Cómo se enseña matemática y cómo se debería enseñar. Las dos preguntas se repiten en las agendas educativas de este año. Es que, pese a que los aprendizajes son débiles en casi todas las asignaturas, el panorama se oscurece en matemática. Las evaluaciones nacionales e internacionales exponen profundas deficiencias.
Un nuevo informe del Observatorio Argentinos por la Educación, titulado "Radiografía de los aprendizajes de Matemática en Argentina", ofrece distintas estadísticas por las que la transformación de la enseñanza es imperiosa.
En las pruebas PISA 2012, las últimas en las que el país participó con una muestra válida, Argentina quedó en el puesto 59 entre 65 sistemas educativos que participaron, con 388 puntos. El promedio fue de 494 puntos y Shanghai se posicionó como la número uno con 613. La OCDE estima que 41 puntos equivalen a un año de escolaridad. Por tanto, un alumno argentino de 15 años logró un nivel de aprendizaje del mismo nivel que un estudiante chino de 10.
PISA califica con distintos niveles desde el 1 (el más bajo) hasta el 6 (el más alto). Ninguno de los chicos argentinos alcanzó en 2012 desempeños en los dos niveles altos. En cambio, la gran mayoría, el 67%, estuvo en el estándar 1 o ni siquiera alcanzó esa medida. Entre las escuelas más pobres y más ricas hay casi 100 puntos de diferencia, pero ni en las más aventajadas se alcanzó el promedio de la OCDE.
"Estos resultados plantean un llamado de atención acerca de cómo fortalecer lo que está pasando en todas las aulas del país, y especialmente en las escuelas de contextos de mayor pobreza. Las investigaciones revelan que en las clases de matemática los alumnos dedican el tiempo a hacer cuentas y resolver ejercicios de manera mecánica, sin comprender el sentido ni la relevancia de lo que están trabajando", planteó Melina Furman, doctora en enseñanza de las ciencias y profesora de la Universidad de San Andrés.
La brecha educativa también se replicó en las últimas pruebas Aprender. En el panorama macro, el 69% de los estudiantes estuvo en el nivel básico o por debajo. En el análisis pormenorizado, entre los NSE bajo y alto hay 42 puntos porcentuales de diferencias en los desempeños en matemática.
Gustavo Zorzoli, rector del Colegio Nacional de Buenos Aires, también profesor de matemática, le dijo a Infobae: "Se observa claramente que el problema está en la escuela secundaria. En primaria 6 de cada 10 chicos alcanza buen nivel en matemática. En la secundaria, cae a 3 de cada 10. Hay que mirar ese trayecto. Yo no pondría el énfasis en las teorías didácticas de la enseñanza. Hay que hacer ciertas correcciones, pero no creo que una bajada desde un ministerio sea la solución. Los profesores enseñamos en base a lo que creemos".
Para Zorzoli, juegan diversos factores, pero hay uno que predomina: "Hoy hay más chicos que antes. Y esos chicos provienen de familias de NSE bajo. Son primera generación en la secundaria. No es casualidad que los mejores resultados estén en la Ciudad de Buenos Aires, la jurisdicción más rica y la de mayor índice de desarrollo humano. Hay estudios que comprueban que la escuela influye solo en un 30% en los resultados educativos. El 70% restante es exógeno".
La brecha también se percibe entre las provincias. CABA (53,3%) y Córdoba (42,3%) son las dos jurisdicciones con mayor porcentaje de estudiantes del último año de secundaria en niveles satisfactorio o avanzado. Tales resultados son entre 3 y 4 veces mayores que los de Chaco (15%) y Formosa (12%), ubicadas en el otro extremo.
Lo llamativo es que justamente CABA, que resalta en el plano nacional, está entre las más flojas a nivel internacional. En las pruebas TIMSS de 2015, los alumnos de primer año obtuvieron el puesto número 39 entre 46 participantes. Solo superaron a Kuwait, Egipto, Botsuana, Jordania, Marruecos, Sudáfrica y Arabia Saudita.
Esas y otras razones llevaron al Gobierno a replantear el modo en que se enseña matemática, a impulsar un modelo nacional a partir de 2019. En la última reunión del Consejo Federal, en la que participan los 24 ministros provinciales y el ministro nacional, avanzaron en los nuevos lineamientos, que están inspirados en el método de Singapur.
El país asiático, líder en PISA, propone planes de estudios más reducidos, pero mayor profundidad en los contenidos y un pasaje a la "realidad". En ese cambio, confluyen las opiniones de los docentes, que reconocen que no llegan a dar todos los temas de la currícula y la de los chicos, que no le encuentran a la matemática un sentido práctico para sus vidas diarias.
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