Con la pedagogía no alcanza. Esa es la premisa. Los cambios tecnológicos furibundos de la última década obligan a una reforma escolar más profunda. La principal siempre será innovar en la forma de enseñar, pero también cobra especial relevancia la transformación arquitectónica.
En ese marco, el Colegio Tomás Alva Edison fue seleccionado como una de las 17 escuelas que tendrán un edificio renovado. La escuela, ubicaba en Guaymallén, Mendoza, es reconocida por su modelo "1-1". Desde 2005, dieron una computadora a cada chico y las clases son mediadas por la tecnología. El planteo después fue replicado por varias escuelas del país.
En un principio, tenían unas 20 computadoras. Hoy, sus 1.370 alumnos entre el turno mañana y tarde disponen de 500 equipos conectados a wi-fi. A partir de allí, se convirtieron en pioneros en la enseñanza de programación y robótica. También focalizaron en el trabajo interdisciplinario de los docentes. Distintas materias que se vinculan a través de un tópico mayor en vez de las tradicionales asignaturas divididas.
"No se enseña a la vieja usanza. Los profesores siempre buscan la manera de innovar. En matemática, por ejemplo, se enseña más a partir de experiencias, en forma de taller, con mesas que son pizarrones. Siempre se trabaja en equipo y cada uno aporta sus virtudes. Yo entré en la secundaria y fue un cambio rotundo. Se busca que aprendamos más allá de la materia típica, que aprendemos a cómo resolver un problema por nuestra cuenta", contó a Infobae Tomás, uno de los alumnos.
Por su parte, Graciela Bertancud, fundadora de la escuela privada mendocina, planteó: "Lo curricular hoy es una excusa. Nosotros tenemos que preparar por habilidades y competencias. Tratamos de cumplir el programa porque es importante que los chicos tengan los contenidos, pero lo esencial es que estén aptos para resolver problemas, que sean creativos, que desarrollen pensamiento crítico".
Ahora, remarcan, la apuesta está enfocada en el lugar de aprendizaje, en la estructura escolar. "Hay que cambiar la estructura edilicia para propiciar otros escenarios de aprendizaje. El nuevo edificio va a potenciar el trabajo colaborativo. La innovación pedagógica tiene que ir acompañada de nuevos espacios", dijo Bertancud.
El Colegio Tomás Alva fue el único argentino seleccionado por Microsoft para el programa "Flagship Schools". En la región, solo comparte la distinción con una escuela chilena. Después hay instituciones de, por ejemplo, Finlandia, Estados Unidos, Australia, Dubai y China.
Se trata de un edificio de "vanguardia" donde funcionará el nivel inicial y primario, que estaría terminado en dos años. Tiene tres pisos y, en línea con los nuevos ámbitos de aprendizaje, propone aulas abiertas, pasillos amplios, un galpón de 700 metros cuadrados pensado para actividades artísticas, 541 metros cuadrados destinados a talleres de tecnología, ciencia y matemática, un comedor y un salón de actos, además de espacios recreativos.
"Lo que vemos es que pensar en términos de transformación digital hoy también implica pensar la cuestión edilicia. Se necesita un edificio inteligente, con una perspectiva de vanguardia. Eso alienta invariablemente la educación STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemática). Venimos trabajando con la escuela hace 14 años y su madurez fue avanzando hasta llegar a ser líder en la inclusión de la tecnología al proceso de enseñanza-aprendizaje", consideró Luciano Braverman, director de Educación de Microsoft Latinoamérica.
La decoración será parte central del edificio que funcionará a cuatro cuadras de donde hoy está la escuela. Instalarán iluminación más clara, muebles coloridos, puffs y sillones en los lugares compartidos. En las aulas, tendrán mesas redondas para facilitar el proceso de aprendizaje.
"Por un lado, fomenta el trabajo colaborativo y, por otro, ayuda a personalizar mucho más todo el proceso, a atender los ritmos de cada uno. Se pone al alumno en el centro, con tres tecnologías clave para el cambio educativo: la nube, los datos y la inteligencia artificial", sostuvo Braverman.
Seguí leyendo: