La educación argentina acumula dificultades urgentes. Se suele hablar de los bajos salarios que, en general, perciben los docentes, de los paros que traen aparejados, de que los chicos aprenden poco o de alguna toma de escuela. Casi nada se habla, sin embargo, de la segregación escolar, que se ve menos "urgente" y parece interesar a solo un puñado de investigadores. El fenómeno ya es de larga data: los alumnos de distintas clases sociales cada vez tienen menos posibilidades de mezclarse en un aula.
El nuevo informe de Natalia Krüger, investigadora del Conicet y de la Universidad Nacional del Sur, refleja que las escuelas argentinas segregan más que la mayoría de los países de la OCDE, como España, Gran Bretaña, Estados Unidos o Japón, y que incluso más que otros que están por fuera del organismo como Corea o Rusia.
El estudio tomó los datos de PISA 2012, que evaluó a estudiantes de 15 años, porque son los últimos disponibles para Argentina. Ahí se ve que en la comparación con Latinoamérica el país sale mejor parado. El sistema educativo argentino segrega menos que el de Chile, Colombia, Perú o México. En el otro extremo, el grupo de los menos segregadores lo encabezan Costa Rica y República Dominicana. Claro que, vale la aclaración, se trata de la región menos inclusiva de las que integran PISA.
Uno de los indicadores que utiliza la investigación es el índice de información mutua. Mientras mayor es el indicador, más probabilidades de predecir el nivel socioeconómico de un alumno según la escuela a la que asiste. Es decir, mientras más alto es el número, más segrega un sistema.
Del informe se disparan distintas conclusiones: para lograr una distribución más equitativa, sería necesario desplazar al 45,9% de los alumnos más pobres hacia escuelas más acomodadas. Del mismo modo, en el caso inverso, habría que trasladar al 48,3% de los chicos de mejor posición socioeconómica hacia establecimientos vulnerables. Cuando se toma un estudiante promedio de NSE alto se estima que las chances de encontrarse con otro alumno de su mismo grupo social es del 50%.
La escuela pública solía ser la encargada de unir realidades diversas: de que confluyan en un mismo espacio hijos de profesionales e hijos de obreros. Con el correr de los años, la clase media se refugió en la escuela privada. Ahí está, entonces, la primera brecha evidente. Sin embargo, la investigación encontró que al interior de las dos gestiones la segregación es incluso más grande.
"Mientras que las minorías más favorecidas se concentran en escuelas más costosas, los sectores medios acceden en general a escuelas subvencionadas o con aranceles más bajos. Por otro lado, dentro del sector estatal, la localización geográfica de las escuelas influye mucho en la distribución de los alumnos según su origen social, y a su vez existen ciertas escuelas prestigiosas que concentran a las elites que permanecen en el sector", explicó Krüger en diálogo con Infobae.
-¿Se puede hablar de "guetos" en la educación argentina?
-En realidad, la literatura especializada se refiere a guetos cuando los valores de los índices superan ciertos umbrales, como es el caso aproximado de Chile y Perú. En Argentina estaríamos en una situación más moderada, pero esto no excluye la posibilidad de identificar escuelas que funcionan como guetos en el sentido de que ciertas minorías se encuentran prácticamente aisladas allí, con poca interacción con grupos de otro origen social. En general el concepto se refiere a las minorías marginadas, pero podría pensarse también que existen guetos en los que se concentran los sectores de mayor nivel socioeconómico, especialmente en las escuelas privadas sin subvenciones.
-¿Qué implicancias tiene la segregación?
-Son de distinta índole, tanto para los alumnos de dichas escuelas como para el sistema educativo y social en general. El aislamiento de ciertos sectores sociales en la escuela implica que los alumnos tendrán poco contacto con otras realidades, perspectivas o formas de vida, lo cual podría haber enriquecido su formación. Sus resultados académicos también se ven afectados por el "efecto compañero": las actitudes, expectativas y capacidades del grupo de pares puede influir en los aprendizajes individuales. Entonces, quienes asisten a escuelas de mayor nivel socioeconómico se benefician de este contexto y quienes acceden a escuelas marginales ven reforzada su desventaja inicial.
-¿El proceso se inicia de la mano de la privatización de la matrícula?
-La privatización de la matrícula en el país es un fenómeno de larga data, que comienza a registrarse en los '60, mientras que los primeros estudios que advierten sobre la segregación escolar surgen en los '80. Ambos procesos parecen haberse agudizado durante los '90. Si bien no puede señalarse a la mayor participación del sector privado como la única o principal causa de la segregación, sí son fenómenos muy vinculados: comparten algunos de sus factores determinantes y, al mismo tiempo, la privatización contribuye a profundizar la segregación.
-¿Cómo fue avanzando la segregación escolar en el país?
-En principio, las clases medias y altas comenzaron a migrar desde el sector estatal hacia el privado, reforzando la segregación entre sectores. Luego, cuando se masificó el acceso al secundario, se comenzó a observar un esfuerzo creciente de los segmentos medios y medios-bajos por salir de la escuela estatal. Probablemente eso generó una reconfiguración del sector privado: provocó una segregación interna entre el circuito subvencionado y el no-subvencionado, así como al interior de este último. Las escuelas privadas tienen más posibilidades de diferenciación. Por eso, que cada vez tengan más participación repercute en el nivel global de segregación.
-Además supongo que entran a jugar otros factores…
-Sí, la segregación es un fenómeno complejo y multi-causal. Va de la mano con el corrimiento del Estado y la mercantilización de la educación. Eso hace que los padres se vuelvan más "selectivos" y abre un mayor abanico de oferta, pero también responde a fenómenos sociales más profundos que son externos al sector educativo. La desigualdad económica, la fragmentación social y cultural, la segregación residencial, los deseos de diferenciación también deben tenerse en cuenta.
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