En Cerrito 1399, frente a la singular Plaza Carlos Pellegrini y a la vuelta de la 9 de Julio, se levanta el imponente Palacio Ortiz Basualdo, una construcción que data de principios del siglo XX y uno de los mejores ejemplos de arquitectura académica de origen francés de Buenos Aires, muy popular en la época en la que fue diseñada. Hoy, apropiadamente, es la sede de la Embajada de Francia en Buenos Aires.
Su fachada ya es imponente y anticipa los tesoros que decoran su interior, y los pasillos suntuosos que recorren el palacio. Por única vez durante el 2017, el público podrá acceder a este patrimonio porteño durante el fin de semana del 16 y el 17 de septiembre. Cada 15 minutos, desde las 10 hasta las 17, se ofrecerán 60 visitas de 45 minutos cada una organizadas por el Ente de Turismo, en el marco de las Jornadas del Patrimonio Europeo.
Infobae recorrió el palacio junto a Soraya Chaina, gerente operativa de Competitividad de la Oferta del Ente de Turismo de la Ciudad, para conocer su historia y descubrir sus exquisitos lujos y su majestuosa elegancia.
Ubicado en el barrio de Retiro, este edificio es uno de los exponentes más importantes de la arquitectura francesa en el país. Originalmente perteneció a la familia Ortiz Basualdo, que encargó su realización al arquitecto francés Paul Pater, quien lo diseñó en 1912.
Daniel Ortiz Basualdo y Mercedes Zapiola –quienes vivieron allí con sus tres hijos– eligieron ellos mismos el terreno y encargaron a Pater una construcción muy de moda en la época, el petit hôtel, un tipo de residencias urbanas de la aristocracia en las que se alojaban las familias y el personal de servicio.
En 1939 la propiedad fue adquirida por el gobierno francés, y desde ese momento funciona como la Embajada de Francia en la Argentina. La residencia del embajador era en Martínez, pero se vendió, y con ese dinero se compró un departamento en Palermo Chico como nueva residencia y se realizó una renovación extensiva de sus fachadas e interiores que culminó en el 2013.
Al entrar, se ingresa a un hall de entrada redondo, con paredes de roble, y piso de mármol de distintos colores proveniente de distintas regiones del Mediterráneo. Si el suelo es muy elaborado, se destaca la sobriedad del techo, con la excepción de una araña dorada. A las siguientes plantas se llega por la escalera de honor, con una baranda barroca que protagonizan las curvas, flores y hojas, al estilo chippendale.
En las cuatro plantas –incluyendo la planta baja– se pueden observar elementos de decoración de estilo francés, como los dorados y los colores pastel, y de estilo inglés –muy de moda por aquellos tiempos–, como la madera en estado natural y las flores Tudor. El salón comedor, el salón de música, el salón dorado, la sala de billar y la biblioteca podrán recorrerse durante la jornada organizada por la Embajada y el Ente de Turismo.
Para mejor calidad de la visita, este año quienes asistan deberán inscribirse previamente en www.ba.tours a partir del martes 12. La entrada es gratuita, no se suspende por lluvia y los cupos son limitados. El único requisito es presentarse con DNI o pasaporte para el ingreso.
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