Quienes pasen por la intersección de José Mármol y Metán, en el barrio de Boedo, pueden observar que ya se iniciaron las obras de un proyecto que combina lofts, departamentos y locales comerciales, denominado El Industrial.
Las obras que combinan la refuncionalización de una edificación de principios del siglo XX con la transformación del confort moderno se realizan a través de un sistema constructivo innovador. Además de recuperar lo existente, a los trabajos en plena ejecución se suman tareas con hormigón armado y albañilería que favorecerán a preservar lo antiguo.
Hace más de 100 años, en esta construcción funcionaba un frigorífico y, posteriormente, lo ocupó una fábrica y depósito de hielo. “Lamentablemente, en 2006, el inmueble sufrió un derrumbe en un sector lateral. Pero el cuerpo principal está en excelente estado y con mucho potencial”, explicó a Infobae Diego Barbarosch, de la desarrolladora M1875.
El Industrial es un desarrollo que propone viviendas, locales comerciales y cocheras en el corazón de un barrio porteño clásico. El arquitecto Sergio Topor, a cargo del proyecto y dirección de obras, contó que “todo se hace con mucho cuidado y con la premisa de remodelar un edificio fabril para adaptarlo a los nuevos usos y requerimientos edilicios surgidos a partir de la pandemia. Se resuelve en dos sectores: el área remodelada, compuesta de apartamentos tipo loft de 4 y 5 metros de altura, y el sector nuevo, con departamentos tradicionales. Ambas superficies comparten el núcleo de circulación y los amenities”.
Inversión y detalles
Las obras demandarán cerca de USD 4 millones y se calcula inaugurarlo entre fines de 2022 y marzo de 2023.
Barbarosch aseguró que “la edificación está cerca de buenas vías de comunicación, a un par de cuadras de Caballito, en una zona en la que usa mucho la bicicleta y próximo al Distrito Tecnológico donde gran cantidad de jóvenes trabajan en empresas del sector”.
La superficie total del inmueble comprende los 2.156 m2 ya existentes (los que se están remodelando), a los que se sumarán 3.315 m2. Contará con 55 unidades, desde 35 hasta 135 m2, 7 locales en planta baja (pensados para lo gastronómico y rubros afines) y cocheras para 28 autos.
Hay monoambientes y unidades de 1 y 2 dormitorios. Algunas disponen de terraza y otras, de patio propio.
El hall es de doble altura y el valor del metro cuadrado parte de los USD 1.500, con planes de financiación en pesos ajustados por el Índice de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC) de hasta 60 cuotas.
Entre los amenities ofrecerá SUM con parrillas, pileta, gimnasio, sector de coworking, bicicleteros, bauleras, huertas con canteros individuales, laundry, grupo electrógeno, y seguridad inteligente por control de accesos
Tareas de recuperación
En la edificación se hizo acento en la sustentabilidad, constructiva y urbana. Para el sector de obra nueva se optó por realizar una estructura con perfilería de acero y ejecución de losas premoldeadas. La estructura metálica está a cargo de la empresa Idero.
“Esto permite agilizarla, y que sea más limpia, con menor impacto ambiental y huella de carbono, ya que prácticamente no hay desperdicio en los materiales, el acero que se utiliza es 100% reciclable. Para los trabajos de albañilería, se seleccionó un mix en el que se utilizan ladrillos de hormigón celular curado en autoclave (hcca), un producto innovador y muy liviano, que tiene un alto rendimiento térmico y acústico, se corta con serrucho, se coloca con pegamento y casi no requiere revoque”, especificó Topor.
“Los desarrolladores aprovecharon la aislación térmica de las cámaras frigoríficas en paredes existentes, por lo que el edifico tendrá una protección térmica única. Con bajo costo de mantenimiento de las unidades” (Topor)
Cómo antiguamente funcionó un ex frigorífico, los desarrolladores aprovecharon la aislación térmica de las cámaras frigoríficas en paredes existentes y prometen protección excepcional del frío y el calor, algo que redunda en un muy bajo costo de mantenimiento de las unidades.
Para hacer los trabajos, se presta mucha atención en mantener tanto los sectores completos del edifico como el uso de los materiales.
Barbarosch detalló que se conservaron losas y estructuras, paredes y toda la excavación que el edifico ya tenía. “Aggiornamos el look industrial hacia un uso residencial, incorporando balcones y terrazas, ventanales con doble vidrio hermético, manejando el contraste entre las áreas nuevas y la remodelada. Mantener lo existente le da valor al edificio, rescata la memoria del barrio y propone una intervención de alta calidad en lo que se ha dado a llamar acupuntura urbana: pequeñas intervenciones de alto impacto que producen gran efecto en la zona”, afirmó.
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