En el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo, el Senado homenajeó este jueves a Alberto Barbieri. El rector de la Universidad de Buenos Aires recibió la máxima distinción, la Mención de Honor "Domingo Faustino Sarmiento" por su aporte al sistema educativo.
A sala llena, el acto estuvo encabezado por Federico Pinedo, presidente provisional del Senado, y Miguel Ángel Pichetto, senador y precandidato a vicepresidente. Ambos fueron los impulsores de la iniciativa que atrajo a ministros de educación de distintas gestiones como Daniel Filmus y Esteban Bullrich.
"Es un simbolismo muy fuerte lo que ello refiere. Habla del mismo pluralismo que se incentiva desde la UBA", abrió Pinedo. "Tiene una relevancia muy particular este homenaje porque coincide con que la universidad pública está siendo reconocida internacionalmente como una de las principales del mundo", agregó en alusión al reciente ranking universitario que ubica a la UBA como la mejor casa de estudios de Latinoamérica.
"El trabajo de Barbieri como representante de la UBA es muy apasionante y complejo. Estamos en un momento del mundo atravesados por una revolución digital, por la explosión de la inteligencia artificial y la educación permanente. Un contexto de pérdida de puestos de trabajo tradicionales y aparición de nuevos empleos. En ese extremo dinamismo, la universidad cumple un rol crucial", destacó Pinedo.
Después de posar con el diploma, Barbieri tomó la palabra: "Uno que está acostumbrado a hablar, cuando le toca ser el premiado un poco se le nublan las palabras. Es un momento de emoción y alegría ser reconocido con la máxima distinción", señaló después de agradecer al Senado, a los docentes y no docentes de la UBA, a los decanos de las distintas facultades, al claustro de graduados y, en especial, a su familia, todos ellos presentes en el homenaje.
"Empecé como estudiante, después fui docente, decano y rector dos veces. Jamás lo hubiera imaginado cuando comencé a estudiar. Tengo que agradecer a todo el gran espacio al que formo parte. Ninguno de estos logros lo hace una persona sola. Día a día me acompañan en la gestión con su compromiso con la universidad pública", remarcó.
De profesión contador, Barbieri ocupó dos veces el decanato de la Facultad de Ciencias Económicas: del 2006 al 2010, y luego fue reelecto para el período 2010-2014. Como la mayoría de las autoridades, es profesor titular de la sede –en la materia Administración de la Salud–, aunque ahora de licencia, y cuenta con una formación curricular extensa: un doctorado en el área de Administración y Contador Público y varias maestrías. El año pasado fue reelecto como rector. A lo largo de su trayectoria, recibió distintos reconocimientos: es ciudadano ilustre de la ciudad de Buenos Aires, honoris causa de distintas universidades, entre otros.
"Estamos en un momento muy importante del país. Vamos a elegir a nuestros representantes. El Congreso votó una ley de debate obligatorio. Yo formo parte del Consejo Académico, pero debo decir en esta cuna de la democracia que, de una vez y para siempre, lo que yo esperaría es que los candidatos no debatieron sobre educación. Si no que tuvieran un proyecto común que, gane quien gane, se pusiera en práctica. Queremos que no nos corran el arco todos los días y el presidente que sea elegido siga esos grandes lineamientos. Nosotros, como universidad pública, tenemos que rendir cuentas", reflexionó.
El rector dijo que comenzó a distribuir una encuesta dentro de la universidad para conocer el punto de vista de la comunidad. A partir de esos resultados, advirtió, pedirá una entrevista con cada uno de los candidatos. "A todos nos pone orgullosos ver a la UBA tan arriba, pero no nos pongamos a llorar cuando dejemos de estarlo. Si seguimos con este nivel de inversión, no vamos a poder seguir compitiendo. Esto no un problema de un gobierno. Es de todos. Si no hay conocimiento, nos quedamos atrás y no podemos perder este tren", consideró.
Antes del cierre, planteó: "En educación las cosas no se hacen de un día para el otro. Sarmiento no pudo verlo en su totalidad. Tardó 100 años en ver los frutos de esa ley de avanzada que convirtió el primario en obligatorio y volvió a Argentina el país más alfabetizado de Latinoamérica. Se necesita tiempo y coherencia".
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