Ya sea a través de la construcción, demolición o remodelación, las constructoras generan enormes cantidades de desechos. En Brasil, por ejemplo, los residuos de construcción pueden representar entre el 50% y el 70% de la masa total de residuos sólidos municipales. Y en el mundo, la industria de la construcción es responsable del 75% del consumo de los recursos naturales de la tierra. Estos desechos a menudo terminan en vertederos en lugar de eliminarse adecuadamente, abrumando los sistemas de saneamiento municipal y creando sitios informales de eliminación.
Sin embargo, si se tiene más cuidado, este desperdicio podría tener un enorme potencial de reutilización. Si se les da los destinos adecuados y se procesan correctamente, los materiales reciclados pueden reemplazar los extraídos de los depósitos para formar nuevos componentes de construcción, manteniendo una calidad generalmente comparable a los materiales tradicionales.
“En términos de resistencia y funcionalidad, en la mayoría de los casos se puede lograr la misma calidad. En el caso de algunos materiales, se logran terminaciones más rústicas, no tan minimalistas, pero eso no quita que cumplan su función”, explicó a Infobae el arquitecto Ignacio Queraltó, miembro fundador del estudio de arquitectura M80, y co-organizador de 48 hs. Open House Buenos Aires.
El reciclaje es el proceso de reutilización de materiales desechados para reintroducirlos en el ciclo de producción. Este proceso reduce el consumo de materias primas, disminuye el volumen total de residuos y puede crear empleos para miles de personas. Para comenzar el proceso, un sistema eficiente de separación y recolección es esencial. Aunque las clasificaciones son diferentes en cada país, generalmente existen dos clases principales. El primero incluye hormigón, cerámica, piedra y mortero, que representan la mayoría de los desechos de construcción. La otra clase se refiere a madera, metal, vidrio, plástico, yeso y más. Estos son los materiales más comunes para reciclar y los usos que suelen tener:
Acero
El acero se puede hacer de la combinación de mineral de hierro y carbón, que se calienta en un alto horno, o reciclando chatarra, que se hace en un horno eléctrico. El reciclaje del acero se remonta al Imperio Romano, cuando los soldados recogieron instrumentos de guerra que quedaban en trincheras para producir nuevas armas. De hecho, el acero se puede transformar infinitamente en nuevos objetos sin pérdida de calidad. Cuando se recicla, el consumo de electricidad disminuye en un 80%, causando un menor impacto ambiental y eliminando por completo la extracción de materias primas.
Hormigón
El reciclaje de hormigón permite reutilizar los residuos de construcción y reducir los costos. Al reciclar hormigón endurecido, se utiliza una trituradora especial que produce lo que se conoce como “agregado reciclado”. Hasta hace poco, el hormigón reciclado solo se usaba como subsuelo. Pero las pruebas muestran que el agregado de hormigón puede crear elementos estructurales de 30 a 40 MPa con las tecnologías adecuadas. Es importante destacar que los agregados reciclados también son entre 10 y 15% más livianos por unidad de volumen que el hormigón virgen, lo que implica menos peso por metro cúbico y, por lo tanto, menos material, transporte y costos generales del proyecto.
Madera
El uso de “madera recuperada” se ha vuelto bastante popular. Las maderas duras pueden durar cientos de años, si se mantienen adecuadamente. Se pueden utilizar en grandes piezas estructurales o como listones para la fabricación de otros artefactos, como cajas, pallets o soportes para diversos fines. Pero incluso las maderas más blandas y baratas pueden reciclarse, especialmente como materia prima para la industria de paneles. El uso más común de madera reciclada en la actualidad ocurre con la molienda completa de la madera y la fabricación de láminas de MDF para la producción de carpintería. Otra opción, si no se puede aplicar ninguno de los procesos anteriores, es eliminar los desechos de madera para la producción de biomasa quemándolos en hornos industriales.
Yeso
El reciclaje de yeso en la construcción es factible, pero si se desecha de manera inadecuada, puede emitir sulfuro de hidrógeno inflamable y altamente tóxico, contaminando el suelo y el agua subterránea. Sin embargo, si se procesa adecuadamente, el yeso reciclado conserva las mismas características físicas y mecánicas que el yeso convencional a un costo relativamente bajo.
EPS
El poliestireno expandido, o EPS, es un material que también puede reciclarse. El EPS se convierte en una materia prima para la fabricación de nuevos productos de plástico cuando se tritura y compacta. Se puede utilizar para acabados o incluso pinturas.
Vidrio
Aunque las botellas y los envases de vidrio son altamente reciclables, el reciclaje del vidrio de las ventanas enfrenta una serie de complicaciones adicionales. Debido a su diferente composición química y temperatura de fusión, no se puede reciclar junto con otros objetos de vidrio, incluidos otros tipos de vidrio de ventana. Sin embargo, el vidrio de la ventana puede fundirse y remanufacturarse en fibra de vidrio, incorporarse al asfalto o incluso combinarse en pinturas reflectantes amarillas y blancas. El vidrio roto se puede combinar con concreto para crear pisos y encimeras de granito también.
Zinc, aluminio, embalajes, tejidos. Estos materiales adicionales también pueden tener opciones de reutilización y reciclaje. Por supuesto, también hay sustancias como el asbesto, pintura de látex, solventes químicos, adhesivos y pintura a base de plomo que deben tratarse cuidadosamente para reducir su impacto en el medio ambiente. Con las crecientes preocupaciones sobre la transformación del entorno construido para que sea más sostenible, es vital pensar en todo el ciclo de vida de un material. Además de reducir las posibilidades de vertido en lugares clandestinos y ayudar a aliviar la presión sobre los vertederos, el reciclaje puede reducir los costos tanto para el medio ambiente como para el consumidor. Además, reduce la demanda de nuevos recursos naturales, reduce los costos de producción y transporte y elimina la necesidad de enviar desechos a los vertederos.
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