Por primera vez, el gobierno bonaerense encuestó a empresas de los 135 municipios de la provincia para conocer qué puestos necesitan cubrir. El relevamiento se ordenó a partir seis sectores productivos: industria, agricultura, servicios, comercio, construcción, agua y energía. A partir de ello, de acuerdo a los datos a los que accedió Infobae, se identificó una fuerte demanda: en la provincia de Buenos Aires hacen falta vendedores.
El relevamiento lleva el nombre de Sistema de Información sobre la Demanda de Perfiles Laborales (SIDPLA). En la primera edición, que se hizo a fines de 2018, participaron 6.400 empresas de un total de 250.000 y la idea es actualizarlo cada años. El objetivo, dicen, es orientar las propuestas formativas en torno a las necesidades que atraviesen las compañías.
En cada municipio se identificó necesidades puntuales. Por caso, en Quilmes, con fuerte presencia del sector de servicios y comercio, se requieren vendedores, especialistas en marketing y soldadores para los próximos cinco años. O en Berisso, donde la principal actividad es la metalmecánica, buscan certificadores de calidad y operadores de PC.
A nivel general, cinco de los seis sectores necesitan vendedores. Incluso en tres de ellos -industria, servicios y comercio- es la primera necesidad. Después otro perfil requerido es el de operador de PC, con conocimiento de software administrativos-contables.
A su vez, a las áreas de recursos humanos se les preguntó por las dificultades que encuentran a la hora de reclutar personal. Esta vez, los resultados no sorprendieron: la falta de habilidades blandas y de conocimiento fueron las más repetidas. En menor medida, también los empleadores se topan con candidatos sin los estudios necesarios, sin la capacidad para resolver problemas y con otros que difieren respecto de las condiciones laborales.
"Desde la provincia estamos vinculando la educación técnico-profesional con el mundo del trabajo. Por eso organizamos estudios y encuentros entre las instituciones educativas y sector productivo. Específicamente, necesitábamos tener un diagnóstico más claro de las capacidades y habilidades del mercado laboral y con este análisis comprobamos que muchas veces no coinciden con las áreas de interés que muestran los estudiantes", le dijo a Infobae Gabriel Sánchez Zinny, director de Cultura y Educación de la provincia.
Esa disparidad entre oferta y demanda la ratificaron durante la "Semana del orientador". 108 mil jóvenes utilizaron la plataforma digital de tests vocacionales y las dos áreas menos afines fueron, justamente, dos de las más requeridas: por un lado, agricultura, ganadería, minería y petróleo y, por otro, comercio, logística, bienes y servicios.
A cargo de la articulación está el Consejo Provincial de Educación y Trabajo (COPRET), que funciona desde hace 23 años, pero cobró mayor fuerza en el último tiempo. El organismo genera las mesas de encuentro entre los sectores productivos, los representantes de las instituciones educativas municipales y cada gobierno local.
"Después del relevamiento llegamos a la conclusión de que todos los sectores necesitan vendedores. Pero no se trata del vendedor llano, el de siempre, sino que es un puesto más sofisticado, ligado al desarrollo de estrategias de venta, a e-commerce, a buscar financiamiento. Ya tuvimos reuniones con cámaras de vendedores y la intención es armar una currícula de oficios y desarrollar una carrera de grado en esa línea", reconoció Gustavo Álvarez, secretario ejecutivo del COPRET.
A partir de 2020, aseguran, los resultados del informe se verán reflejados en la educación técnica. Ya desde el año pasado introdujeron algunos cambios en las currículas de los secundarios técnicos, los cursos de formación y las carreras terciarias, pero apuestan a profundizarlo y llevarlo a todas las áreas.
La apuesta también pasa por agilizar el trayecto educativo. Los cursos de formación profesional, que duran un año, pasaron a componerse de 4 o 5 módulos bimestrales. Entonces el alumno que abandona por alguna razón puede retomar al año siguiente sin volver a arrancar de cero. Lo mismo sucede con las llamadas "pasarelas educativas": al que comience una carrera técnica se le reconocen las prácticas laborales o formativas previas.
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