Los alumnos argentinos tienen 74 horas menos de clase que el promedio mundial: cómo afecta el aprendizaje

Argentina tiene uno de los calendarios escolares más cortos de la región. ¿Conlleva consecuencias en los resultados académicos?

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Los chicos argentinos que van a la escuela primaria tienen menos tiempo de clase que la media internacional. Cuando el promedio de la OCDE es de 183 días de clase y 794 horas, en Argentina el calendario escolar estipula 180 días, lo que da un total de 720 horas dentro del aula.

En la comparación regional, los números cobran aún más relevancia. Dentro de los países que midió la OCDE en "Panorama de la Educación 2017", Argentina quedó por detrás de todos los países latinoamericanos y del Caribe: Brasil, México, Colombia, Costa Rica y Chile. Por fuera del documento, por ejemplo, también Paraguay (773 horas) y Perú (900) están por encima.

La mayoría de los latinoamericanos está en torno a los 200 días de clases. Chile, más cerca en cantidad de días, tiene una fuerte carga horario escolar que lleva la cantidad de horas a 1.157; una diferencia de 437 horas por encima de Argentina.

Los datos surgen de un nuevo informe del Centro de Estudios de la Educación Argentina, perteneciente a la Universidad de Belgrano. El boletín remarca que la situación "se vuelve aún más grave" si considera que, en los hechos, los 180 días de clase no se cumplen. Entre conflictos sindicales y ausentismo docente y estudiantil, el tiempo de enseñanza disminuye.

A su vez, se insiste en el cumplimiento de la actual Ley Nacional de Educación que establece la jornada escolar extendida (JEE) en todo el país. En 2015, solo alcanzaba al 14% de los alumnos. "Sería muy importante cumplir la vigente ley que exige que las escuelas sean de JEE. En el Conurbano lo tenemos en apenas el 5% de los alumnos de primarias estatales. Ese número llega al 45% en la Ciudad de Buenos Aires y Córdoba", dijo a Infobae Alieto Guadagni, autor del informe.

En 2011, en el marco del Consejo Federal de Educación, los ministros de las 24 jurisdicciones consensuaron extender el calendario escolar con la meta puesto en los 190 días. Por entonces, se acordó avanzar en forma progresiva, año a año. No obstante, todavía no se registraron avances más allá de algunos intentos aislados, como CABA y Tucumán que este año arrancaron dos días antes que el resto.

"Llevar el calendario escolar a 190 días sería un progreso. Hoy tenemos un ciclo lectivo corto, que además se cumple muy poco. Para mejorar la educación, hay que comenzar por el principio: respetar el calendario escolar y tener siempre las escuelas abiertas", consideró Guadagni.

El tiempo de clase sobre los aprendizajes

Cuando se presta atención al cuadro que contrasta horas de enseñanza con resultados educativos, no se encuentra una clara tendencia. Hay sustentos para ambas posiciones. En países como Canadá y Australia, por ejemplo, de alta carga escolar, el rendimiento en Ciencias está por encima de la media. Sin embargo, del otro lado, Finlandia, Corea del Sur y Estonia son ejemplos de educación de excelencia con menos de 700 horas anuales dentro de las aulas.

"La extensión del calendario escolar por sí sola no garantiza ningún nivel particular de aprendizajes", planteó Juan María Segura, experto en gestión e innovación educativa. "Allí intervienen múltiples factores, inclusive algunos que ocurren fuera del acto específico de la escolaridad, como son el nivel educativo de los padres, el clima familiar, el nivel socioeconómico de la familia, el nivel de nutrición del estudiante y las prácticas y hábitos de su grupo de referencia", añadió.

Segura dio un ejemplo concreto. En Finlandia, los niños destacan en lectocomprensión no tanto por lo que leen dentro del aula, sino por el hecho de que su sociedad tiene una gran cultura lectora. Tanto padres como niños leen en sus casas.

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"Más horas de clase no aseguran automáticamente mejoras en la calidad de la educación, pero es altamente probable que menos horas la empeoren", afirmó Guadagni, que enseguida añadió sobre el caso Finlandia: "Allí existe una estrecha colaboración entre la escuela y la familia que le permiten alcanzar los buenos resultados".

En el cuadro, la comparación con otros sistemas educativos es parcial porque Argentina fue excluida de las últimas PISA por problemas con la representatividad de la muestra. En las pruebas internacionales, sí se computó el rendimiento de la Ciudad de Buenos Aires que alcanzó los 475 puntos en Ciencia, por debajo de la media de 493.

"En la comparación entre sistemas educativos, hay numerosas variables que entran en juego, pero hay investigaciones que muestran que mayor tiempo de enseñanza está relacionado con mejores aprendizajes", dijo a Infobae Melina Furman, doctora en educación e investigadora de la Universidad de San Andrés. De hecho, el año pasado encabezó una investigación que evaluó ciencias en los séptimos grados porteños.

Los resultados, próximos a publicarse, indicaron primero pobres resultados académicos: el rendimiento promedio fue de 3,78 sobre una escala de 10 puntos, pero también fortaleció la hipótesis de que a mayor tiempo dedicado a la enseñanza, más sólidos aprendizajes.

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