Si hubo un grupo de empresarios que apoyó la llegada al poder del presidente Mauricio Macri, ése fue el nucleado en la Asociación de Empresarios Argentinos (AEA), una entidad integrada por dueños, los que manejan las principales empresas argentinas.
Paolo Rocca (Techint), Luis Pérez Companc, Carlos Blaquier (Ledesma), Eduardo Costantini (Consultatio), Alejandro Bulgheroni (PAE), Martín Migoya (Globant), Cristiano Rattazzi ( FIAT) y el supermercadista Alfredo Coto, entre tantos otros. Cuestionaron, cómo gran parte del arco empresario, el kirchnerismo y defendieron las promesas de institucionalidad y reformas estructurales que prometía Macri. Hoy, con una elección a punto de definirse en favor del peronismo, en donde la fórmula que lleva las de ganar es la de Alberto Fernández-Cristina Kirchner, el establishment está resignado. Y se contenta con creer que lo que viene será "racional".
Lo dejaron entrever varios de los miembros de la AEA durante la IV Jornada organizada por la entidad hoy en el hotel Sheraton de Retiro bajo el título "Desafíos del crecimiento: la mirada empresaria", que tuvo como broche de cierre la presencia del Presidente. A diferencia del faltazo que le hizo a la UIA en el festejo por el Día de la Industria el lunes, Macri cumplió con la entidad presidida por Jaime Campos. Los empresarios lo recibieron con aplausos y de pie, aunque no hubo euforia.
Los empresarios lo recibieron con aplausos y de pie, aunque no hubo euforia
Tal como adelantó Infobae, el CEO del grupo Techint afirmó, en el marco del primer panel del evento, que es optimista de que "el país no va a dar marcha atrás" en cuanto a los avances logrados en materia de institucionalidad.
Pero no fue el único. Consultado por un grupo de periodistas acerca de qué pensaba de la vuelta del kirchnerismo, Coto señaló que a Fernández lo conoce desde hace muchos años, ya que le compró una empresa de seguros, y que "con el tiempo todo se aprende". "La política es el arte de lo posible. Yo ya no le tengo miedo a nada", enfatizó el dueño de la cadena de supermercados. Sobre las declaraciones del titular de la UIA, Miguel Acevedo, sobre que el gobierno de Macri había sido una desilusión, Coto enfatizó: "Es un problema de él. Yo no lo veo así".
También Rattazzi sostuvo que "Alberto puede ser muy racional". La gran duda es cuál será su margen de maniobra con Cristina como vicepresidente y el fuerte peso de La Cámpora dentro del armado político del Frente de Todos.
Reclamo de previsibilidad
Si bien se trató de suavizar cualquier mención a la coyuntura y a los candidatos electorales, hubo entre los empresarios oradores un mensaje común: para que la Argentina crezca, es necesario tener previsibilidad, algo de lo que el país carece desde hace décadas. Cuando se les preguntó a los hombres de negocios que participaron del primer panel qué significa ser empresario en la Argentina, Coto dijo "un hacedor"; Migoya, "un guerrero", para Blaquier, "un tomador de riesgos". Finalizó Rocca: "Es una persona extraordinaria para aguantar todo". Hubo risas en el auditorio.
Un Estado confiable, una moneda confiable, capacidad de coordinación. Esa cadena no existe en la Argentina (Migoya)
Lo habían escuchado bien temprano al economista Ricardo Arriazu, quien repasó la historia de volatilidades de la Argentina, dijo que es una "historia de decadencia" y planteó que "no existen soluciones mágicas" a los problemas que afronta el país. "La gente recuerda con mucho cariño al que gasta de más y odia al que busca poner la casa en orden. En la Argentina, cada cosa que hay que hacer es políticamente incorrecto. Necesitamos estadistas que ayuden a comprender por dónde hay que ir", sostuvo el economista.
Para el CEO de Ledesma, las condiciones fundamentales para crecer son la estabilidad económica, jurídica e institucional, y "la Argentina pasó el 32% de sus últimos 50 años en recesión". "Además de no tener moneda producto de la inestabilidad, la presión fiscal es asfixiante. Tenemos que rever toda nuestra política tributaria", afirmó Blaquier.
El establishment está resignado. Y se contenta con creer que lo que viene será ‘racional’
Migoya también se refirió a la falta de previsibilidad local y sostuvo que fue por eso que la firma debió buscar eso en el exterior. "Un Estado confiable, una moneda confiable, capacidad de coordinación. Esa cadena no existe en la Argentina", remarcó, a pesar de que destacó que si hubo una política de Estado que se mantuvo en los últimos años fue el impulso al sector tecnológico, con las distintas iniciativas que ayudaron a que hoy el país sea un "jugador fuerte" en este espacio. "Pero no tenemos que creérnosla. El talento es móvil y se puede ir", aseguró Migoya.
Para Coto, es clave el reordenamiento del Estado. Se refirió al sector informal de la economía y se preguntó cómo puede ser que el Estado no pueda tomarse en serio el tema. También cuestionó la alta presión tributaria. "Cada día pienso cómo puede ser que este país no salga a flote", señaló el CEO de Ledesma.
Costantini, María Luisa Macchiavello (Droguería del Sud); Pérez Companc y Rattazzi compartieron el segundo panel de la mañana, y también estuvo presente el debate sobre cómo hacer para que la Argentina crezca, tras largas décadas de inestabilidad. Casi todos remarcaron el problema de la inflación. Para el empresario automotriz, "un país con inflación es muy poco creíble y previsible", mientras que según Pérez Companc, "la Argentina tiene un enorme potencial pero no se lo deja arrancar". "Estamos en un círculo vicioso y esto desde el punto de vista empresario es desmotivante. Tenemos que ser previsibles", agregó.
A su vez, el desarrollador inmobiliario manifestó que "la inflación y la crisis de confianza ya son un problema casi estructural". "Ya no tenemos moneda. El argentino ahorra en el exterior. El mercado de capitales queda desarticulado por la inflación. Y la inflación devela la falta de acuerdo acerca de cómo distribuir el ahorro. Cuando hay una moneda estable, esas variaciones son marginales, pero no ocurre lo mismo en un escenario de inflación, que es casi una hiperinflación", sostuvo Costantini, y agregó: "La política y la economía son agresores de la vida normal que tienen que tener las familias y las empresas".
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