He sido un servidor público de Venezuela toda mi vida, un diplomático de carrera cuyo servicio culminó durante la presidencia de Hugo Chávez como embajador en Argentina.
Acepté la candidatura presidencial de Plataforma Unitaria Democrática, una coalición de partidos opositores al régimen actual, con el apoyo de María Corina Machado. La señora Machado fue la clara vencedora de las elecciones primarias celebradas por dicha coalición en octubre de 2023. Sin embargo, se le impidió presentarse a las elecciones presidenciales debido a una inhabilitación inconstitucional. Decidí aceptar la candidatura porque lo consideré un deber con mi país y con mi conciencia de ciudadano que cree que las urnas son el medio por el que el pueblo debe decidir quién le representa y quién le gobierna.
Tras una campaña breve y desigual, marcada por las restricciones y los abusos de poder, el pueblo venezolano participó pacíficamente y en gran número en las elecciones del 28 de julio. El resultado fue claro: obtuve una amplia e indiscutible mayoría. Lo hemos demostrado con los datos emitidos por el sistema automatizado de votación en la inmensa mayoría de los aproximadamente 16.000 colegios electorales del país. Nuestros testigos obtuvieron los resultados individuales de más del 80% de las máquinas de votación del país y están a disposición del mundo en un sitio web. Según este recuento detallado, obtuve el 67% de los votos.
Este resultado concuerda con los resultados de las encuestas más prestigiosas realizadas antes de las elecciones, así como con los sondeos a pie de urna y los recuentos rápidos efectuados el día de las elecciones. Incluso los miembros del Partido Socialista Unido de Venezuela de Nicolás Maduro que estuvieron presentes en los colegios electorales fueron testigos de cómo los ciudadanos de todo el país votaron abrumadoramente a favor del cambio y la libertad.
En mi campaña prometí un traspaso de poderes democrático y ordenado, como exige nuestra Constitución. También prometí un gobierno para todos, respetuoso del Estado de Derecho y dedicado a promover la reconciliación nacional, para resolver la crisis que afecta a la vida de los venezolanos, especialmente de los más vulnerables. Tan grave es esta crisis que unos 8 millones de mis compatriotas -una cuarta parte de la población- han emigrado en la última década.
El régimen dirigido por Maduro ha ignorado el resultado de las elecciones y se ha apresurado a proclamar uno falso e indemostrable. Las potencias occidentales y otras deberían rechazar rotundamente el resultado oficial.
Lo que yo defiendo es el respeto a la voluntad libre y pacífica de nuestro pueblo. Sería contrario a mis principios y a mi trayectoria de toda la vida abogar por cualquier tipo de violencia, y mucho menos por un golpe de Estado. El régimen, por el contrario, parece dispuesto a mantenerse en el poder por todos los medios posibles, incluido el uso de la violencia.
Lo lógico y justo es realizar con urgencia una verificación competente e imparcial de los resultados electorales, como han propuesto los gobiernos latinoamericanos. Sólo a través de la verdad encontrará Venezuela la forma de salir adelante de este momento crítico. Los demócratas del mundo deben defender ese principio al tiempo que impulsan una solución inmediata a la crisis.
Siempre he sido, por vocación y convicción, un hombre de paz. Es en paz que buscaré la manera de que los venezolanos resuelvan esta situación de manera responsable.
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