Andrés Alonso aterrizó el año pasado en Argentina. El profesor cubano, el experto de Harvard en liderazgo educativo, tuvo cuatro días intensos en el país. Su objetivo era focalizarse en su nuevo caso de estudio: Programa de Liderazgo e Innovación Educativa (PLIE) que la Fundación Varkey, en alianza con el Ministerio de Educación Nacional, imparte desde fines de 2016.
Alonso utilizó esos cuatro días para, primero, visitar los centros de Jujuy y Salta, y luego instalarse en la Ciudad de Buenos Aires para dialogar con el equipo de la secretaría de innovación educativa y el exministro Esteban Bullrich. Los resultados del informe Desarrollando las capacidades de los líderes de escuela en Argentina se presentarán hoy a la tarde en Harvard con la presencia de las ministras de educación provinciales involucradas.
"El logro operativo fue envidiable: 2.000 líderes escolares participaron a lo largo del primer año de un compromiso total de tres años que promete coherencia y escala en poco tiempo", remarcó en su análisis.
El programa tuvo su puntapié inicial en Jujuy. Con el correr de los meses, otras tres provincias -Salta, Corrientes y Mendoza- se sumaron. La iniciativa propone capacitar a los directores de las instituciones. En Argentina hay escasa oferta de formación específica para líderes. En general, son maestros que, con el objetivo de tener un mejor sueldo, abandonan el aula y se ponen al frente de la escuela.
"El país no contaba con un marco institucional de competencias de liderazgo, ni sistemas para desarrollar y respaldar de manera constante a los líderes relacionados con estas competencias", detalla el informe.
Cada colegio envía al director y a un docente a la capacitación. Son seis semanas de trabajo intensivo, en el que se dedican exclusivamente al curso de aprendizaje. Entre las cuatro provincias, capacitaron 2.140 directores y docentes de un total de 1.034 escuelas. Su objetivo, remarcan, es formar a 15.000 maestros en los tres años que contempla el convenio.
El programa consta de seis módulos: liderazgo para el desarrollo organizacional, gestión de la integración tecnológica, mejora del proceso de enseñanza y aprendizaje, desarrollo de maestros líderes, estrechar relaciones en la comunidad educativa, fomentar la creatividad y la innovación curricular. A lo largo de las seis semanas, los cursantes realizan un diagnóstico de la realidad de su institución y, a partir de allí, elaboran un proyecto a implementar.
"Tratamos de que sean proyectos cortos, que duren entre seis meses y un año. Durante ese tiempo, acompañamos a los directores en la implementación", dijo a Infobae Agustín Porres, director de Fundación Varkey.
Porres mencionó algunos ejemplos. En Mendoza destacó el proyecto "Yo me hago cargo"; tutorías para acompañar a los alumnos más rezagados. En Jujuy, una escuela de formación de docentes cambió su sistema de admisión: en vez de un examen de ingreso, optaron por un portfolio y bajaron la deserción. Un caso bien distinto fue en un colegio público. Su directora detectó que los alumnos, por la mala distribución, perdían 20 minutos en ir al baño. Con una pequeña modificación edilicia y en los recreos, logró que los chicos estén más tiempo en clase.
En su informe, Alonso elogia la dinámica en la que transcurre la capacitación. "La organización física de cada centro fomenta el compromiso e invita a dejar atrás las jerarquías", describe. Los centros funcionan en escuelas, al mismo tiempo que en otras aulas se dictan clases con normalidad. Los participantes se sientan en mesas redondas y el "facilitador" es uno más de ellos. Casi nunca se ubica en la cabecera.
"Hay que salir de la figura de 'liderazgo individual' y reemplazarla por 'equipos de trabajo – liderazgo distribuido'. La participación de más de un miembro por escuela contribuye a construir ese espíritu de equipo y colaboración. Es el primer principio transformador", explican desde la Fundación Varkey.
Los resultados, medidos en encuestas de percepción, fueron notables. A nivel nacional, el 99,6% estuvo "muy de acuerdo" o "de acuerdo" con que el programa mejoró su conocimiento y comprensión del liderazgo. Casi el mismo porcentaje se sintió confiado para aplicar esos conocimientos y la gran mayoría le recomendaría el programa a un colega.
En cada centro se presentan características propias de los contextos donde están inmersos. Sin embargo, el contenido, la organización y el ritmo del aprendizaje, las principales elecciones pedagógicas y el compromiso eran "notablemente similares", según Alonso.
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