Por María Alvarado
"Bebe" barre las hojas de una típica casa de barrio cuyo frente invita a hacer sociales con quienes pasan por la calle. Por la vereda camina Martín, quien vive a la vuelta y es el dueño de un negocio familiar de carpintería. Se saludan y, además de fútbol, comentan la llegada de los nuevos vecinos: una pareja joven con dos niños que viene de la Capital en búsqueda de una vida más verde y tranquila. Bebe cruza la calle para dar la bienvenida a la nueva familia y, con muchísimo orgullo, les cuenta los secretos del lugar, sus rincones, personajes, su seguridad y su calidez. Sabe de lo que habla: sus 80 años los vivió allí, en esa cuadra que conviven casas bajas, algunos PH y nuevos edificios de poquísimos pisos.
Se trata de La Calabria, un barrio dentro del partido de San Isidro, provincia de Buenos Aires, delimitado por las calles Laprida, Tomkinson y las avenidas Centenario y Rolón, que viene dando claras muestras de su desarrollo y potencial. Entre los barrios de Las Carreras, el centro de San Isidro y Béccar se encuentra este lugar dueño de grandes arboledas, edificaciones bajas, calles de adoquines, almacenes, y horarios que respetan la siesta.
Su nombre se debe a los italianos y, sobre todo, a los calabreses, que fueron instalándose en este rincón de la provincia. Martín Fabiani, director de Fab Consulting & Develops, y asesor de desarrollos inmobiliarios contó sobre su evolución: "Fue a principios del siglo XX, cuando una gran cantidad de inmigrantes calabreses eligieron este lugar para echar raíces. Se los menciona en el decreto del barrio La Calabria de San Isidro 1972 y se destaca tanto su compromiso y formación como el amor por la tierra argentina. Es el punto de San Isidro que más creció en los últimos 20 años".
El asesor explicó que se trata del gran pulmón de San Isidro por sus veredas amplias, plazas y centenarias arboledas. "Además de las viviendas tradicionales -continuó-, en los últimos 30 años encontramos muchísimos emprendimientos, en su mayoría, de tres pisos. Todavía hay casas, sobre todo en la zona más cercana a Tomkinson (Béccar). La parte que limita con el barrio de Las Carreras y Centenario está muy desarrollada y es el punto donde más ha crecido la incidencia de tierra. Con los años, el barrio además de rejuvenecerse, se refinó en materia de calidad y cantidad de desarrollos. Se destacan tanto la comodidad y amplitud de las unidades como su diseño y calidad".
Pablo Matías Ilvento, de Solución Inmobiliaria, una empresa familiar que trabaja en la zona hace 20 años, se unió al debate y explicó: "Todavía hay algunas casas antiguas, aunque la mayoría fueron recicladas. Otras se demolieron para dar lugar a edificios con una arquitectura moderna, con ventanales amplios, grandes balcones, frentes con detalles en madera y mucho verde".
El bróker hizo énfasis en el constante desembarco de desarrollos inmobiliarios. "Por ejemplo, SUR 34 es una de las desarrolladoras que más edificios ha construido sin pausa desde el año 2009. En 10 años entregó 14 desarrollos inmobiliarios, de entre 3, 6 y 9 unidades cada uno. Ahora está entregando 3 de febrero al 470 que tiene 10 unidades de 2, 3 y 4 ambientes", indicó.
"Don Bosco al 441 está en plena construcción y va a tener 6 unidades de 100 m2, 3 dormitorios, amplios balcones, decks, parrilla, loza radiante y vidrios con DVH. Todos los proyectos se caracterizan por sus modernas y luminosas fachadas con maceteros verdes. Además, el arquitecto y desarrollador Federico Castori, diseñó las cocheras en la planta baja, bajo el lema 'Inspira tu vida', intervenidas por artistas locales. "Nuestros edificios acercan el arte a nuestros vecinos, haciéndolo parte de sus vidas. La idea es inspirarlos al momento de salir a enfrentar la vida cotidiana y esperarlos con calidez al regresar a casa".
El sol y los amplios espacios están garantizados ya que el barrio tiene un código de construcción. Ilvento lo explicó: "Los emprendimientos no pueden superar los 3 pisos de altura, eso permite gozar más horas de sol y tener menos tránsito porque son pocas viviendas en cada edificio. La reglamentación, también, condiciona el tamaño de cada departamento: 55 m2 mínimos para los de un dormitorio y 65 m2 mínimos para los de dos. Además, el edificio debe contar con un 50% extra de cocheras en base al total de departamentos. Todas estas condiciones impactan directamente en la calidad de vida de sus ocupantes".
Pablo Petrocelli, dueño de la inmobiliaria que lleva su nombre y opera en la zona, coincidió con la visión de los especialistas: "A partir de 2004/2005 comenzaron a construirse nuevos y modernos edificios. Todos con bajas expensas, casi sin amenities, que dieron lugar a que muchos hijos de propietarios de San Isidro de toda la vida no tuvieran que emigrar a otros barrios más lejanos. La zona conserva lo bueno del viejo barrio como sus casas y edificios bajos, cuenta con todos los servicios básicos, plazas renovadas, centros de salud y colegios, todo a mano. Desde cualquier ubicación y, a no más de cinco cuadras, la gente se encuentra con la estación de tren San Isidro del ramal Mitre y el acceso a todas las líneas de colectivos que circulan por la avenida Centenario".
Con respecto a su crecimiento detalló: "El barrio se desarrolla porque la gente encuentra un barrio con muy buenos accesos, rodeado de plazas y escuelas, en un clima residencial mixto, con muchas posibilidades para el deporte no sólo aeróbico (en las sendas exclusivas y plazas) sino también en la costa del río con una gran oferta de actividades náuticas".
Por último, contó que quienes eligen el barrio son jóvenes profesionales en búsqueda de departamentos modernos, minimalistas, sin amenities y con bajas expensas. Por último, y con respecto a la gastronomía y servicios de la zona, Ilvento enumeró los más emblemáticos: "La heladería de la calle Alberti esquina Don Bosco, Los Alpes, ha sabido permanecer en el mercado por más de 40 años. Enfrente, la Plaza Castiglia tiene un espacio exclusivo para mascotas, clases de danza, la famosa calesita, areneros, juegos para chicos y equipos de gimnasia. La confitería El Molino, que nació como una panadería, hoy es uno de los lugares de encuentro más elegidos. El bar La buena Vida, tiene menúes exclusivos y un ambiente cálido e íntimo, al igual que el restaurante Bosco Bosch. Y para los más jóvenes y para salidas de noche la cervecería Residente, frente a la plaza, cumple con todas las expectativas de cerveza tirada, diseño y platos ricos".
SEGUÍ LEYENDO: