La crisis de 2001 lo animó a probar suerte en Uruguay. Docente y directivo de las escuelas más prestigiosas de Argentina aceptó ser el director de inglés del St. Catherine's School. Pero un año más tarde, la escuela quebró y Daniel Reta, abogado de profesión, pensó en regresar a la Argentina. Pero una llamada le cambió la vida.
"Era el papá de un alumno que pertenecía al colegio que acababa de quebrar. Me dijo que tenía pensado armar una propuesta académica, que quería que yo la dirigiera y me convenció. Me quedé al frente de un emprendimiento hermoso, del cual comencé a distanciarme en 2013, por diversas razones. En junio de 2015 conocí al dueño de un terreno inmenso en Punta del Este, me comentó que quería hacer un barrio privado y lo convencí para crear un proyecto diferente. Se sumó uno de los arquitectos más prestigiosos de la ciudad y, en diciembre de ese año, renuncié en la escuela y comenzamos a hacer realidad el Internacional College (IC). Ahora, estamos en el proceso de acreditación del bachillerato internacional, esperando cumplir con los requisitos para poder en 2019 estar autorizados para impartir el diploma del bachillerato internacional", dice Reta, presidente del Board of Governors del IC Punta del Este, a Infobae.
La primera recorrida le da inicio a un viaje maravilloso: la edificación, junto al diseño de las aulas y los lockers en los pasillos, podría ser parte de cualquier secundaria de los Estados Unidos. "Son 5 hectáreas -explica Reta, mientras señala una maqueta-, en donde conviven las aulas, los comedores, una cancha de hockey, otra de básquet, un escenario que permite realizar eventos internos y externos, canchas de handball, gimnasio de alto rendimiento, una pista de atletismo y otra cancha que comparten el fútbol y el rugby. Todas con sus medidas reglamentarias".
Para entender por qué sobresale del resto es necesario explicar que, en su génesis, todos los resultados buscados mantuvieron un denominador común: salir de lo convencional, romper con la educación tradicional y entregarles a los chicos, desde sala de 2, un aprendizaje único, tras el cual terminen hablando inglés a la perfección, nutriéndose de programación, biología, ciencia, matemáticas, entre otras materias, complementándolas con la currícula que exige el sistema educativo uruguayo.
Solo repasar los números permite darle lugar al asombro: la obra comenzó a fines de 2015 y, en marzo de 2017, 300 alumnos estaban concurriendo a su primer día de clases. Son 67 profesores, de 11 nacionalidades diferentes, quienes trabajan junto a un gabinete de 7 profesionales para atender dificultades psicológicas, psicopedagógicas y psicomotrices. Entre los primeros estudiantes, aproximadamente 150 eran uruguayos, 60 argentinos, 40 brasileños, 30 estadounidenses y el resto, europeos. "Con dos niñas africanas", aclara Reta. Y agrega: "Es una escuela internacional desde todo punto de vista. Cuando iniciamos la búsqueda de los profesores, recibimos 1.200 currículums de todo el mundo".
"Todos los días, a las 8.15, cuando entran los chicos de secundaria (los de primaria y jardín ingresan 8.30) les doy un beso y les pregunto cómo están. Siempre les digo a los profesores: si el alumno está feliz, aprende. Acá tenemos arte, ciencia, deportes; es imposible que un chico se vaya aburrido, por eso necesitamos que estén contentos", sostiene el presidente del IC.
En el ingreso, una plaqueta azul: "Universidad de Cambridge", reza, con letras rojas. "Cuando yo pregunto: '¿qué es un colegio bilingüe?', me responden 'que den inglés'. No. El éxito de nuestro colegio está en el que el bilingüismo se exprese a través de dos condiciones. En una carga horaria semanal de 44 horas, la mitad se habla en inglés. Sumado a eso, somos el colegio número 39 de Cambridge, en Uruguay. Los programas que se ven acá son los que la universidad británica le otorga a sus alumnos".
La sala que más llama la atención tiene una jaula, con gruesos barrotes, como protagonista. Dentro de ella una caja de seguridad con clave. Solo tres personas tienen acceso al lugar. ¿Qué se guarda allí? Los exámenes de Cambridge. "Ellos toman las pruebas a la misma hora en todo el hemisferio, para evitar que se puedan viralizar las preguntas. Entonces nos obligan a mantenerlos ahí hasta que llegue la hora indicada", explica.
Portugués en primara y chino mandarín en secundaria. El mismo nivel de rigurosidad y perfeccionamiento que tienen los exámenes es proporcional a las herramientas que poseen los jóvenes para poder estudiar. "Hasta los más chicos aprenden jugando o trabajando con herramientas. Así funciona el 'Método Singapur', que tanto éxito tiene en aquel país. Permite que el alumno entienda las matemáticas pero a través de la práctica", dice Reta.
En secundaria, el IC está en una proceso de autorización para que el Bachillerato Internacional, en 2019, permita que el colegio esteño entregue dicho diploma. Este título les permite ser parte de cualquier universidad del mundo sin rendir ingreso, siempre y cuando se obtengan los puntajes requeridos por esos establecimientos educativos.
Por momentos, recorrer los pasillos del IC permite olvidar que se trata de una mera escuela primaria o secundaria. Son 16 millones de dólares de inversión, para que, por ejemplo, en las aulas del jardín de infantes y en las de primaria y secundaria, haya pizarras digitales. Una especie de smartphones inmensos que permiten la interacción con otros dispositivos para reflejar allí lo que se está enseñando. Al lado de estas, un escáner que puede plasmar al instante la hoja de un libro y compararlo con una búsqueda en Google.
"Laboratorios con equipos y materiales de China, computadoras con softwares de último nivel. Hasta las sillas y las mesas que elegimos tienen un material exclusivamente seleccionado para los alumnos. Nada de lo que está aquí dentro llegó por casualidad", cuenta el presidente de la institución.
"Nuestro colegio, además, funciona como club. Pero no solo para los alumnos. También para sus padres, sus familiares y sus amigos. Para todo Uruguay. El objetivo que nos propusimos es construir canchas y espacios de alto rendimiento para que muchos deportistas puedan entrenarse aquí", agrega Reta.
Una cancha de básquet, con sus medidas oficiales, tiene en uno de sus costados un escenario, pensado para algún eventual concierto o espectáculo dentro del lugar. El mismo posee salida a la parte externa. En la parte superior, un gimnasio con máquinas de altísimo nivel y varios salones de baile. Al lado, una pileta de natación, con 10 andariveles, de 25 x 25. Vestuarios para chicas y para chicos. Una sala con cocina y duchas para los profesores. Dos comedores y una biblioteca en la entrada, en donde los alumnos pueden desayunar junto a sus padres.
Desde allí se observan las demás canchas, las que están en el fondo: una de hockey, otras de handball y más allá la de fútbol, que también utilizan para los partidos de rugby. "Los chicos están en un lugar que les permite estudiar y hacer deportes. Nuestro último objetivo es construir un espacio de 80 camas para que muchos alumnos puedan vivir aquí. O mismo pasar fines de semana disfrutando del lugar, en caso de que sus padres no tengan con quiénes dejarlos", explica Reta.
Cuando nos despide, confiesa por lo bajo que, tras 40 años trabajando en la educación, pudo cumplir su sueño: "Tuve en mi cabeza un proyecto que pudimos materializar, que da trabajo a mas de 100 personas y está posicionado a nivel mundial. Sabíamos que podríamos hacer algo distinto y lo logramos. Nuestro objetivo además de formar alumnos inteligentes es que de aquí egresen buenas personas", concluye.
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