Morir progresivamente al respirar. El aire mata. Y mata poblaciones enteras por año. Aunque las afecciones sean progresivas y las causas relativas, la contaminación atmosférica acabó con la vida de 4,2 millones de personas en 2015 según una investigación del Health Effects Institutes, con sede en la ciudad estadounidense de Boston. La cifra genera estupor si entra en comparación con las 3,5 millones de muertes prematuras que en 1990 según un estudio sobre la polución del aire mundial.
Es la consecuencia fatídica de generaciones con comportamientos irresponsables. Una obra de la desidia humana. Una dramática cifra que la convirtió en la principal causa de muerte vinculada con el medioambiente en todo el mundo. El estudio además de atribuirle una estadística trágica a la negligencia presentó otro dato estremecedor: el 92% de los habitantes del planeta vive en áreas en las que el aire es nocivo para la salud.
El estudio determinó que China e India, que registran cada uno más de 1,1 millones de muertes prematuras en 2015, fueron los países más afectados por la contaminación del aire: ambas naciones juntas suman más de la mitad de defunciones del mundo por causas medioambientales. Mientras que la India registra un crecimiento del 50% en comparación a los estándares de contaminación atmosférica de 1990, en el gigante asiático la cantidad de muertes prematuras por las micropartículas nocivas suspendidas en el aire (PM2,5) se han estabilizado en el último período.
El flagelo del aire malsano también afecta a las regiones del Sudeste Asiático, África Central y la zona occidental de África subsahariana. Los que experimentaron mejores en sus niveles de contaminación y expone a su población a respirar cada vez menos partículas contaminantes son Europa y Estados Unidos.
Los niveles de PM2,5 en América Latina han disminuido de manera considerable, a excepción de Honduras. Pero en contraste, en la región aumentaron las muertes vinculadas a la contaminación atmosférica. Brasil y México registraron una estrepitosa alza en fallecimientos atribuibles a estos efectos. En Argentina la tendencia también fue en aumento: de 1990 al 2015 el índice de mortalidad por polución del aire subió un 23 por ciento.
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