Desde este año, 2 mil escuelas integran un programa que busca mejorar los bajos indicadores de aprendizaje y reducir la alta deserción que se presenta en la provincia de Buenos Aires. Son instituciones de los tres niveles obligatorios -inicial, primario y secundario- a las que también se las dota de cierta autonomía. Cada una recibe 100 mil pesos.
La Red de Escuelas de Aprendizaje funcionará por períodos de dos años. Todas las escuelas que participan se postularon por su cuenta. De la primera selección quedaron afuera 700 establecimientos. Según los funcionarios, se priorizaron las instituciones con resultados más flojos en Aprender y las de mayor vulnerabilidad socioeconómica. La mayoría -el 70%- pertenece al Conurbano, donde hay mayor repitencia y abandono.
A diferencia de lo que suele suceder, que los equipos directivos no tienen a disposición recursos, aquí reciben 100 mil pesos por año. Ese dinero, que administran los propios directores, se destina a pequeños gastos de infraestructura, a mejorar las condiciones de los establecimientos. Después deben presentar las facturas para rendir cuentas de esas erogaciones.
"Se habla mucho de autonomía, pero si no manejan recursos es difícil tener escuelas realmente autónomas", le dijo a Infobae Gabriel Sánchez Zinny, director general de Cultura y Educación bonaerense, durante la presentación de la Red. "También queríamos que fueran postulaciones voluntarias porque la idea es hacer un proyecto escalable. Necesitábamos que se genere un efecto contagio. Lo que más me impresiona de las recorridas que venimos haciendo es que hay otro entusiasmo. El clima escolar cambió radicalmente", agregó.
El programa apunta a reforzar cinco áreas: matemática, comprensión lectora, educación digital, aprendizaje basado en proyectos y clima escolar. "Sin buen clima escolar, no hay forma de que se den buenos aprendizajes", remarcan.
A un año de iniciado, solo el 1% de las escuelas no cumplió con lo esperado y ya no formará parte de la red. "Creíamos que era natural que el 10 o el 20 por ciento de las escuelas no llevaran adelante las líneas de acción que plantea el programa, pero la respuesta nos sorprendió. Y está creciendo de forma natural. Para el año que viene proyectamos extenderlo a un 7 u 8 por ciento más de escuelas y repetirlo una vez que se termine", adelantó Agustina Blanco, directora de la Red de Escuelas de Aprendizaje.
La Red presta especial atención a los equipos directivos. Se les pide a los 2.000 directores llevar adelante un postítulo de conducción y gestión escolar. De cada escuela, a su vez, se eligen docentes que reciben capacitación para convertirse en referentes de alguna de las cinco áreas de injerencia. En esos encuentros se tejen los vínculos entre las instituciones.
"Los maestros se dieron cuenta de que pueden hacer las cosas y hacerlas bien. Los vínculos que se generan sirven para tomar propuestas que hayan funcionado en otras escuelas y adaptarlas a la realidad propia de cada institución. Siempre con un eje claro: que el verdadero protagonista es el alumno", sostuvo Lorena Lidano, directora de la primaria N° 65 de Almirante Brown.
Por su parte, Mariela Gentilcore, que conduce el Jardín de Infantes N° 920 de Lomas de Zamora, señaló: "En el nivel inicial es distinto, pero también cambió la dinámica. El equipo docente incorporó estrategias para trabajar, sobre todo, con las emociones de los chicos, comprenderlas y encauzarlas. El clima escolar se transformó verdaderamente y el dinero lo utilizamos para refacciones puntuales muy necesarias: tapar pérdidas en el techo, mejorar el arenero o incorporar mobiliario".
El programa contempla distintas etapas de medición de impacto. Para el año que viene se espera que haya precisiones sobre el progreso del clima escolar. Recién en 2020 habrá certezas sobre si ayudó o no a mejorar los aprendizajes.
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