10 joyas arquitectónicas imperdibles de Open House Buenos Aires

El 28 y el 29 de octubre se llevará a cabo la quinta edición del festival de arquitectura y urbanismo que abre las puertas de un centenar de edificios de la ciudad de gran valor cultural y patrimonial. Cuáles son los más destacados

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(Adrián Escandar)
(Adrián Escandar)

El sábado 28 y el domingo 29 de octubre tendrá lugar la quinta edición de Open House Buenos Aires, el festival de arquitectura y urbanismo que abre las puertas de un centenar de edificios de la ciudad de gran valor arquitectónico, cultural y patrimonial para ser visitados por el público.

Este evento, que se realiza en las ciudades más importantes del mundo (Nueva York, Londres, Oslo, Milán, Zurich, Dublín, Lisboa, Tel Aviv, entre otras), ofrece la posibilidad de conocer de una manera diferente espacios emblemáticos de Buenos Aires -teatros, bancos, palacios, casas privadas, departamentos diseñados por grandes arquitectos, guiados por profesionales o por los mismos dueños, y siempre con entrada gratuita y con inscripción previa online en algunos de los edificios o directamente en el lugar otros, hasta agotar capacidad.

Este año, varios edificios requerirán inscripción previa que podrá hacerse a partir del 10 de octubre. El resto podrá visitarse anotándose al llegar al lugar. En la web puede encontrarse la descripción de cada edificio, su dirección, día y hora en la que estarán abiertos al público. En todos los casos será imprescindible presentar el DNI.

A continuación, 10 joyas arqutectónicas para visitar:

Galería Güemes, Florida 165

Construida entre 1912 y 1915 y proyectada por el arquitecto Francesco T. Gianotti, la Galería Güemes es considerada una de las obras cumbres del "eclecticismo modernista". Conecta las calles Florida y San Martín con un espacio de 116 metros. Negocios, restaurantes, oficinas un teatro y un mirador espectacular, la variedad de usos y funciones de su interior era una gran novedad para la época.

La Galería Güemes fue concebida al estilo de los grandes espacios europeos, un lugar de encuentro en el medio del centro porteño. Fue un predecesor de los Shoppings, y en la actualidad es un refugio del bullicio de la ciudad. El punto más alto es su espectacular mirador, que ofrece una vista única de 360 grados de sus alrededores.

Edificio de Renta Bencich, Av. Pte. R. Sáenz Peña 615

Diseñado por el arquitecto Eduardo Le Monnier -formado en la Escuela Nacional de Artes Decorativas de París- y finalizado en 1927, el Edificio de Renta Bencich del barrio de San Nicolás es una imponente figura en Diagonal Norte. Sus dos cúpulas son majestuosas y marcan el ritmo del microcentro porteño. Desde ellas, además, la vista panorámica es envidiable.

Esta estructura se destaca no sólo por su obvio valor arquitectónico, sino también por su riqueza urbanística, que se orientan hacia las ideas impuestas por Haussmann. Junto con el edificio Miguel Bencich, Equitativa del Plata y ex Banco de Boston, se conforma la llamada "esquina de las cinco cúpulas", una situación arquitectónica inigualable que define la fisonomía de la intersección.

Banco hipotecario – Ex Banco de Londres, Reconquista 101

Proyectado por Clorindo Testa -convocado por el estudio SEPRA- la casa matriz del extinto Banco de Londres y América del Sur, hoy Banco Hipotecario, fue construido entre 1959 y 1966. Se ubica en el barrio de San Nicolás y su estructura consiste básicamente en un prisma rectangular de 26 metros de altura. Se organiza en tres subsuelos y seis niveles superiores. Los pisos inferiores nacen del suelo y se proyectan como cantilevers, mientras que los superiores se encuentran suspendidos del techo principal con tensores de acero, lo que genera libertad espacial.

El arquitecto Clorindo Testa, que nació en Nápoles, Italia, en 1923, fue uno de los artistas más reconocidos de su profesión, y construyó algunas de las joyas argentinas más emblemáticas. Este edificio es uno de ellos, y un claro ejemplo del Brutalismo instaurado por Le Corbusier, uno de las arquitectos más influyentes del siglo pasado. Es considerada por los expertos como una de las obras más trascendentes de la arquitectura contemporánea argentina.

 
 

La Abadía, Luis María Campos y Gorostiaga

Para los vecinos del barrio de Belgrano, la Abadía fue siempre sinónimo de misterio. El edificio, antigua residencia de los monjes benedictinos, permaneció cerrado durante años, lo que agrandó enormemente el halo de secretismo y la curiosidad de los que pasaban por la esquina de Luis María Campos y Gorostiaga y veían un edificio abandonado, que escondía secretos y leyendas, y la promesa de un claustro, un oasis de tranquilidad y espiritualidad en el medio del caos de la urbe porteña. Es más, la mayoría de los transeúntes ni se fijaban en la joya arquitectónica semi-escondida que se ubica frente al shopping del Solar, una de las zonas más populares y concurridas del barrio, por la que pasan varias líneas de colectivos y peatones diariamente. Sin embargo, esas épocas parecen haber terminado, y la Abadía se reinauguró, renovada y abierta al público, y busca instalarse como uno de los polos culturales más importantes de América Latina.

Biblioteca Nacional, Agüero 2502

Luego de un prolongado raid arquitectónico de treinta años, iniciado con un concurso de proyectos en octubre de 1962, sobre el terreno que perteneciera a la quinta Unzué -ex residencia presidencial-, irrumpe con notable potencia expresiva la arquitectura 'brutalista' de esta pieza arquitectónica única, en el recinto verde conformado y contrastado por los densificados bordes edilicios urbanos. La división programática en organismos funcionales independientes articulados mediante plazas y terrazas, la exaltación y concentración de su estructura en cuatro pilares, la inserción de 'cápsulas espaciales' colgadas de su estructura, así como la manipulación plástica del hormigón visto, constituyen las características singulares que lo convierten en un hito urbano sin precedentes.

CCK, Sarmiento 151

Situado en el núcleo político y cultural de la capital argentina, el Palacio de Correos y Telégrafos, Monumento Histórico Nacional, fue completamente restaurado y transformado en el nuevo Centro Cultural del Bicentenario. Ganador entre 40 concursantes internacionales, esta propuesta combina programas arquitectónicos vanguardistas con un minucioso trabajo de restauración. La propuesta entiende al nuevo edificio como una pieza clave en la conformación espacial del nuevo parque urbano. El viejo Correo se convierte así en un espacio activo, permeable y vibrante, transformando su condición de edificio-objeto en edificio-ciudad. El área noble es restaurada para albergar los nuevos programas culturales, mientras que el área industrial es parcialmente horadada para generar el vacío que alojará la gran sala sinfónica, la sala de cámara y el museo. Un sistema de espacios públicos vinculan los programas culturales contemporáneos con las áreas más significativas del edificio histórico. La revalorización de la cúpula, permite no sólo su utilización como escenario de actividades artísticas, sino que se transforma también en el emblema del espacio cívico nacional, faro de la cultura del pasado, del presente y del futuro.

Edificio Pasaje Barolo, Cúpula, Avenida de Mayo 1370

El Barolo y el Salvo, las obras emblemáticas de Mario Palanti en el Rio de la Plata, se inscriben dentro del 'eclecticismo' de tendencia monumental que incorpora la lectura de la tradición histórica, conciliando la fusión de elementos decorativos de distinto origen en un nuevo organismo. Conviven en este colosal edificio de oficinas de hormigón armado que ostentó la mayor altura de Sudamérica y requirió una excepción al código de edificación, un imponente pasaje con seis bóvedas de crucería, un grandioso hall con ascensores en clave futurista, usina propia con amplios depósitos subterráneos, culminando en una mansarda de tres niveles, desde donde se eleva la corpulenta torre con balcones semicirculares, arcos apuntados y pequeños torreones, que tiene por remate una gran cúpula sobre la cual se instaló un potente fanal giratorio

Museo de Arte Decorativo, Av. del Libertador 1902

El Museo Nacional de Arte Decorativo fue creado en 1937 en la residencia Errázuriz-Alvear. El edificio de estilo ecléctico francés y su patrimonio artístico justificaron la creación de un nuevo museo. El arquitecto francés René Sergent que a principios del siglo XX trabajó en París, Buenos Aires y Nueva York, realizó el proyecto de la residencia en 1911. Trabajaba en equipo con especialistas en interiores y jardines. Para la residencia Errázuriz-Alvear los elegidos fueron Henri Nelson, George Hoentschel, André Carlhian y el paisajista Achille Duchêne. Los materiales fueron traídos de Europa y para algunas tareas específicas como la realización de estucos vinieron artesanos europeos. Memoria otorgada por el MNAD sábado 28 y domingo 29 de octubre de 14 a 19hs abierto visitas guiadas 14.30 – 15.30 – 16.30 -17.30 (programadas) Visita especial sábado 28 a las 17hs Diseño, arquitectura y decoración Prof. Elida Masson.

Usina del Arte, Agustín R. Caffarena 1

Edificio industrial de principios de siglo y símbolo máximo de un conjunto de usinas, estaciones y sub-estaciones distribuidas en la ciudad, proyectados y construídos para la Compañía Italo Argentina de Electricidad (CIAE), que apelaba a una estética fácilmente reconocible, para resolver mediante características compositivas similares y repetitivas, una sólida identidad de conjunto, siguiendo lineamientos e influencias del 'románico lombardo'. No obstante, esta construcción envolvente, albergaba en su interior puentes grúas, turbinas, calderas e instalaciones para almacenamiento y distribución eléctrica, lo que motivó, una vez en desuso, la refuncionalización por parte del Gobierno de la Ciudad, transformarlo en un centro cultural y salas de espectáculo.

Fundación Proa, Av. Pedro de Mendoza 1929

Fundación Proa es un centro de arte privado que desarrolla un programa anual de exhibiciones temporarias y la organización de seminarios, cursos, conferencias y conciertos centrándose en la difusión de los grandes movimientos artísticos del siglo XX . En 2008, luego de diez años de su apertura se inaugura la nueva sede a cargo del estudio Caruso-Torricella de Milán. Un edificio de tres pisos que cuenta con cuatro salas de exhibición, un auditorio, una librería especializada, un restaurante y terraza, y una fachada transparente para comunicar experiencias desde el interior hacia el barrio. Proa se ha consolidado como un punto de referencia ineludible para las artes de la ciudad de Buenos Aires. Cuenta con el apoyo permanente de Organización Techint. Memoria de Fundación Proa

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