La llegada de estudiantes del exterior despierta resquemor en Argentina. Al poder gozar de educación gratuita, se machaca con que ocupan un lugar que debería tener un alumno local. Sin embargo, cuando se revisan los beneficios económicos que dejan los estudiantes internacionales hay razones para alentar su arribo. En 2017, los 80.766 estudiantes internacionales que ingresaron a la ciudad de Buenos Aires gastaron $10.113,4 millones de pesos.
Así lo demuestra un nuevo estudio de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. La cifra total se compone de unos $9.902,8 millones que gastan los estudiantes internacionales en alojamiento, pago de aranceles universitarios cuando corresponden, consumo, transporte y entretenimiento, y otros $210,6 millones que aporta la estancia de sus amigos y familiares.
La gran mayoría de los visitantes -61.058- llegan para cursar en programas cortos en universidades y otras instituciones. A ello se le suman otros 16.861 que estudian carreras de pregrado y grado, más otros 2.847 que eligen posgrados. En cuanto a las nacionalidades, sobresalen los brasileños (16%), los europeos (13%), chilenos (12%), uruguayos (11%) y norteamericanos (8%).
De acuerdo al informe realizado por Javier Curcio y María Fernanda Luna, el gasto promedio por viaje para 2017 se estima en $16.401 para aquellos turistas que se radicaron durante menos de dos semanas en la ciudad por motivos de estudios. En cambio, los que permanecieron entre 3 y 6 semanas dejaron un promedio de $78.501. Esas cifras incluyen gastos de vida cotidiana y pago de cuotas o matrículas en caso de tratarse de universidades privadas.
"El 80 por ciento viene por cursos cortos o posgrados, que son pagos. Eso quiere decir que están eligiendo Buenos Aires por su calidad educativa, además de por el atractivo de la ciudad. El impacto no es solo económico: implica una ventaja competitiva. Hoy las ciudades compiten globalmente por el talento porque también afecta a los locales. La internacionalización hace que su título valga más", le dijo a Infobae Fernando Straface, secretario general y de relaciones internacionales del gobierno porteño, cartera que lidera "Study Buenos Aires", un programa para atraer estudiantes internacionales.
El informe hace una distinción entre estudiantes internacionales y extranjeros. Los primeros son aquellos que se desplazan a otro país con la única intención de estudiar. La definición de extranjeros es imprecisa ya que, en muchos casos, son migrantes que nacieron en el exterior y se trasladaron con sus familias desde chicos, que incluso hicieron primaria y secundaria en el país.
En esa atracción de estudiantes internacionales, la UBA se vuelve un captador decisivo. Del total de alumnos, los que tienen como destino estudiantil algún programa de la UBA representan el 52,5% en pregrado y grado de gestión estatal. Del total de la oferta educativa de estancia larga, representa el 37,4%.
"Nosotros estamos a favor de que vengan alumnos extranjeros porque enriquecen el acervo cultural de la UBA. La interacción con personas de otras culturas enriquece a todos. Además, es un factor que brinda prestigio y reconocimiento a nivel internacional. Quienes estudian en nuestra universidad, se llevan una imagen muy positiva y la toman como propia. Luego son embajadores nuestros en el mundo y fortalecen el intercambio en todos los aspectos en los países en donde estén", consideró Alberto Barbieri, rector de la UBA.
La intención del gobierno porteño es continuar aumentando el número de estudiantes que arriban al país. El objetivo es pasar de los actuales 80.000 a 100.000 para cuando termine 2020. Para ello, trabajan junto a cancillería para agilizar el trámite de visas de estudiantes y con Migraciones para que el papeleo lo puedan hacer desde su país de origen y no tener que esperar a llegar a Buenos Aires.
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