Los adultos mayores, aquellos por encima de los 60 años, no suelen ser foco de políticas educativas. Lógicamente el interés por estudiar es más alto entre los jóvenes, pero hay un porcentaje considerable -un 29,9%- de mayores a los que también les gustaría seguir formándose, de acuerdo a un nuevo estudio. En cifras absolutas, son 1.800.000 personas con interés, pero, en los hechos, tan solo un tercio de ellos continúa aprendiendo.
Los datos se desprenden de un nuevo informe del Barómetro de la Deuda Social con las Personas Mayores de la UCA, en alianza con la Fundación Navarro Viola y el Banco Supervielle. La investigación, que se presentará hoy, da cuenta del contraste entre los educandos potenciales y los reales. Quienes quisieran participar de alguna actividad, taller o curso formativo fueron tres veces más de los que efectivamente lo hicieron durante el último año.
Desde mayo de 2017, en Argentina, rige la Ley 27.360 que contempla una larga serie de derechos que gozan las personas mayores. En el artículo 20 de esa ley está consagrado el derecho a la educación. Sin embargo, aclaran los autores, la mayor edad va de la mano con que ese derecho sea poco ejercido en la práctica.
De los 600.000 adultos mayores que recibieron educación en el último año, la mitad lo hizo en instituciones privadas. El 40,8% estudió en una institución pública y el 9,2% cursó un taller en una ONG, organización barrial o fundación.
"En los años más recientes el actor más importante ha sido el Pami en articulación con las universidades", le dijo a Infobae Enrique Amadasi, coordinador del Barómetro de la Deuda Social con las personas mayores. "Una expansión futura debería exceder el marco universitario en la medida que su despliegue territorial está focalizado solo en las ciudades más importantes. Sería deseable que en un futuro haya 500 centros donde se ofrecen actividades de este tipo, uno por cada departamento o partido de las 24 jurisdicciones del país", planteó.
El interés por seguir estudiando crece o decrece según distintas variables. Respecto de la edad, hay un punto interesante: si bien el entusiasmo disminuye con los años -uno de cada 3 en el grupo de 60 a 74 años, 1 de cada 5 en el grupo de 75 años y más-, llama la atención si se lo ve en en cifras absolutas. Son 450.000 mayores de 75 los que querrían formarse. Cuando se analiza por género, la brecha es menor: 31,4% de mujeres contra 28% de varones.
Donde sí hay una brecha es por títulos educativos. Mientras mayor es el nivel de estudios alcanzado (secundario completo y más), más posibilidades hay de que quieran seguir cursando. Lo mismo sucede cuando se analiza por estrato social: a medida que se desciende en la estratificación social, también cae el interés por aprender. Mientras que en el estrato medio alto son el 53,0%, en el medio bajo representan al 32,4%, en el bajo desciende al 27,2%, y llega a un mínimo en el muy bajo con el 20,0%.
A la brecha de interés por nivel socioeconómico hay que sumarle otro punto. "Entre los sectores más bajos solo el 17% de los que están interesados logran acceder a una experiencia educativa de este tipo. En cambio, en los sectores medio altos la proporción sube al 59%. No es que solamente los mayores de los sectores bajos están menos interesados, sino que cuando se interesan les es mucho más difícil transformar ese interés en una experiencia formativa. Tienen menos oportunidades de acceder a la oferta actual", agregó Amadasi.
¿En qué les gustaría formarse si tuvieran la posibilidad? Ante la pregunta, se abrió un abanico amplísimo de intereses, aunque el campo más mencionado fue el de la Educación Artística, que incluyen, en primer lugar, a las artes visuales y luego a la música.
"En la educación artística confluyen en interés adultos mayores de los perfiles más diversos, especialmente en cuanto a niveles socioeconómicos. Una alternativa sería darle prioridad a ese campo. Sin embargo, que los intereses sean tan variados puede ser una ventaja en la medida que casi cualquier oferta -en cuanto al tema- encontrará mayores con interés en ella", aseguró el autor del informe.
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