Dos proyectos, un mismo objetivo: cuidar el medio ambiente. El primero, liderado por Reciclando Conciencia una cooperativa de Pinamar y otros balnearios de la Costa, junto con el Centro Experimental de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) desarrolla los primeros eco-ladrillos del poliestireno expandido o telgopor. El segundo, realiza más de 75 bancos en madera plástica, a partir de un material 100% producido con deshechos postconsumo.
Los avances tecnológicos han permitido la evolución de las características técnicas y de construcción de los materiales utilizados en la industria de la construcción. Esta evolución ha hecho posible modificar las materias primas (tierra, madera, arcilla, fibras naturales, etc.) utilizadas en la construcción, y también han aparecido nuevos materiales. Se han alcanzado nuevos y mejores objetivos, pero a un alto costo: un impacto ambiental negativo.
Los materiales de construcción tienen un impacto en el medio ambiente en todas sus fases: extracción, transporte, procesamiento, despliegue, operación y final de vida y eliminación. Este impacto afecta el medio ambiente y la salud de las personas, y varía según las características de estos materiales y la forma en que se transforman, utilizan y descartan. Las características de los materiales, que determinan su impacto en todas sus diferentes fases, se conocen como sus cualidades vitales o bióticas.
2 propuestas que parten de la bioconstrucción:
Eco-ladrillos de telgopor
Radicada en Pinamar, Reciclando Conciencia es la única cooperativa de reciclado que cuenta con una planta de transferencia en la Costa Atlántica habilitada para emitir manifiestos electrónicos de trazabilidad sustentable por el OPDS (Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible).
La FADU aportó los planos de las máquinas trituradoras de telgopor y capacitación para el desarrollo del prototipo de bloque. Actualmente la cooperativa desarrolla la industrialización del producto y se espera que, en aproximadamente seis meses, ya se puedan producir de 100 a 500 unidades diarias, siempre dependiendo de los volúmenes que se puedan recuperar.
El poliestireno expandido tiene la particularidad de que se genera en grandes volúmenes y posee un alto poder de contaminación en basurales, dado que es uno de los materiales que está más cerca del estado líquido (caso petróleo). No tiene un circuito comercial sostenible, por lo que su tratamiento -ya sea por las distancias o por los kilogramos transportados- es costoso.
"Llevamos creados 2 productos placas y bloques de telgopor. Los bloques fueron creados para darle respuesta a uno de los materiales más contaminantes y contraproducente ya que se generan muchos volúmenes con muy bajo peso para su traslado", explicó consultado por este medio Carlos Mendez, presidente de la cooperativa.
Sobre el movimiento sustentable que hay en Argentina y en el mundo, Mendez aseguró que "todo lo que se está generando es gracias a la comunicación que se da mediante el contagio de experiencias. Si hace daño, se multiplica".
El eco-bloque ofrece una doble solución: por un lado evita la contaminación que produce el material y, por el otro, genera un producto aplicable a la construcción. Para la producción del bloque, el telgopor primero se muele, luego se mezcla con cemento y aditivo y, finalmente, se coloca en moldes.
Estos ladrillos son un 40 % más livianos que otros, contando a su vez con una alta aislación térmica y acústica, lo que los convierte en un material muy eficiente para la optimización de energía.
"Una de las mayores razones que moviliza para seguir fabricado el eco ladrillo es la de darle valor agregado a los residuos y bajar la huella de carbono que ellos producen, tratando de bajar el uso de combustibles y energías no renovables", sostuvo Mendez.
Bancos de basura reciclada
Más de 80 bancos se ubican en plazas de Tigre, Capital, Nordelta y en los parques de reconocidas cadenas de hoteles internacionales. Hechos por madera plástica, con material 100% producido con deshechos postconsumo, la producción de los bancos está a cargo de la cooperativa misma y de los propios recicladores urbanos.
La cooperativa Creando Conciencia se fundó en el año 2005 por un grupo de vecinos con gran preocupación por la disposición final de los residuos sólidos urbanos, por la problemática de los recuperadores urbanos (cartoneros) y por la posibilidad de generar alternativas que enfrenten estas problemática con responsabilidad social y sustentabilidad.
Empezando por la recolección de residuos, el separado, más tarde el enfardado, la adquisición de la madera plástica y finalmente el diseño, la fabricación y la venta, el proceso de producción es sustentable y consciente.
"El proyecto surgió en respuesta a una búsqueda y una investigación de diferentes proyectos en base a residuos. Llegamos a estos listones de madera plástica que reducen la tala de árboles y permiten reinsertar materiales que están fuera del circuito de industrial", explicó sobre el proyecto Ramiro Martínez, responsable de Equipamiento Urbano.
Recientemente, la cooperativa creó una línea de huertas, producidas también con madera plástica reciclada, que ya se encuentran en algunas delegaciones municipales y polideportivos.
Sin dudas la innovación, el desarrollo y la investigación son las respuestas a la contaminación por construcciones. Se trata de la mejor manera de lograr el objetivo de utilizar materiales con un impacto positivo, reducir el consumo de energía, no sobreexplotar recursos o producir materiales tóxicos o no saludables, reciclar, reducir la generación de desechos, la reutilización y mucho más.
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