El histórico castillo San Eduardo, que cuenta con más de 150 años de antigüedad y se conserva en excelente estado arquitectónico, salió a la venta para la sorpresa de los vecinos de la ciudad Pablo Nogués (partido de Malvinas Argentinas). El edificio es uno los símbolos emblemáticos de la zona, un mito rodeado de leyendas, y es accesible solo para aquellos que estén dispuestos a pagar USD2 millones.
La construcción, de 980 m2 cubiertos y 5.000 m2 en total, cuenta con cuatro pisos, un subsuelo y cinco dormitorios, y conserva su estructura de techos altos (de 4 m de altura), carpintería de madera con herrajes de bronce y pisos de pinotea. Su interior ha sido renovado con cañerías de agua y calefacción de última generación como también una moderna instalación eléctrica para ofrecer las comodidades habitacionales óptimas y necesarias.
Actualmente es el hogar de un feliz matrimonio que por razones familiares tienen que vender la imponente propiedad, pero afirman que se trata de un lugar mágico que supo ser su hogar pese a la connotación histórica de la vivienda.
"Vivimos más de 15 años en el casco. Para nosotros fue nuestro hogar con las características y gastos propios de cualquier vivienda. La adquirimos debido a que mi marido sin dudas se enamoró del lugar. En aquel momento, estaba el castillo solo rodeado de arroyos y animales que impactaba con solo observarlo. Vivir ahí sin dudas es un placer, no solo por la historia que envuelve a la vivienda sino por la paz que trasmite el lugar", aseguró a Infobae la actual propietaria del emblemático castillo "San Eduardo".
Dicho castillo supo ser vivienda del matrimonio compuesto por Ernesto Quesada (1858-1934) y Eleonora Pacheco (1861-1927), intelectuales y pioneros emblemáticos de dicha zona del Gran Buenos Aires. El pintoresco castillo "San Eduardo" es uno de los más pequeños como también el más cercano a la Ciudad de Buenos Aires. Formó parte de una serie de piezas arquitectónicas construidas en la provincia entre 1880 y 1930, durante la llamada Belle Époque Argentina.
"Esta construcción, más allá de su belleza arquitectónica, es un símbolo de Pablo Nogués. Alrededor de ella, se formó la ciudad que hoy conocemos, asentada sobre gran parte de las tierras de los Quesada Pacheco", comentó Horacio Benvenuto, gerente general de Izrastzoff, la inmobiliaria que lleva adelante la operación.
Historia que dio vida al Castillo hoy conocido como "San Eduardo"
En las primeras décadas del siglo XX, la estancia San Eduardo se dedicó a la producción tambera, para lo que los Quesada Pacheco incorporaron vacas tanto Holando Argentino como también de la raza Durand. El establecimiento contó en su tiempo con una cremería y una gran planta pasteurizadora de leche, la cual actuó como iniciadora para que en el año 1939 se constituyera una de las industrias más importantes de la zona.
Una vez fallecidos los propietarios, antes de la primera mitad del siglo XX, la estancia fue vendida, y por ende el castillo en su interior también. Sus nuevos dueños consistieron en un grupo de 10 personas cuyo objetivo fue transformarlo en club privado de gran categoría, con canchas de tenis y minigolf, sauna, restaurante y salón de fiestas. Para ese entonces se realizaron las primeras reformas con el fin de que la estructura pudiera soportar el peso de la gente que asistía a reuniones y fiestas organizadas por los nuevos propietarios.
"Por esos años, la zona era denominada 'Kilómetro 34'. Para encontrar el nacimiento de los que es hoy Pablo Nogués es necesario remontarse a diciembre de 1955. Fue ese mismo año en que se impuso ese nombre a la estación del tren, en homenaje a quien había sido administrador de los ferrocarriles del Estado en la década de 1930″, subrayó Benvenuto.
En 1956, tierras correspondientes a la estancia fueron vendidas a los hijos del doctor Carlos María Biedma, fundador de la Escuela Argentina Modelo. Estos le dieron una nueva denominación al espacio: San Carlos Country Club. La elección del santo fue en homenaje a su padre.
En las dos décadas siguientes los nuevos dueños lotearon la superficie y en 1977 el castillo con su parque fue incorporado al country. Pero recién hace unos 20 años ha vuelto a ser de uso familiar, tal como lo fue en sus orígenes.
Hoy en día su venta permite que su próximo propietario continúe haciendo historia a través de sus paredes y verdes jardines. Sin dudas este mágico castillo seguirá siendo la identidad de Pablo Nogués por muchos años más.
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