Las disparidades de acceso a la educación quedan más en evidencia cuando de primera infancia se trata. En el Noreste del país, solo el 15,5% de los niños concurre a un jardín de infantes u otro espacio educativo entre los 0 y los 4 años. En la Ciudad de Buenos Aires la historia es bien distinta: el 62% asiste a una institución, de acuerdo a los últimos datos disponibles de 2012.
Las estadísticas se desprenden de un nuevo informe de CIPPEC, al que Infobae accedió en exclusiva. El estudio muestra que solo el 32% de los niños de hasta 4 años asiste a algún tipo de oferta de cuidado, educación y crianza (CEC). A medida que crecen, se acercan cada vez más a establecimientos de CEC. Cuando solo el 3,1% de los menores de un año concurre, en los chicos de 4 años el porcentaje se dispara a 80%.
La misma relación aparece en el tipo de gestión preferida. Los padres del 68% de los chicos de un año prefieren los establecimientos privados, en gran parte por la escasa oferta pública, y el porcentaje se reduce al 31% cuando cumplen 4 años.
En realidad, la correlación es clara: a mayor edad, mayor acceso. Mientras más pequeños son, menos concurren a jardines de infantes o maternales. Quienes lo hacen, en su mayoría, van a privados. Cuando ya son más grandes participan de la oferta de CEC; casi siempre en los estatales.
El trabajo buscó agrupar todos los establecimientos destinados a los más chicos: jardines de infantes, centros y espacios de primera infancia, jardines privados no reconocidos y ludotecas. "Todavía en Argentina está muy instalado que educación y cuidado son dos cosas diferentes. Cuando uno mira el panorama completo puede visibilizar que las desigualdades son muy acentuadas", explicó a Infobae Jennifer Guevara, investigadora asociada de Educación en CIPPEC.
La responsabilidad de las instituciones se las dividen los Ministerios de Educación y Desarrollo Social. En 2015 se avanzó y se hizo obligatoria la sala de 4 en todo el país, por lo que es probable que haya crecido la matrícula, dijo Guevara. "Sin embargo, es muy poco probable que haya habido avances entre los 0 y los 3 años", advirtió.
Un año despuès, en 2016, se buscó extender la obligatoriedad hasta la sala de 3, pero la discusión del proyecto se aplazó todavía sin definición. "Pese a no ser obligatoria, la normativa estipula universalidad. Por ende, el Estado debería garantizar la cobertura", agregó la especialista.
En el país, hay desigualdades notorias entre los quintiles más ricos y más pobres. Los separa más del doble de acceso a los jardines de infantes. "A pesar de que los diferenciales en la asistencia pueden deberse a las elecciones de las familias, las posibilidades que tienen para compensar los déficits no son las mismas", dice el informe. En el sector privado, es ocho veces mayor la participación del quintil 5 sobre la del 1.
En términos territoriales se refuerzan las disparidades. El Noreste y Noroeste argentino tienen los índices más bajo del país: ambos por debajo del 20%. En cambio, en el Centro el 36% de los niños de entre 0 y 4 años asiste a un jardín.
Las estadísticas se cruzan y dejan en la situación más vulnerable a los chicos de menos de 3 años, pertenecientes a los primeros quintiles de la población y residentes en el Noroeste y Noreste argentino. Las provincias de menor acceso son Chaco, Misiones y Formosa.
Clave para superar la pobreza entre generaciones
El 46% de los niños argentinos son pobres, según los últimos datos del INDEC. Buena parte pertenecen a hogares de padres jóvenes debido a la alta tasa de maternidad infantil del país. El problema, dice el informe, es la "reproducción intergeneracional de la pobreza", un círculo vicioso que no se detiene a no ser que haya educación temprana.
"La única forma de paliar la problemática es ampliar la cobertura de los espacios CEC. Llegar primero a los que menos tienen con espacios de muy alta calidad cuando hoy en Argentina pasa lo contrario", sostuvo Gala Díaz Langou, directora de Protección Social de CIPPEC. "Los datos nuevos confirman las tendencias que se venían presentando. Es realmente preocupante el gran déficit de cobertura que hay", añadió.
Argentina atraviesa un momento de transición demográfica. Cuando ya los países europeos tienen promedio de edad más alto, acá la mayoría de la población es económicamente activa. El llamado bono demográfico está estipulado que se terminará en 2043, cuando los chicos de hoy sean adultos. "Es clave invertir en los primeros años de vida. Está demostrado que la estimulación temprana genera enormes avances, sobre todo, en los más pobres. Eso aumenta sus posibilidades de mejor futuro", remarcó Díaz Langou.
Las autoras del informe plantearon algunas soluciones. En primer lugar, un plan integral de primera infancia que involucre a todos los actores que hoy participan. Luego, establecer salarios fijos para los profesionales a cargo de los chicos. Las desigualdades salariales generan escasez de oferta en las regiones más pobres. Por último, hacer foco en la formación de los maestros jardineros, cambiar el enfoque y plantear educación y cuidado como compatibles.
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