Recomiendan una serie de Netflix para enseñar educación sexual en las aulas

Una de las últimas producciones de la plataforma aborda temas como la sexualidad, la identidad de género y el aborto. De qué modos se puede llevar a una clase de ESI

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Sex Education, una de las últimas producciones de Netflix
Sex Education, una de las últimas producciones de Netflix

De la mano del debate por el aborto legal, el año pasado se instaló como nunca antes la discusión por la educación sexual integral (ESI) en el país, cuya ley data de 2006. A la espera de nuevos reportes, y pese a que cada vez se habla más del tema, su implementación es cuanto menos parcial. Todavía, más allá de ser obligatoria desde el nivel inicial hasta el secundario, tanto en escuelas públicas como privadas, hay chicos que no reciben ESI.

Ante ese contexto, surgen formas menos tradicionales, más alternativas, de incentivar la enseñanza de educación sexual en clase. Una herramienta que distintas especialistas marcan como útil es una producción de Netlix, la serie Sex Education.

"Me parece muy recomendable. Aborda distintos ejes temáticos que se corresponden con diversos contenidos de la ESI, tal vez más inclinada hacia la genitalidad pero incluyendo otras cuestiones como la mirada crítica hacia los estereotipos de género. Abre el debate sobre la sexualidad de los adolescentes y lo hace sin tabúes ni prejuicios", le dijo a Infobae Laura González Velasco, docente y especialista en ESI.

Velasco planteó alternativas para poner la ficción al servicio del aprendizaje. "Puede ser interesante para hacer un video debate en el aula después de compartir un capítulo. Puede ser un recurso que sume siempre que se acompañe de alguna técnica para habilitar la palabra en el grupo con la coordinación del docente, y ser la puerta de entrada para la investigación, literatura, difusión, talleres sobre distintos temas como la diversidad sexual, los derechos de las mujeres, prevención de violencias o embarazo adolescente".

La primera temporada de la serie británica contiene ocho capítulos. Su protagonista es Otis Milburn, el personaje que interpreta el actor Asa Butterfield. Es un chico cerca de terminar la secundaria que, gracias a que su madre es terapeuta sexual, ofrece también asistencia a sus compañeros, que se acercan con los primeros complejos típicos de la adolescencia.

Cada capítulo recorre interrogantes de la sexualidad. Aborda con naturalidad temáticas muy en boga como la identidad de género, el aborto y el feminismo. También pasa por la homofobia, las drogas, la discriminación, la masturbación, los métodos anticonceptivos, la menstruación. En una síntesis mínima, proyecta los vaivenes habituales que transcurren hacia la madurez sexual y emocional.

"Tiene como gran punto a favor que no sacraliza a la adolescencia. La ubica en el punto justo donde debe estar, con narrativa y mirada propia. Parece nacer desde la propia experiencia, de las dificultades, los temores, dudas y alegrías que transitan los jóvenes", opinó Sonia Almada, directora del Centro Aralma, especializado en infancia y adolescencia.

Almada afirmó que son temas recurrentes en terapia: "En la clínica con adolescentes escuchamos a diario dificultades de orden sexual que muchas veces es causada por la culpa, los prejuicios y la falta de información. Estas dificultades tienen que ver con la posición emocional del paciente frente a diferentes hitos de la construcción de su erótica y también con mandatos de orden social y religioso que no siempre permiten ser quien uno quiere ser".

En parte adrede, los personajes son estereotipos de rol de las secundarias. Está el chico deportista y popular, está el que hostiga a sus compañeros, están las chicas ricas que no se juntan con el resto, está también la joven marginada. En esa diversidad hay complejos comunes, tratados con humor. Se ríe de los tabúes y preconceptos propios de la adolescencia, pero no los esquiva. La idea que sobrevuela es la necesidad de aceptación de uno y del otro; uno de los postulados de ESI, que propone también romper con los estereotipos de género y promover el respeto por la diversidad sexual.

Más allá de la posible pertinencia, las realidades son distintas. Así lo explica Velasco: "Es fundamental contextualizar al grupo, a su realidad social, económica y cultural ya que hay problemáticas y deseos comunes pero no todas las adolescencias son iguales".

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