Queda poco más de una semana para el inicio de clases y la pregunta es cada vez más recurrente: ¿arrancan? La ministra de Educación de la ciudad de Buenos Aires, Soledad Acuña confía en que se "van a iniciar normalmente". Dice que los docentes porteños tienen "un compromiso muy fuerte con la escuela".
"Saben que la escuela pública se defiende con los chicos adentro del aula. Así que, más allá de la actitud de algunos sindicalistas, que ya llamaron a paro antes de que les hiciéramos una oferta, no tengo dudas que los maestros van a estar en las aulas", dijo Acuña en una entrevista que le concedió a Infobae.
-A mí me gusta separar a los maestros de los sindicalistas. Porque muchos de los sindicalistas juegan un rol de partido político más que de sindicato. Tienen su arma más fuerte de extorsión en el comienzo de clases. Independientemente de que tengamos conversaciones se juegan hasta último momento con su carta presión. Pero insisto, el año pasado no tuvimos en ninguno de los paros más de un 30 por ciento de adhesión. La gran mayoría de los docentes creen que su lugar es adentro de las aulas.
-¿Cree que hay falta de representación?
-Muy pocos docentes están afiliados a los sindicatos. Menos del 40 por ciento. Lo que encontramos en cada recorrida es clima de trabajo. Hay discusiones sobre cómo mejorar la capacitación, qué otros recursos necesitan y cuáles son los desafíos ante las transformaciones que está viviendo la sociedad. Pero en esta época, algunos actores del sistema educativo eligen discutir política. No política educativa, sino política partidaria.
-Lleva poco más de tres años como ministra de Educación. ¿Qué balance hace? ¿Qué está en el haber y qué falta?
-Yo no hablo solo de mis años, sino de los casi doce que llevamos de gobierno en la Ciudad. Creo que avanzamos mucho al principio en poder sentar las bases de un sistema educativo, que tenía a las escuelas sin gas, que no tenía vacantes para los chicos de 5 años, que no hacía capacitación docente, con salarios muy bajos. Esa primera estructura me permitió a mí empezar a discutir sobre política educativa con un desafío enorme: ser parte de la generación que tiene que saltar este cambio de época. Estamos yendo hacia un mundo con trabajos que todavía no existen, con la influencia de la tecnología en cada aspecto de nuestras vidas.
-¿Está siendo permeable la escuela a la implementación de la tecnología? No solo a que esté presente la tecnología, sino a que modifique dinámicas escolares.
-Con disparidad, pero sí. El primer paso fue achicar la brecha tecnológica. Entregar computadores a chicos que no tenían acceso. Hoy no solo buscamos que tengan las máquinas, sino que sea parte del proceso de pensamiento dentro de la escuela. No tenemos que enseñarles a usar la computadora, sino que tenemos que enseñarles a crear tecnología. Desde sala de 5 años se empieza a pensar con pensamiento computacional. Ya no se discute si tenemos que enseñar tecnología. Sabemos que forma parte.
-El año pasado hubo dos medidas que generaron rechazo en la comunidad educativa. Por un lado, la UniCABA. Por otro, las escuelas nocturnas. En los dos casos hubo una reformulación o incluso una marcha atrás. Como gobierno, ¿hacen una autocrítica?
-Son dos decisiones distintas, pero que tienen una mirada de transformación. Hay consenso, incluso en los sectores que más resisten, de que hay que cambiar. El sistema tal como está no resiste los desafíos que se les plantea a los chicos. La UniCABA fue un paso adelante. Poder discutir qué perfil de docente necesitábamos. Se generó un avance muy fuerte. No solo porque la ley se sancionó, sino porque se generó un debate que hace años se debía: cómo tenemos que preparar a los maestros para que estén al frente de aulas con chicos tan distintos.
-¿Considera que se llegó a buen puerto?
-Ahí no hubo una marcha atrás, pero sí una reformulación. Nosotros entendemos que podemos cambiar a partir de miradas diferentes. Hubo actores muy duros, pero también una enorme mayoría silenciosa que acompañó el proyecto. Mientras algunos tomaban institutos, cuando recorría escuelas otros me remarcaban la importancia de transformar la formación docente.
-En las secundarias para adultos sí hubo una marcha atrás.
-Sí, pero seguimos convencidos de que hay que cambiar la oferta y dar una posibilidad más innovadora. Quienes eligen los comerciales nocturnos son jóvenes que han tenido dificultades en la secundaria común o son adultos que hacen el esfuerzo de volver a estudiar para mejorar su calidad de vida. A esas personas no les podemos ofrecer un plan de los '70.
-Ahí la crítica fue por qué no actualizar los planes de estudios en vez de discontinuar los comerciales.
-Pero no es solo el plan de estudios. Los comerciales tienen una forma de enseñar que hace que la gente los abandone. Solo 3 de cada 10 los terminan. Después de las vacaciones de invierno pierden más del 50 por ciento de su matrícula. La modalidad, la carga horaria, la distribución no es una oferta que contenga. La autocrítica que hacemos es que faltó diálogo, no encontramos la mejor manera de hacernos escuchar. A veces en mi postura de no querer entregar las decisiones a la política sindical, no encuentro la manera de abrir el abanico al sistema educativo, que es mucho más grande y rico.
-Ahora plantearon un año de discusión. ¿Cuál es su idea?
-Nos tomamos el tiempo porque los rectores hoy no sienten que puedan hacer algo distinto con sus docentes. Ya tuvimos reuniones con los supervisores y la semana que viene empiezan las mesas de diálogo con los rectores de los comerciales para armar propuestas superadoras. No nos da vergüenza ni miedo reconocer que nos equivocamos, parar la pelota y empezar de vuelta. No por eso perdemos la convicción de que hay que cambiarlo. Todas las investigaciones demuestran que a mayor nivel educativo de la familia, sobre todo de la madre, mejor es el desempeño de los chicos en la escuela. Entonces si queremos garantizar que aprendan más los chicos, también tenemos que trabajar con las familias.
-La ciudad de Buenos Aires es la jurisdicción que mejores resultados presenta a nivel nacional, en gran parte porque también es la ciudad más rica, pero parece estancada cuando se la compara en el plano internacional. ¿Por qué cuesta tanto mejorar los aprendizajes?
-Creo que porque estamos fallando en la enseñanza, no en los aprendizajes. Estoy convencida de que todos los chicos tienen la misma posibilidad de aprender. Hay que ver cuál es su punto de partida y qué hacemos desde la escuela para que ese contexto no influya. Por eso el foco está en la formación docente. Los docentes de primaria tienen más de 100 horas de capacitación anuales en servicio. Los resultados son buenos comparativamente, pero sabemos que debiéramos tener mucho mejores por las condiciones de potencialidad que tenemos en la Ciudad.
-¿Hay una idea de reformar el estatuto del docente que prácticamente lo único que premia es el paso del tiempo y no las mejoras en los resultados?
-Absolutamente. Es una de la deudas que me queda pendiente en la gestión. Si tenemos un buen docente formado desde el inicio, con una capacitación continua fuerte, necesita tener un desarrollo profesional que esté a la altura. El estatuto docente no genera desarrollo profesional. Hoy un buen maestro para ascender tiene que salir del aula y yo quiero que los mejores maestros estén con los chicos. Es un estatuto que además define la vida institucional de la escuela cuando solo debería definir la carrera profesional. Poniendo mucho énfasis en los equipos de conducción. Cuando entrás a una escuela, te das cuenta de cómo es esa directora o director. El nuevo desarrollo profesional docente va a tener un eje muy fuerte en la conducción, con escuelas cada vez más autónomas.
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