Radical y controversial. Así se podría describir a toda gran idea. Esa que cambia tanto la forma de ver al mundo que es al principio observada con aprehensión, pero que pronto es recibida con los brazos abiertos. Y eso es precisamente lo que ocurrió cuando el prestigioso arquitecto Alejandro Aravena y su firma Elemental decidieron reconstruir los hogares de Constitución, una de las ciudades más afectadas por el terremoto y el tsunami que en 2010 sacudió a Chile.
Como parte del plan de socorro, Elemental fue contratada para idear una estrategia maestra para reconstruir la ciudad y, específicamente, para desarrollar nuevas viviendas para los habitantes que se habían quedado sin techo por el desastre. Pero las estructuras creadas por la firma presentaban un acercamiento peculiar sobre la construcción. Ofrecieron casas simples, de dos pisos. Sin embargo, contaban con un muro que separaba la residencia en dos: de un lado, la casa estaba finalizada por completo; del otro, yacía un espacio vacío.
¿El propósito? En Chile, una familia de clase media puede costear una casa de 80 metros cuadrados, pero una de clase social baja tiene suerte si puede llegar a costear los 40 metros cuadrados. Aravena pensó: ¿Por qué no darles la mitad de una "buena" casa que una "mala" completa? De esta manera, los habitantes de estas residencias pueden vivir dignamente en una mitad, e ir construyendo de a poco la otra, para, a futuro, vivir en una casa amplia y construida a gusto.
En este proyecto, el primer piso de la mitad terminada tiene piso de cemento mientras que el que se encuentra en el segundo es de madera contrachapada. La cocina posee una pileta y ningún otro artefacto, pero la casa es económica, práctica e insulada. Todo lo que las familias no podrían construir de manera fácil ya está instalado, como los cimientos, cañerías y electricidad. Lo único que tienen que agregar los residentes es su tiempo, esfuerzo y materiales extra.
Así, la comunidad de Villa Verde en Constitución está compuesta por filas prolijas de casas cuya mitad es idéntica a la de las vecinas, y la otra es completamente diferente. Fueron creadas con un espíritu visual chileno, alejadas de las viviendas populares de edificios altos y claustrofóbicos. Crearon espacios cómodos que inspiren seguridad y confort a sus habitantes.
El proyecto de Constitución no fue el primero en el que Elemental probó sus casas a la mitad. En el 2002, la firma tomó un proyecto que requería la construcción de 100 unidades de viviendas de bajo presupuesto en la ciudad de Iquique, Chile. Su presupuesto era de USD 7.500 por unidad. La comunidad no quería edificios altos populares, y hasta amenazaron a una huelga de hambre. Y así fue como nacieron las casas a la mitad.
Pero este concepto no surgió de la nada: en la década del '70, John F.C. Turner, un profesor de MIT que enseñaba la materia "Diseño de Viviendas Urbanas en Países en Desarrollo", teorizó que la gente podía construir sus propios hogares. La premisa de Turner consistía en que una vivienda debía considerarse como un proyecto en curso. A su vez, esta idea inspiró al arquitecto George Gattoni, quien estaba tratando de resolver el problema de la migración urbana. Gattoni encontró en esta forma de "construcción incremental" la respuesta que necesitaba.
Alejandro Aravena, un creativo con conciencia social
A principios del 2016, se anunció que Alejandro Aravena era el nuevo ganador del premio Pritzker, el más prestigioso del campo de la arquitectura. El creativo de 48 años fue el primer chileno en recibir este galardón y el cuarto latinoamericano después de Luis Barragán (1980), Oscar Niemeyer (1988) y Paulo Mendes da Rocha (2006).
Aravena se desempeña desde el año 2001 como director ejecutivo de Elemental, un estudio arquitectónico con sede en Santiago de Chile que se concentra en proyectos de interés público y con impacto social. Elemental recibió en el 2008 el León de Plata de la Bienal de Arquitectura de Venecia -cuya curación en la edición del año 2016 estuvo a cargo de Aravena, por cierto- por haber puesto a la arquitectura al servicio de las necesidades de la sociedad. Es que, entre otros emprendimientos, la firma diseñó más de 2.500 unidades residenciales de bajo costo.
El filántropo Thomas Pritzker explicó que "su obra brinda oportunidades económicas a los menos privilegiados, mitiga los efectos de desastres naturales, reduce el consumo de energía y provee espacio público para todos. Alejandro Aravena ha sido pionero en un estudio colaborativo que produce trabajos imponentes y, además, se ocupa de los desafíos del siglo XXI".
LEA MÁS:
La Bienal de Venecia, desde la perspectiva de la única representante argentina
Las Piedras, el proyecto argentino elegido para la Bienal de Venecia