El Banco Central ejecuta desde agosto un ajuste en las variables monetarias y cambiarias, después de unas elecciones primarias cuyo resultado contrario al oficialismo dejó en un estado aún más frágil a un mercado financiero difícil de estabilizar.
Por una parte, la entidad reanudó sus intervenciones vendedoras en el segmento de contado, para habilitar una gradual suba diaria del precio del dólar, pero con margen acotado, para no agregarle “ruido” a una plaza alterada por la inminencia de las elecciones presidenciales de este domingo 27.
A través de la venta de unos USD 6.500 millones, el Central absorbió unos 380.000 millones de pesos. Es un monto comparable al de la reducción del total de Leliq desde el 11 de agosto, por más de 500.000 millones de pesos, casi 40% del stock.
Con el palpable costo de perder reservas, el Central logró atender la mayor demanda de divisas, reducir su stock de deuda, bajar las tasas de interés y mantener la Base Monetaria no lejos de 1,4 billón de pesos, en un período convulsionado por el calendario electoral.
En cuanto a la tasa de política monetaria, demarcada por la licitación diaria de las Letras de Liquidez (Leliq), disminuyó desde el 74,8% anual del 12 de agosto al presente 68%. Descendió casi 18 puntos porcentuales desde el récord del 12 de septiembre, cuando rozó el 86 por ciento.
Por otra parte, quedó próxima al 63,4% del 9 de agosto, antes de que se desatara la corrida cambiaria post-PASO, que implicó un salto alcista del 32,6% en el tipo de cambio, ahora a 60 pesos mayorista.
El Central anunció el mes pasado que la baja para el piso del rendimiento de estos pasivos remunerados –exclusivos para ser suscriptos por bancos– a 68% en octubre, según un comunicado del Comité de Política Monetaria (COPOM).
Aunque impera un “cepo” cambiario para evitar una demanda que cause una estampida sobre el mercado, en un momento de escaso ingreso estacional de divisas, la demanda de dólares está apenas contenida, a causa del desarme de depósitos en pesos que se pasan a moneda extranjera.
Por encima de los USD 10.000 mensuales autorizados, también se produjo una expansión de la demanda del dólar “libre”, reflejada en el aumento de la cotización informal, ya sobre los 70 pesos, aunque por la característica de este mercado “negro”, no hay registro de estos movimientos.
Con menos libertad de decisión, el BCRA también está reduciendo su stock de pasivos remunerados (Leliq). Esto, porque estas Letras son colocaciones de deuda exclusiva para los bancos.
La expansión monetaria por el desarme de Leliq está siendo reabsorbida en mayor parte por la venta de reservas
Como las entidades financieras captan depósitos a plazo fijo en pesos de ahorristas y empresas, cuando los clientes no renuevan sus posturas en pesos para adquirir dólares, los bancos tienen que entregarle Leliq al Central, a cambio de los pesos invertidos.
Desde las elecciones primarias, los depósitos a plazo fijo del sector privado se contrajeron casi 11% o $138.672 millones, desde los $1.267.469 millones ($1,27 billón) del 9 de agosto a $1.128.797 millones ($1,12 billón) del 21 de octubre.
En ese mismo período, el stock de Leliq cayó 19,8% o $255.469 millones, de $1.288.868 millones ($1,29 billón) a $1.033.399 millones ($1,03 billón) el 21 de octubre. La tendencia se profundizó en las últimas ruedas: el desarme de Leliq desde las PASO hasta al 25 de octubre alcanzó $509.890 millones, lo que hace prever una caída más amplia de los plazos fijos en pesos en las últimas jornadas.
En ese aspecto, también fue contundente la caída del stock de Leliq medido en dólares. Ahora en $1.033.399 millones ($1,03 billón), equivale a USD 17.661,9 millones, el 37,2% de las reservas internacionales, en USD 47.448 millones el viernes, según datos sujetos a ajuste.
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