Eligieron a un keniata como "el mejor maestro del mundo": la historia de Peter Tabichi

El profesor de ciencias y matemática se quedó con el "Nobel de Educación" y recibirá un millón dólares. El 95% de sus alumnos son pobres, pero logran resultados prominentes. Martín Salvetti, el docente argentino, estaba entre los diez finalistas

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Enviado especial – Dubái. El keniata Peter Tabichi se quedó con el Global Teacher Prize, considerado el "Nobel de la Educación". El premio, que da un millón de dólares a su ganador, tuvo a un maestro argentino -Martín Salvetti- entre sus diez finalistas por primera vez.

Tabichi tiene 36 años y es profesor de ciencias y matemática. Da clases en la secundaria Keriko Mixed Day en Pwani Village, situada en una parte remota y semiárida del valle del Rift en Kenia. Allí la comunidad convive con el hambre y la sequía. El 95% de sus alumnos vive en la pobreza y casi un tercio son huérfanos o tienen un solo padre.

El keniata Peter Tabichi, con
El keniata Peter Tabichi, con el Global Teacher Prize

Las profundas adversidades no hacen mella en su trabajo como educador. Desde que tomó su cargo en 2015 la matrícula se multiplicó: pasó de tener 200 alumnos a 480. Una de las razones, sostienen, es el club de ciencias que amplió en la escuela. El profesor ayuda a los chicos a diseñar proyectos de investigaciones de tal calidad que el 60% califica actualmente para competencias nacionales.

Tabichi grafica su trabajo en un caso de éxito. Una de sus estudiantes, Esther, pese a las carencias de origen, logró el primer puesto en la la Feria de Ciencias e Ingeniería de Kenia. El galardón llegó a raíz de un dispositivo que la alumna inventó y permite que las personas ciegas y sordas puedan mensurar y medir objetos. Ahora Esther representará a Kenia en una competencia internacional en Estados Unidos.

Tabichi es profesor de ciencias
Tabichi es profesor de ciencias y matemática

Cuando escuchó su nombre, el profesor keniata no contuvo las lágrimas. Dio un salto para abrazar a Hugh Jackman, quien antes le había dedicado unas palabras a cada maestro. "Tu historia es increíble. Sos un ejemplo para todos", le había dicho a él.

Como en cada edición del premio, hubo una sorpresa, siempre extravagante. La figura estelar esta vez fue Jackman, quien no solo ofició de presentador, sino también protagonizó tres shows musicales junto a un equipo de bailarines.

En su discurso, Tabichi se acordó e incluso hizo pasar al escenario a su padre. Su mamá murió cuando él apenas tenía 11 años y fue su papá quien alimentó y educó a cada uno de los siete hermanos. Toda una familia ligada a la docencia. Y toda una familia franciscana. De hecho, el docente dona el 80 por ciento de su sueldo mensual, de alrededor de 400 dólares, para socorrer a los chicos hacinados.

"Todos los días en África pasamos una nueva página y capítulo. Hoy es otro día. Este premio no me reconoce a mí, reconoce a los jóvenes de este gran continente. Solo estoy aquí por lo que mis alumnos lograron. Este premio les da una oportunidad. Le dice al mundo que pueden hacer aquello que ellos deseen", dijo en el salón principal del Hotel Atlantis, dos torres enormes ubicadas en las Islas Palm de Dubái.

La historia de Tabichi no termina ahí. Junto a otros cuatro colegas dan clases particulares fuera de horario escolar, incluso durante los fines de semana, a los chicos de bajo rendimiento. El profesor visita los hogares para conocer de primera mano la realidad cada atraviesa cada alumno.

Entre sus logros, la Fundación Varkey, impulsora del premio, destaca la reducción de los casos de indisciplina: pasó de 30 por semana a solo tres, aseguran. También su trabajo fue vital para que más chicos siguieran luego estudios superiores e hizo que las niñas, antes postergadas, lograran mejores resultados académicos que los varones.

Al cierre del evento apareció en pantalla Uhuru Kenyatta, presidente de Kenia: "Peter, tu historia es la historia de África, un joven continente lleno de talento. Sos un ejemplo brillante de lo que el espíritu humano puede lograr, no solo para Kenia, no solo para África, sino para el mundo", le dijo a Tabichi, que ya no miraba a la pantalla, sino a su padre, ya realizado.

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