¿Dónde está Navalny?: el líder opositor ruso está desaparecido en el gulag

En su último mensaje había anunciado una campaña contra la reelección de Putin

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Alexei Navalny, en una de sus últimas imágenes en prisión, al declarar en un juicio en su contra por videoconferencia en mayo de 2022.  REUTERS/Evgenia Novozhenina/
Alexei Navalny, en una de sus últimas imágenes en prisión, al declarar en un juicio en su contra por videoconferencia en mayo de 2022. REUTERS/Evgenia Novozhenina/

La última vez que el mundo supo de Alexei Navalny fue el 7 de diciembre, cuando el líder opositor más importante de Rusia, condenado a 19 años de cárcel por diversos cargos falsos (pena que podría ampliarse a 30 años por nuevos cargos de terrorismo), anunció una campaña para desacreditar la reelección de Vladimir Putin como presidente. Ese mismo día, apareció un mensaje de Navalny en X (antes Twitter): “Las elecciones presidenciales tendrán lugar el 17 de marzo de 2024... Animamos a todo el mundo a aprovechar los 100 días antes de la votación para luchar contra Putin y su poder”.

Al mismo tiempo, los aliados de Navalny crearon un sitio web llamado “Rusia sin Putin”. El objetivo no era influir en el resultado electoral, decía; la reelección de Putin está cantada. Se trataba más bien de denunciar su falsedad: “El resultado estará amañado. Nuestra tarea es hacer evidente a todo el mundo que Rusia no necesita a Putin”. Como siempre, Navalny demostró que es capaz de causar impacto incluso entre rejas. Al no poder luchar por los votos de los rusos, lucha por sus mentes, con la esperanza de volverlos en contra de la guerra y de Putin.

Al día siguiente, el 8 de diciembre, Putin confirmó que se presentaría a las elecciones de 2024. El anuncio se insertó discretamente en un comentario realizado por Putin en una recepción del Kremlin, en respuesta a una petición escenificada de un antiguo comandante militar de la región ucraniana de Donbás. El objetivo era limitar la atención sobre la campaña de Putin en lugar de destacarla, dijo Ekaterina Schulmann, miembro del Carnegie Russia Eurasia Centre, un think-tank de Berlín. El Kremlin no teme a los políticos de la oposición; todos están muertos, exiliados o en prisión. Más bien le preocupa la duda popular sobre la legitimidad de la reelección de Putin.

Vladímir Putin confirmó el 8 de diciembre que se presentará a una nueva reelección el año próximo.
Vladímir Putin confirmó el 8 de diciembre que se presentará a una nueva reelección el año próximo.

El objetivo de Navalny es avivar esas dudas. Quería asegurarse, decía en su post, de que el día de las elecciones “a nadie le importe el resultado falsificado, sino que toda Rusia haya visto y comprendido” que era falso. El Kremlin, como de costumbre, se tomó en serio la amenaza de Navalny y le ha hecho desaparecer, al menos de la vista del público.

En octubre, varios de los abogados de Navalny, que transmiten sus mensajes al exterior, fueron acosados y encarcelados. El 11 de diciembre se comunicó a los abogados que los habían sustituido que Navalny ya no se encontraba en su última prisión conocida, la Colonia Penal nº 6, al este de Moscú. Las autoridades no les han comunicado dónde ha sido trasladado. Desde su detención en 2021, Navalny ha estado sometido a condiciones que equivalen a tortura, y lleva meses esperando su traslado a una cárcel aún más dura. Pero es casi seguro que el momento de su desaparición se coordinó con la operación preelectoral de Putin.

Durante los últimos nueve días, los abogados de Navalny han intentado desesperadamente localizarlo en el vasto sistema de gulags de Rusia. Para los presos, el periodo en el que son trasladados de una prisión a otra es especialmente peligroso; de hecho, es imposible responsabilizar a nadie de su vida y su seguridad. Navalny nunca antes había desaparecido durante más de unos días. Si los abogados y la familia de Navalny no pueden localizarlo, nada impide al Kremlin convertir los días en semanas. En las redes sociales, la pregunta “¿Dónde está Navalny?” es cada vez más frecuente.

El 14 de diciembre, Putin convocó su conferencia de prensa anual. Su principal objetivo era demostrar la continuidad y la falta de una alternativa a su gobierno. La guerra, dijo, continuará el tiempo que sea necesario para cumplir sus objetivos. Mientras tanto, en un inusual ataque diurno, una salva de misiles supersónicos alcanzó Kiev y otras ciudades de Ucrania. Pero otras noticias sugieren que los objetivos de Putin no están cerca de cumplirse: mientras Rusia bombardeaba Ucrania con cohetes, los líderes de la UE acordaban iniciar conversaciones de adhesión con Ucrania. (Fue la aspiración de Ucrania de acercarse a la UE lo que desencadenó el derrocamiento de un gobierno respaldado por Rusia en 2014, al que siguió el primer ataque del Kremlin contra el país).

El presidente ruso no dijo cuántos cientos de miles de vidas rusas y ucranianas ha consumido su guerra, pero algunas cifras que utilizó lo insinuaron inadvertidamente. En septiembre de 2022, dijo, se habían movilizado 318.000 personas; este año se han alistado otras 480.000. Fuentes rusas y extranjeras coinciden en que al inicio de la invasión había desplegados unos 150.000 soldados. Putin también afirmó que en la actualidad unos 615.000 soldados participan directamente en los combates. Las cifras sugieren que hay más de 300.000 muertos y heridos, un número que coincide con las últimas estimaciones estadounidenses.

Putin afirmó que su guerra ya ha reportado beneficios: se espera que la economía rusa crezca en torno al 3,5% este año, y el desempleo está en mínimos históricos. En su comparecencia de cuatro horas, no dijo nada sobre las elecciones presidenciales. Sí dio las gracias a un simpatizante que le dijo que “llevaba en el poder tanto tiempo como recuerdo”. Pero una pregunta quedó en el aire sin formular: “¿Dónde está Navalny?”

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