Chicos inquietos: cómo volver a captar su atención desde el aula

Juan Vasen, psicoanalista y psiquiatra especializado en infancia y adolescencia, visitó el auditorio de TICMAS y se refirió a los desafíos que plantean los alumos que suelen ser mal diagnosticados con déficit de atención

El psicoanalista y psiquiatra Juan Vasen, en el auditorio de TICMAS

Juan Vasen, visitó el auditorio de TICMAS en la Feria del Libro. El psicoanalista y psiquiatra especializado en infancia y adolescencia se refirió a los chicos patologizados. En concreto, ¿qué hacer con ellos? ¿Cómo resolver sus problemas desde el aula y no desde la medicación?

"Un comentario frecuente puede ser: 'En mi aula tengo 30 alumnos y tres casos. Un caso es un chico que rompe la homogeneidad del aula. En general, les cuesta seguir el ritmo de aprendizaje de sus compañeros. Los casos van creciendo y le presentan una dificultad al maestro", comenzó Vasen.

En la misma línea, el experto continuó: "Ese chico trae en su mochila su condición familiar, su condición social, su condición epocal. Suele pasar que la dificultad se piensa exclusivamente desde el cerebro. A eso le llamo el descarrilamiento de las neurociencias. Los laboratoristas terminan recortando y empobreciendo el abordaje. El cerebro es la sede de todo lo que nos pasa, pero eso no quiere decir que sea la causa de todo lo que nos pasa".

(Fotos: Dino Calvo)

"¿Qué es lo que podemos evitar?", se preguntó. "Supongamos que tenemos un chico desatento, inquieto. Desde la perspectiva del cerebro, ese chico podría ser calificado como un trastorno por déficit de atención. Si nos quedamos con esto, se arma una ecuación: déficit de atención = déficit de dopamina. Lo solución, entonces, es clara: le damos dopamina. Ahí está el primer error: pensar que la atención está en déficit cuando en realidad no es prestada", reflexionó.

Vasen cree que la atención hay que ganársela. Los chicos le dan su atención a aquellos maestros que logran entusiasmarlos. "En general, estos chicos terminan pasando uno o dos años más atentos, pero eso no quiere decir que a largo plazo el aprendizaje mejore. No hay atajos. En todo caso, hay que pensar en políticas e intervenciones que tomen en cuenta esta complejidad. En Escocia hay un proyecto muy interesante. En cada clase hay un docente y otro maestro de arte, que está para que diseñe todas las formas de transmitir conocimientos de una manera atractiva, convocante", ejemplificó.

El stand de TICMAS en la Feria del Libro

Para el psiquiatra, "el error está en convertir el problema educativo en un problema psiquiátrico y no buscar una solución pedagógica". "Antes la idea era formar un chico obediente, ordenado, conocedor de las reglas. Hoy eso no es lo que predomina. Los medios de comunicación y la publicidad no llegan tanto al ciudadano del mañana, sino al consumidor del presente. Sigue un ideal de 'no sé lo que quiero, pero lo quiero ahora'. Esto explota en el aula. ¿Cuántos chicos pueden esperar? Muy pocos", sostuvo.

La escuela debe lidiar con un problema: la espera. "La espera aburre de una manera muy intensa. Cuando hablamos del problema de los celulares, no podemos decir 'qué daño le hace a los chicos'. Pensemos en nosotros. ¿Cuántas veces vemos a un chico de 1, 2 o 3 años con una tablet que se la dio el adulto para que no moleste? Nosotros somos los que alimentamos el monstruo y después nos quejamos", planteó Vasen.

Asimismo, agregó: "En general cuando llegan los chicos a las consultas ya vienen con un diagnóstico que hizo el doctor Google. Las escuelas comunes deberían ser más especiales y las especiales deberían ser más comunes. Ese es el desafío".

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