Mientras muchos concurren a colonias de verano y otros tantos aprovechan para dormir un par de horas más, algunos chicos -solo 2.200- volvieron a izar la bandera y sentarse en sus pupitres este lunes por la mañana. El 8 de enero, 17 escuelas salteñas retomaron su calendario escolar atípico para comenzar, en 2018, la segunda parte de su ciclo lectivo 2017.
A priori, Salta y el calor aparecen unidos, casi inseparables. En algunas zonas la relación es cierta; en otras, para nada. El invierno puede ser gélido, con temperaturas que descienden hasta los 20 grados bajo cero. De ahí, la razón de dar clases en plenas vacaciones.
"Estamos a contramano porque con el frío que hace en invierno los chicos no pueden ir. Se congela todo. El viento es impresionante. Un régimen común sería matar a las criaturas. Nosotros tenemos alumnos más grandes, pero imaginate en jardín. Sería lo peor", contó a Infobae Eugenia Paz, directora de la N°5.190 en Jasimaná, San Carlos, mientras la música autóctona sonaba de fondo en una feria en la que expondrían, por primera vez, los tejidos que se confeccionaron en la escuela.
En Salta hay 1.500 escuelas. La mayoría sigue el calendario común: arrancan las clases en marzo y terminan en principios de diciembre, con el receso tradicional de invierno en julio. No obstante, aplican dos calendarios diferenciados. Por un lado, el regionalizado, que busca atender inclemencias climáticas como lluvias torrenciales y ráfagas de viento y establece la posibilidad de trabajar los sábados y domingos, incluso feriados nacionales y provinciales, para completar la carga horaria. Por otro, el régimen de verano.
Por más llamativo que suene, no es nuevo. Tiene un arraigo histórico en la provincia. El calendario empieza cerca del 20 de agosto y termina en torno al 15 de junio del año siguiente. Las dos semanas de vacaciones que, para el resto del país, son de invierno, para ellos, son de verano; antes de Navidad y apenas después de Año Nuevo. Durante los dos meses invernales, cuando todos están en clases, a contramano, ellos disponen de tiempo libre.
El colegio de Jasimaná es solo de nivel secundario. Se fundó en 2011 y cuenta con 100 alumnos, en su mayoría, con sobreedad. Madres y padres adolescentes que debieron abandonar sus estudios para criar a sus hijos y hoy están dispuestos a recibirse. Responde a la modalidad pluricurso; distintas edades se mezclan en sus cuatro aulas. "Compartimos establecimiento con una primaria. En general, cuando ellos salen, nosotros entramos, pero hay ocasiones en que nos cruzamos y ahí nos tenemos que arreglar. Damos clases en la cocina o en la galería. Nos la arreglamos", comentó la directora, también maestra de biología.
La N°5.190 es solo una de las 17 instituciones que aplican el régimen de verano: 12 son de inicial y primario, cuatro de secundario y una de nivel superior. Todas obligatorias salvo el Instituto Superior de Formación Docente Nº 6.028. Incluso, hay un puñado de escuelas técnicas en las que el frío dificulta aún más el trabajo. Con los dedos entumecidos, manipular las herramientas se vuelve una tarea titánica.
Los establecimientos están en Tolar Grande, Salar de Pocitos, Santa Rosa de los Pastos Grandes, Olacapato, Pizcuno y San Antonio de los Cobres, localidades que pertenecen a los departamentos de Los Andes, La Poma y San Carlos. Lugares inhóspitos en invierno. "Salta geográficamente tiene una gran diversidad de climas y eso nos presenta a nosotros la necesidad de dar heterogeneidad en el calendario para atender a los chicos que van a escuelas en los lugares más fríos", explicó a Infobae Analía Berruezo, ministra de educación salteña.
Cuando se acerca el invierno, las escuelas -muchas de jornada completa- son un resguardo. "Se trata de que reciban, además de educación, una contención en la escuela. La calefacción y la posibilidad de estar todo el día dentro de las instituciones genera una atención especializada", puntualizó Berruezo.
A partir de la sanción, a fines de 2003, de la ley Nº 25.864, se fijó un ciclo anual mínimo de 180 días. Luego, por resolución del Consejo Federal de Educación, se instó a que las jurisdicciones buscaran la meta de los 190. En el calendario escolar salteño para 2018, tanto en el régimen común como en el de verano, se prevén 186 días de clases.
Después de esos 186 días, los jóvenes saldrán de la escuela y no volverán hasta dos meses más tarde. Muchos de los 2.200 chicos que siguen el régimen de verano-todos ellos por encima de los 3.500 metros sobre el nivel de mar- bajarán en busca de resguardo contra el frío del invierno. Mientras tanto, sus coterráneos estarán en clase.
LEA MÁS: