La historia de la "mejor maestra del mundo" que trabaja con alumnos de 35 países diferentes a la vez

La profesora británica Andria Zafirakou obtuvo el Global Teacher Prize, que se entregó en la ciudad de Dubai, por lograr resultados educativos impensados con alumnos inmigrantes y antes relegados

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Andria Zafirakou, la ganadora del
Andria Zafirakou, la ganadora del Global Teacher Prize

Lo primero que resaltó Andria Zafirakou cuando recibió el Global Teacher Prize -en el cierre de la cumbre de educación en Dubái- fue el ámbito en el que día a día se desenvuelve. En la diversidad, en la multiculturalidad del municipio de Brent, en un barrio pobre de Londres donde se hablan 130 idiomas diferentes. Solo en su colegio coinciden 35 países.

"Quiero dejar un mensaje a los jóvenes -interrumpió su discurso-. Cualquiera sean las circunstancias, todos tienen el potencial para ser lo que sueñan ser".

Zafirakou recibe el galardón
Zafirakou recibe el galardón

No hay mérito sin dificultad. Zafirakou, profesora de arte, se convirtió en la nueva "mejor mejor maestra del mundo" por burlarse de los obstáculos. Para ello, primero comprendió la realidad compleja que la rodeaba: muchos de sus alumnos comparten casas con otras cinco familias. Se exponen, día a día, a la violencia que recorre sus calles.

Los chicos llegan con limitaciones. Se presentan discordancias entre los ritmos de aprendizaje de unos y otros. A los que más les cuesta, muchos, terminan abandonando la escuela, resignados por la falta de estímulos, sin compañía de los adultos.

Entendió la problemática y buscó soluciones desde su lugar. Además de docente, como parte de la dirección de la secundaria Alperton Community School, rediseñó la currícula desde cero. Con la colaboración de otros profesores elaboró un nuevo plan de estudios adaptado a las necesidades de esa multiculturalidad.

Entonces, en las aulas del Alperton se ve un coro somalí en el medio de la clase de música. Por caso, las niñas, antes postergadas en los deportes conservadores, ahora tienen su propio equipo de cricket que, de hecho, obtuvo un título escolar bajo la conducción de Zafirakou.

"No hay otro trabajo como ser maestro. ¿En qué otra profesión estás completamente dedicado a crear las oportunidades para que otra persona logre su objetivo? Estar en un aula y ver a un alumno tener una idea y luego transformarla en un resultado formidable me llena", dice la maestra.

Los resultados, en realidad, son las que avalan su trabajo. Con la difícil tarea de coordinar la diversidad y vulnerabilidad de sus estudiantes, llevó a la escuela hasta el 5% más elevado de todo Inglaterra. Sus estudiantes logran resultados impensados. Más si se lo compara con el punto de partida, cuando el rendimiento era pobre. Los inspectores británicos también se sorprendieron al observar el crecimiento.

Su escuela acumula reconocimientos. El rediseño de la currícula cambió la manera de enseñar Matemática. La incorporación de situaciones reales llevaron la abstracción de los números al mundo tangible. A tal punto que el equipo de profesores del Alperton fue distinguido como el mejor en la materia.

En sus clases, Zafirakou también dio vuelta el esquema convencional. Incluso implementa un programa llamado "Artista en residencia". Un profesional se instala en el día a día para inspirar a los chicos, intentar que superen las realidades adversas que se presentan una vez que dejan la escuela y vuelven a sus casas. Por su esfuerzo, Alperton recibió el estatus de escuela especializada en artes visuales.

Pero, más allá de los resultados evidentes, su logro excede las calificaciones. Lo que logró fue despertar una chispa apagada. Pasar de la resignación a la motivación, incluso para que sigan estudiando una vez terminada la secundaria; un hecho reconocido por el Instituto de Educación y Desarrollo Profesional.

En su discurso, ella lo graficó con una escena: "Sé que si nuestra escuela pudiera abrir a las seis en punto de la mañana, habría una fila de niños esperando afuera a las cinco en punto. Así de increíbles son".

El mensaje de Macri y otros detalles

Poco antes de conocerse al ganador del Global Teacher Prize, que organiza desde hace cuatro años Varkey Foundation, Mauricio Macri hizo su aparición en pantalla con un mensaje grabado. "La educación de calidad es la clave para una vida plena e independiente y no debería tener una sola bandera cultural, de género o de etnia", comenzó el presidente.

En las horas previas, la presencia de Macri, antes un intento, comenzó a tomar fuerza como representante de la presidencia del G20. "Argentina tiene el privilegio de tener la presidencia. Debemos trabajar juntos, renovando el compromiso de no dejar a nadie atrás. Y eso significa asegurarle a cada chico el acceso a la educación, prepararlos para los desafíos que vienen", agregó.

Fiel al estilo que signó al foro, la ceremonia tuvo presencias rutilantes. El piloto de fórmula 1 Lewis Hamilton fue el encargado de "llevar" el galardón en su auto desde un hotel lejano hasta el escenario del Atlantis Palm.

El auditorio, con capacidad para 500 personas, rebalsó. Con algunos asistentes de pie, el presentador dijo el nombre de la británica Andria Zafirakou, quien se quedó con el millón de dólares para seguir desarrollando su proyecto educativo.

Entonces las miradas volvieron a las pantallas. Theresa May, la primera ministra del Reino Unido, felicitó a su compatriota. "Demostraste una enorme dedicación y creatividad en tu trabajo. Ser un gran maestro requiere resiliencia, ingenio y un corazón generoso. Estas son las cualidades que compartís con tus estudiantes todos los días. Entonces, gracias por todo lo que hiciste y continúas haciendo".

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