En los '90, la Universidad de Barcelona impulsó la implementación de comunidades de aprendizaje tanto en preescolar como en primaria y secundaria. Reconocieron que el modelo tradicional no respondía a las necesidades de los estudiantes y apostaron por una transformación.
Los resultados empíricos, confirmados por el proyecto INCLUD-ED, los avalaron y con creces. Mejores desempeño académicos, menores índices de repitencia y deserción escolar, mejor convivencia, mayor calidad de aprendizaje, índices más elevados de inserción laboral. Sobre todo, encontró la investigación, las siete actividades que comprenden el modelo son universales; aplicables a cualquier entorno educativo y social.
La previa escala en Brasil hizo eco en Argentina. Desde hace dos años, se instaló la propuesta pedagógica. Salta y Santa Fe la adoptaron como una política pública con acciones activas de sus ministerios. Con menor énfasis, también se replica comunidades de aprendizaje en Chaco, Corrientes y Pilar. En total, son cincuenta escuelas argentinas que desarrollan el programa.
Hay dos etapas de formación. La primera requiere una certificación especial como "Formadores de Comunidades de Aprendizaje"; consiste en una semana intensiva en la que funcionarios, ex docentes, directores de fundaciones asimilan el modelo pedagógico en alguno de los países de la red latinoamericana (Brasil, Chile, Colombia, Perú, México o Argentina). La segunda capacitación parte de los formadores líderes a directivos y profesores.
"La idea es que las escuelas, para ser una comunidad, vayan desarrollando todas las actividades progresivamente, pero son muy pocas las que logran aplicar las siete. Hay dos actividades muy importantes, la biblioteca tutorizada -que alarga el tiempo escolar del alumno- y la formación de familiares que depende de las infraestructuras y de acuerdos con los supervisores", señaló a Infobae Alejandra Cardini, directora de educación en CIPPEC, a cargo de la asistencia técnica y la difusión estratégica de la propuesta en Argentina.
La primera de las actividades es "Grupos Interactivos": los chicos se juntan en pequeños equipos de cuatro o cinco, lo más heterogéneos posibles en sus niveles de aprendizajes e intereses. Un adulto de la escuela o de la comunidad se incorpora mientras que el profesor prepara la misma cantidad de actividades como grupos hubiera. Los chicos deben resolver cada desafío a través de un diálogo igualitario y pasar a la siguiente después de 15 o 20 minutos. Los adultos se encargan justamente de promover la participación de todos.
Luego, la de mayor presencia en el país -2.000 escuelas la aplican- "Tertulias literarias": la clase rompe su formato habitual de clase magistral y se vuelve un círculo. Cada chico elige las ideas o extractos de una obra que más llamaron su atención y explican por qué los movilizó. A la opinión le sigue un intercambio de miradas entre todos los participantes con la moderación del docente, que se encarga de fomentar un diálogo equitativo.
Norma Abrahan, coordinadora de comunidades de aprendizaje de Santa Fe, se enteró del programa en un foro en Buenos Aires."Nos enamoramos de la propuesta", comentó a Infobae. Comenzó como un piloto en 2015 en cuatro escuelas de Rosario y hoy ya son veinte las instituciones que aplican al menos alguna actividad. La mayor parte trabaja con las tertulias literarias. "Da grandes resultados porque acerca al libro de una manera diferente. Le pregunta al alumno qué le sucede con lo que lee y se escucha la opinión de todos. Es increíble ver cómo rápidamente todo el mundo se escucha y acepta ese orden, esa presencia del silencio".
La tercera actividad es la "Biblioteca tutorizada". Ya sea dentro de la escuela o en las cercanías, busca que el espacio permanezca abierto para extender el tiempo de aprendizaje libre y gratuito. Los tutores son voluntarios que incentivan la interacción entre los diferentes alumnos, más allá de si son o no del mismo curso.
Las comunidades también comprenden a los familiares. Se les brinda un espacio de formación que luego culmina en una comisión mixta que determina los contenidos a estudiar. La investigación demostró que los niños de mejor rendimiento académico tienen padres que continúan capacitándose. Aumentan su sentido de aprendizaje, sus expectativas y compromiso.
Abrahan destacó que el modelo invita a los padres a participar y que ellos se interesan en la vida del colegio. "Lo positivo es que sistematiza de una manera más integradora las medidas a tomar y está científicamente comprobada su eficacia. En Santa Fe ya es conocido y respetado. Esperamos que se siga expandiendo", expresó.
La "Participación educativa de la comunidad" busca integrar en la gestión, en la planificación e implementación de actividades, a los profesores, familiares e incluso alumnos. El modelo también se preocupa por la prevención y la resolución de conflictos a través del consenso. En asambleas, la comunidad escolar se compromete a tener una buena convivencia.
La Escuela Mariano Boedo de Salta es pionera en Sudamérica, una de las primeras en implementar las siete actividades que consigna el programa. "La convivencia mejoró drásticamente. Antes teníamos hechos de violencia en la escuela, incluso peleas a golpe de puño, pero eso se revirtió porque el modelo dialógico permite y habilita la palabra desde un intercambio igualitario", destacó a Infobae Patricia Choque, su directora.
Para que la propuesta no sea endeble, de tanto en tanto se desarrolla "Capacitación pedagógica dialógica", en las que se repasan los conceptos que la sustentan. "A algunos les cuesta más asimilar el cambio que a otros. Lleva tiempo porque implica una renovación muy profunda. Es un cambio en la postura de dejar de lado la queja e involucrarse para intentar mejorarlo desde adentro", resaltó la directora salteña.
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