En la puerta se acumula un puñado de alumnos. Casi todos aguardan sin el delantal blanco. Intercambian pocas palabras con sus compañeros y relojean la puerta. Esperan por una indicación, por alguien que les diga en qué aula van a cursar, con quién, si van al A o si van al B. Es el primer día de clases en la secundaria del nuevo Polo Educativo Mugica, de Retiro, y las sensaciones se entremezclan: el desconcierto y el entusiasmo de los chicos por el arranque, rodeados de un sinfín de obras.
Hoy fue el estreno del edificio, cuya construcción se anunció hace ya un año. El comienzo fue solo para la Escuela Media N° 6 "Padre Carlos Mugica" y en tandas. Para que sea más ordenado, dicen, arrancaron hoy unos cursos, mañana lo harán otros y con el correr de la semana estarán todos los chicos en las aulas.
La matrícula es la misma del año pasado -420- pero el espacio se multiplicó. Pasó de 1.404 a 4.735 metros cuadrados. El diseño está alineado con la pedagogía en los cuatros pisos del edificio. Las aulas ya no tienen los clásicos pupitres para dos alumnos, sino mesas más integradas. Los espacios comunes son amplios. Hay una biblioteca, un salón destinado a lo digital, un gimnasio cubierto, una terraza.
"A veces suena a cliché, pero nuestra idea es ver al espacio como al tercer educador. Los edificios que construimos están alineados con una nueva forma de enseñar y de aprender. Se trata de facilitar la integración y el trabajo colaborativo con nuevas tecnologías. Por ejemplo, en una clase de geografía, en vez de usar el mapa tradicional, se lo puede mostrar en una pantalla", explicó Andrea Bruzos, subsecretaria de coordinación pedagógica y equidad educativa, durante una recorrida de Infobae.
La obra total de polo, entre inicial, primaria y secundaria, es un coloso de 22.000 metros cuadrados, lo que la convierte en la escuela más grande de la ciudad. Pero entre los pasillos de la secundaria se ven huellas de trabajo contra reloj. Los libros de la biblioteca aún aguardan en cajas, las computadoras están desconectadas, algunos ventiladores no funcionan, incluso a uno de los profesores le faltan marcadores para el pizarrón.
Los funcionarios confían en que, con el correr de los días, el funcionamiento se normalizará y los alumnos podrán disfrutar de todas las instalaciones. En su mayoría, son chicos que viven en la Villa 31, a solo un par de cuadras de la nueva escuela. Chicos con carencias, a veces con conflictos en el hogar.
"Nuestra intención es que los chicos estén más tiempo en la escuela, que se genere un sentido de pertenencia con la institución. Por eso, promovemos los talleres en contraturno dos veces por semana. Trabajamos desde la individualidad de cada chico y el nuevo edificio predispone de otra manera, genera más ganas de estar en la escuela", aseguró Cristian Foltran, coordinador general de jornada extendida.
En contextos de vulnerabilidad, estar cerca del alumno es vital. Los profesores ya los conocen: son los mismos de años anteriores y "eligen la escuela". Cada curso tiene un tutor y habrá todos los meses una reunión de seguimiento. "Se va a evaluar cada caso en particular y a los que muestren un ausentismo inusual se los irá a buscar. Se hablará con su familia. Aunque, más allá de la contención, lo fundamental es que aprendan", agregó Bruzos.
El jardín y la primaria, desde mayo
De la mano de la construcción del Polo Mugica, vino la demolición de la Escuela N° 25 Bandera Argentina, más conocida como "La Banderita". Y también vino la polémica: padres y docentes se opusieron a la medida y denunciaron que mandarían a los chicos a estudiar a galpones.
Desde hace un año, los alumnos de inicial y primaria cursan en aulas provisorias muy rudimentarias dentro del barrio. Con el tiempo, dicen las autoridades, fueron refaccionando el espacio junto a la comunidad educativa. Ellos, chicos y docentes, deberán esperar un mes y medio más, hasta mayo, para mudarse.
Es que tanto la escuela inicial como la primaria siguen en plena construcción. La nueva primaria tendrá 10.000 metros cuadrados y extenderá su matrícula: pasará de 520 a 875 estudiantes con cinco cursos desde primero hasta séptimo grado. En tanto, la Escuela Infantil N° 5 tendrá 28 salas para niños de entre 2 y 5 años en sus 6.500 metros cuadrados.
"La apuesta es darles más a los que menos tienen. Llevar los mejores recursos a las zonas que más lo necesitan, como es el caso del barrio 31. Varios de los nenes que vienen son hijos de chicos que van a la secundaria. Por eso es esencial que haya conexión entre los niveles", dijo María Susana Basualdo, directora del área de inicial.
Entre la obra del jardín y la primaria hay un desfase de un mes. El edificio de inicial podría estar terminado a fines de marzo, pero esperarán a la primaria. Hay padres con hijos en los dos niveles y eso complicaría la rutina familiar.
Entre las vigas, decenas de obreros avanzan a toda marcha para cumplir con el plazo. La pregunta: ¿llegan? "Sin dudas", responden los funcionarios.
Seguí leyendo: