"La tecnología nos lleva a crear nuevas experiencias en los espacios que habitamos". Carlo Ratti es arquitecto, pero no es un arquitecto como cualquier otro. Es ingeniero e inventor, pero tampoco se lo puede comparar con un estereotipo. Ahora, parado frente a un auditorio repleto con su nombre escrito en una pantalla gigante en colores de neón, Carlo Ratti, con camisa negra pero de jeans y zapatillas, revela los proyectos en los que está trabajando en el Senseable City Lab del Massachusetts Institute of Technology (MIT) que dirige, con la claridad y eficiencia que caracteriza a un italiano del norte.
Horas antes, Ratti había estado recorriendo la Villa 31, para descubrir su identidad, y ver cómo se está avanzando con el trabajo de urbanización. "Se armaron construcciones muy simples sin arquitectos, espontáneas. Me pareció muy interesante el caso de la Villa 31, algo que no había visto nunca en otros barrios de este tipo alrededor del mundo", contó Ratti más tarde en diálogo con Infobae, sentado en el bar del lobby de un hotel de la calle Corrientes. "Estuve en muchos de estos asentamientos informales en Colombia, Brasil, en Sudáfrica, y me parece que es muy interesante lo que se hizo acá en cuanto a espacio público. Me parece fundamental porque ayuda a crear una comunidad. Es importante urbanizar los espacios informales sin tirarlos abajo y reconstruirlos, que es lo que se hizo en un principio en Río de Janeiro. Se debe mantener aquello que está y no destruir la comunidad que se ha creado".
Con más de 250 publicaciones y varias patentes a su nombre, describir la carrera y enumerar los logros de Carlo Ratti es una hazaña casi interminable. Se podría comenzar escribiendo que se graduó tanto de la Ecole Nationale des Ponts et Chaussées de París, Francia, como del Politecnico di Torino, de su ciudad natal en Italia. Más tarde consiguió su doctorado en la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido. Sus tantos trabajos fueron exhibidos alrededor del mundo, en prestigiosos eventos como la Bienal de Venecia, y en instituciones de renombre como el Museo de la Ciencia en Londres y el MoMA de Nueva York. Dos de sus ideas, el Pabellón de Agua Digital y la Rueda de Copenhague, fueron incluidos por la revista Time en la lista de las "Mejores Invenciones del Año".
Desde el 2000 que trabaja como profesor en el MIT, y hoy dirige el Senseable City Lab de dicha institución, donde explora cómo las nuevas tecnologías cambian la forma en que se entienden, diseñan y viven las ciudades. Se concentra en los proyectos de diseño, en los que se genera una unión entre lo físico y lo digital. "Trabajamos en colaboración, en conjunto con personas de diversas disciplinas. Tenemos gente con un background en arquitectura, planificación e ingeniería. También gente que viene de la física y la matemática y otros que vienen de las ramas humanísticas. Son siempre tres vectores: de la ciudad, de la tecnología y de la esencia humana. Son personas de todo el mundo, los estadounidenses son minoría, hay profesionales de todos los continentes, por lo que tenemos formaciones y proveniencias muy diversas. La ciudad es un ecosistema complejo, y para estudiarla es fundamental tener perspectivas diversas. Diferentes puntos de vista", explicó sobre su equipo de trabajo.
Ratti llegó a Buenos Aires para ofrecer una charla magistral sobre smart data y su impacto sobre el urbanismo, que se realizó en el marco del evento "Ideas, pensemos juntos un futuro", organizado por el Ministerio de Cultura de la Nación.
-¿Por qué prefiere utilizar el concepto de Senseable City y no el de Smart City?
-No me gusta hablar de smart city porque es un nombre que se refiere sólo a la tecnología. Da la idea de una ciudad como una computadora. Hablo de senseable que significa "able to sense" y también "sensible", que es capaz de responder a los ciudadanos. Yo creo que en todas estas transformaciones urbanas siempre el epicentro debe ser el ciudadano.
-¿Es realmente posible crear una Senseable City, por ejemplo, en Buenos Aires?
-Yo creo que cualquier ciudad en potencia parte de una Senseable City, y recae en nosotros cómo crear experimentos para transformarla.
-¿Cómo se interesó por primera vez en las Senseable Cities?
-Un poco por casualidad. Yo soy un profesional del mundo de la arquitectura, de la tecnología, de la ingeniería, de la informática. Primero estudié ingeniería en París. Después estuve en Cambridge para arquitectura e informática, y luego me vi interesado en este nuevo mundo, este mundo entre lo físico y lo digital de nuestras ciudades, el mundo de las Senseable Cities.
-¿Cómo se imagina las ciudades de acá a 30 años?
-No me gusta hacer predicciones porque todas las predicciones del pasado fueron probadas falsas, porque el futuro no es algo que esté escrito, grabado en la piedra, sino que es algo que construimos con las decisiones que tomamos todos los días. Por lo tanto, puedo hacer dos reflexiones. Para mí las ciudades del mañana no serán en apariencia tan diferentes a las de hoy. Las ciudades de hoy no son tan diferentes a las de años atrás. La prueba es que en muchos países del mundo, en Italia, en Francia, en Croacia, la gente continúa a habitar en construcciones que vienen desde la época romana. Lo que necesita una ciudad es planos horizontales, diversos pisos, fachadas para protegernos de la intemperie, ventanas para mirar afuera… Por eso son las mismas hoy que en el pasado. Lo que sí cambiará será el modo de usar la ciudad, de vivirla. La forma de encontrarse, de recorrerla, de hacer shopping -que está cambiando radicalmente durante estos años-.
-Entonces hoy la user experience es más importante que nunca a la hora de planificar ciudades.
-La user experience siempre fue importante, pero en el pasado el modo de trabajar era más rígido, no había mucha flexibilidad. La tecnología de hoy lo hace más flexible. Hoy podemos hacer cualquier cosa desde cualquier lado. Por ejemplo, en este momento este bar de hotel es una oficina, donde vos estás trabajando y yo estoy respondiendo preguntas. De esta manera, la tecnología nos hace más flexibles, entonces la user experience de la ciudad se convierte en mucho más importante, y el otro aspecto por la que es más importante es que las ciudades son cada día más móviles. Ayer hablé con una persona que vive en Buenos Aires durante unos meses, y otros meses en Nueva York y en París. Gracias a la tecnología somos más móviles, pero es importante que la ciudad se concentre en la experiencia de la ciudad, para así lograr diferenciarse de otra.
-¿Cree que existe hoy un prototipo de "ciudad del futuro"?
-No creo que haya un único prototipo, sino muchos experimentos. Por ejemplo, hay experimentos que miran determinados y diversos aspectos de una ciudad. Singapur se concentra mucho en la movilidad, Copenhagen en la sustentabilidad, Boston en la open data. En Argentina también me enteré de muchos proyectos interesantes de open data, especialmente en Buenos Aires. Hay muchas ciudades que están creando un ecosistema rico de innovación. Por lo tanto no hay un tipo de Senseable City, sino muchos experimentos que están surgiendo en varios lados.
-¿Cómo está cambiando la Internet of Things (IoT) la manera en la que urbanizamos?
-Lo cambia de dos maneras. Primero, cambia nuestras vidas. IoT incluye a cosas como Uber o Lyft, nuevos modelos de movilidad, y mañana serán los autos sin conductor. Está cambiando la manera de pensar los grandes shoppings, los grandes centros comerciales. El IoT es todo esto que cambia nuestra vida. Y cambiando nuestra vida, la ciudad después debe responder a esta situación, por lo que la ciudad del mañana deberá responder a un modo diferente de viajar, de comprar y de encontrarse. La IoT cambia nuestras vidas y en consecuencia la ciudad física se debe adaptar, como un vestido. También cambia la misma ciudad, su estructura, desde el punto de vista que convierte a los edificios en más sensibles, pueden responder mejor a las personas, también pueden ser construidos de una manera mucho más eficiente. En el futuro, construir un edificio se asemejará más a cómo construimos hoy un avión airbus.
-El urbanismo ya hace tiempo gira alrededor de la movilidad, del transporte, de los autos. Con los autos autónomos, con visiones de ciudades más eco-friendly, con sistemas como Uber, ¿cómo cambiará esta forma de pensar en urbanismo?
-Es una buena pregunta. La movilidad ha estado siempre en el centro de cómo hacer una ciudad, en particular en el siglo XX, el auto dio forma al urbanismo moderno. El urbanismo del futuro, de la misma manera, también estará influenciado por las nuevas formas de movilidad. Y desde este punto de vistas, con muchos menos autos estacionados se liberará mucho espacio, y podremos recuperar muchas áreas de estacionamiento y quizás transformarlas para los ciudadanos. También podemos imaginar una realidad diversa en la que existen más sistemas de movilidad, con vehículos diversos, de formas diversas y sistemas de propulsión diversos.
-¿Es el data sharing en tiempo real de los usuarios la información más valiosa hoy en día?
-Es importante porque permite abrir la discusión. La ciudad del futuro no será decidida en una mesa en un estudio de un arquitecto. Lo que podemos hacer hoy como arquitectos es hacer más cosas, y luego, la ciudad y los ciudadanos deben ser los que respondan ante estas ideas.
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