94a edición de los Premios Oscar.
Para recibir la estatuilla, Del Toro subió al escenario en compañía del codirector y coproductor Mark Gustafson y de los coproductores Gary Ungar y Alex Bulkley. Acto seguido, dio un breve mensaje en favor de la animación y reconoció el apoyo y la inspiración que su familia le ha brindado a lo largo de su carrera.
“La animación es cine, la animación es un género y está lista para llegar al siguiente nivel, por favor, manténganla en la conversación”, comentó al inicio de su discurso.
Posteriormente, expresó su agradecimiento a Netflix y a Ted Sarandos —codirector ejecutivo de la empresa— por “tener fe” en él y su equipo para la realización de la película. Además, le dedicó el premio a la guionista Kim Morgan —su esposa—, a quien se refirió como “el amor de mi vida”, a sus hijos y a su madre y su padre.
“Ya no están en este mundo, pero están aquí conmigo [en mi corazón]. Soy su hijo y los amo”, fue como el jalisciense culminó su intervención en la ceremonia.
Del Toro en defensa de la animación y el cine latino
Luego de recibir el Oscar a Mejor Película de Animación, Guillermo del Toro y su equipo se trasladaron a la sala de prensa del evento para responder algunos cuestionamientos de los medios.
Como parte de las respuestas del tapatío, recordó que en Guadalajara “se ha estado haciendo animación desde los años ochenta [...] Empezamos en Super8, después pasamos a 16mm y finalmente a 35″, de acuerdo con reportes de Los Angeles Times.
“También se han estado haciendo grandes cortometrajes [en el mismo formato] en Ciudad de México y en Monterrey”, añadió Del Toro.
Respecto a la técnica de stop motion (también conocida como animación en volumen o cuadro por cuadro) con la que hizo “Pinocho”, dijo que se trata de “la forma más democrática de la animación”, pues las otras que se usan regularmente en la industria “son demasiado caras”.
Para sostener dicho argumento, explicó que gracias al cuadro por cuadro es posible “decir exactamente lo que quieres sin tener que gastar una fortuna” y consideró que tanto México como Latinoamérica “están en condiciones de competir con el mundo entero usando la fuerza del alma y la potencia artística”, informó el medio californiano.
Al hablar de las condiciones a las que se enfrentan actualmente las y los cineastas latinoamericanos en Estados Unidos, indicó que ha habido notorios cambios en comparación con épocas anteriores, aunque aún quedan cosas por hacer.
“Estamos mejor, pero todavía nos falta; de todos modos, cada vez que haces algo, no puedes hacerlo únicamente para ti, sino para toda la gente que viene detrás”, manifestó Guillermo del Toro.
Finalmente, en cuanto al principal diferenciador de su adaptación de la historia de “Pinocho”, recalcó que el énfasis estuvo en replantear elementos fundamentales del libro clásico y trasladarlos al contexto actual.
“La historia que presentamos es sobre un padre que tiene que aprender a ser un padre, no sobre un hijo que tiene que aprender a ser un hijo”, detalló en un primer momento. Enseguida, sostuvo que “ahora mismo, la desobediencia es urgente e impostergable en el mundo. Y no podemos pretender la construcción de algo perfecto, porque lo importante es que exista el amor”.