Entre las luces fosforescentes y los altos decibeles que resuenan desde distintos puntos de las curvas habilitadas en el Autódromo Hermanos Rodríguez en CDMX, desde este 24 de febrero y hasta el domingo 26, llegan en tropeles los amantes del género dispuestos a vibrar con una selección de más de 100 actos de música electrónica nacional e internacional.
En su novena edición, el Electric Daisy Carnival, EDC se suma a la euforia mexicana por los festivales masivos donde los beats y el desfogue de energía contagian a un público ávido de “darlo todo” en las pistas de baile en que se convierten los espaciosos jardines del Autódromo, donde frente a los escenarios de nombres que aluden al imaginario raver -Circuit Grounds, Neon Gardens, Waste Land, Bionic Jungle o Stereo Bloom- los asistentes se hipnotizan con los visuales, juego de luces láser y el BPM desde la tornamesa del DJ en turno.
El evento nacido en 1997 se ha presentado al paso del tiempo en países como Estados Unidos, Japón, Brasil y Reino Unido, y es considerado como el festival de música electrónica más grande fuera de Europa, siendo su auge en tierras mexicanas desde 2014 y a la fecha.
Marshmello, Martin Garrix, Diplo, Tiësto, Rehab, Illenium, Above & Beyond, y otros DJs son el atractivo que congrega multitudes -100 mil asistentes sólo el primer día, según cifras de los organizadores, y que convierten los enormes escenarios en raves donde el olor a mariguana impera en algunos círculos.
Pero géneros de la EDM, como house, dance, electro, drum and bass, techno, dance-punk, hard dance, dubstep, trance y sus variantes no es lo único que se baila en el EDC, pues acorde a los tiempos que corren, el género masivo por excelencia no podía quedar fuera de esta fiesta de colores neón: el reggaetón.
Para quienes la jornada ofrece algo más que los actos de DJs internacionales, consolidados en la escena electrónica, está el escenario MIXX, donde el reggaetón y el trap se hacen presentes para poner a “bellaquear” a los entusiastas del género más escuchado a nivel mainstream en la actualidad.
‘’Sí está chido bailar electro, la gente de hasta adelante se pone bien prendida y arman buen relajo, pero también de repente cansa, ya después de un rato ya aburre y uno prefiere venirse con la banda a perrear hasta el suelo’', cuenta Jorge, comerciante de unos 25 años, quien asiste al EDC desde la colonia Escandón y para quien la selección musical que el proyecto veracruzano Exodia Collado, que incluyó remixes a temas clásicos del urbano, como Gasolina de Daddy Yankeee y Oye mi canto, de N.O.R.E. y Nina Sky fue un levantón suficiente.
Asimismo, para algunos como Daniela, de 28 años, psicóloga y habitante de la alcaldía Magdalena Contreras, la escena electrónica tiene su valor, pero es algo que “ya fue”:
“El techno y el trance siguen prendiendo, pero yo creo que le llega más a otras generaciones que vivieron el mero boom de la época. Se respeta y todo, pero lo de hoy es el reggaetón, el perreo, el ambiente que pone la música del barrio”, cuenta a Infobae México.
“También siento que como generación es un ritmo que nos habla a todos, que salió desde las comunidades de Puerto Rico y hoy es un fenómeno mundial. El urbano tiene más nuestra esencia como latinos, como una hermandad poderosa, y siento que la electro es más ajena a nuestro desmadre, es más anglosajón el pedo”.
Además del chance de poder “prenderse” con otro género, el EDC ofrece la posibilidad de disfrutar la larga jornada musical aun cuando se tiene alguna discapacidad. Es el caso de Rodrigo, quien acudió al Autódromo Hermanos Rodríguez con muletas y silla de ruedas, y para quien su condición no le impidió disfrutar la experiencia completa.
“Desde que llegué el personal del acceso me vio, y como es un trayecto algo largo desde la entrada de la calle, vine también con mi silla de ruedas, y los carnalitos me ofrecieron el servicio de un carrito, es totalmente gratuito, así que dije ‘qué chido, qué buen pedo’”.
“Me llevaron un carrito como tipo de golf, y ya me metieron hasta acá adentro, ya les di mis boletos, los escanearon y listo, lo que sí es que la silla de ruedas está algo complicado por los desniveles que hay, pero ya dije ‘mientras caminemos mejor me voy en muletas porque es más fácil, pero la verdad es que estoy muy bien”.
Rodrigo no tuvo problemas para disfrutar las amenidades del festival, donde también es posible vivir experiencias publicitarias y sentir la adrenalina de los juegos mecánicos de feria.
“Me subí a la rueda de la fortuna y sin problemas. La gente hasta eso ha sido muy respetuosa la mayoría, no falta el que se cruza o te gana el paso, pero en general es muy respetuosa en ese sentido”, contó el joven de 27 años, quien ya espera con ansias la edición 2024 del festival que mantiene viva la escena electrónica a nivel masivo y evoca los legendarios raves de antaño.